Los desaf¨ªos del nuevo presidente de T¨²nez
Los islamistas necesitan hallar socios de gobierno en un Parlamento fragmentado y en medio de una crisis econ¨®mica
La victoria del jurista Kais Said en las presidenciales del 15 de octubre en T¨²nez, con un 72% de los votos, ha desatado una euforia en la poblaci¨®n que no se ve¨ªa desde la primavera ¨¢rabe de 2011. A ese estado de ¨¢nimo ha contribuido el propio proceso electoral, con un debate in¨¦dito entre dos candidatos presidenciales, dos d¨ªas antes de la votaci¨®n, con una campa?a sin rastros de violencia, con una poblaci¨®n cada vez m¨¢s consciente de sus derechos y deberes. Pero los poderes del presidente en un r¨¦gimen parlamentario est¨¢n muy limitados a Exteriores y a la seguridad interior.
Abdelfat¨¢ Muru, quien hab¨ªa sido candidato a las presidenciales por el partido islamista Ennahda, ya advirti¨® sobre las dificultades: ¡°Los pr¨®ximos a?os van a ser dif¨ªciles para ¨¦l [Kais Said], porque ha levantado muchas esperanzas. Todo el pueblo le espera¡±.
En realidad, tambi¨¦n para Ennahda pueden ser dif¨ªciles los pr¨®ximos meses. Este partido islamista que gobern¨® en coalici¨®n en los ¨²ltimos cinco a?os junto al laico Nid¨¢ Tunis gan¨® las legislativas del 6 de octubre con solo 52 diputados, 17 menos que en las de 2014. Ahora necesita buscar socios de gobierno entre un Parlamento muy fragmentado. Nid¨¢ Tunis, su antiguo socio laico, con el que gobern¨® los ¨²ltimos cinco a?os, ha pasado de 86 esca?os a solo tres. Si Ennahda no consiguiera alianzas suficientes durante los pr¨®ximos cuatro meses, habr¨ªa que convocar elecciones de nuevo.
Visto desde una ¨®ptica positiva, se podr¨ªa decir que T¨²nez tiene ante s¨ª la posibilidad de asentar su democracia. En la vecina Argelia abundan los comentarios en las redes sociales donde se ensalza la libertad con la que los ciudadanos han elegido a su presidente. Un editorial del diario argelino El Watan se?alaba: ¡°Es cierto que el edificio democr¨¢tico es fr¨¢gil, pero hay que reconocerlo: T¨²nez avanza sobre bases sanas¡±.
Un observador europeo que se expresa con la condici¨®n del anonimato se?ala: ¡°Hay que tener en cuenta todas las dificultades que atraves¨® el pa¨ªs en los ¨²ltimos meses. Falleci¨® el presidente de la Rep¨²blica, Beji Ca?d Essebi, y hubo que alterar las fechas de las elecciones. A pesar de todo, se han mantenido los plazos. Y eso tiene un valor did¨¢ctico para la poblaci¨®n. La organizaci¨®n electoral tambi¨¦n ha funcionado bien. Ha habido una sedimentaci¨®n de la democracia, aunque la clase pol¨ªtica no haya estado a la altura, con demasiada gente cambiando de partido [87 de los 217 diputados cambiaron de formaci¨®n en los ¨²ltimos cinco a?os]¡±.
Otro ¨¢mbito en el que el pa¨ªs ha progresado es el de la lucha contra el terrorismo. Cuatro a?os despu¨¦s de la ola de atentados que puso de rodillas al sector tur¨ªstico, los grupos yihadistas no han sido capaces de perpetrar atentados masivos. Ahora bien, s¨ª ha habido un goteo de ataques por parte de individuos radicalizados, el ¨²ltimo, la pasada semana en la ciudad de Bizerta, cuando un presunto integrista asesin¨® a un ciudadano franc¨¦s e hiri¨® a un militar con un cuchillo. La amenaza yihadista sigue latente, aunque el gran desaf¨ªo inmediato no sea el terrorismo sino la econom¨ªa.
Despu¨¦s de ocho a?os de un elevado d¨¦ficit presupuestario anual, la deuda p¨²blica ha superado el 77%, una barrera considerada peligrosa por los expertos. El pa¨ªs firm¨® un cr¨¦dito con el FMI por valor de casi 2.600 millones de euros, de los que ya ha recibido 1.400. Para desembolsar el resto, el Fondo exigir¨¢ nuevos recortes y reformas de tipo liberal que podr¨ªan poner fin a la luna de miel con las nuevas autoridades surgidas de las urnas. El pa¨ªs padece un paro estructural superior al 15% y una inflaci¨®n al alza cercana al 7%.
El nuevo Gobierno deber¨¢ hacer dif¨ªciles equilibrios para satisfacer las demandas de justicia social de la poblaci¨®n sin desatender las exigencias del FMI, del que depende para financiar su d¨¦ficit a tipos de inter¨¦s reducidos. ¡°Ennahda, y el resto de partidos no tienen un verdadero programa econ¨®mico para sacar al pa¨ªs de la zanja¡±, se sincer¨® Abdelfat¨¢ Muru, el candidato presidencial de Ennahda, en una entrevista preelectoral con EL PA?S. De momento, el nuevo presupuesto lo presentar¨¢ un Gobierno en funciones ante un Parlamento nuevo, sin ninguna garant¨ªa de que sea aprobado.
Jalil Amiri, secretario de Estado de Investigaci¨®n Cient¨ªfica y responsable de la redacci¨®n del programa en estas legislativas de Ennahda, se?ala: ¡°Nida Tunis gan¨® las elecciones de 2014 porque la gente cre¨ªa que ellos eran buenos gestores y que nosotros no ten¨ªamos experiencia. Ahora, el pueblo se ha dado cuenta de que ellos no fueron buenos gestores y que hubo mucha corrupci¨®n. Y nosotros tambi¨¦n hemos sufrido un desgaste porque gobernamos en coalici¨®n con ellos, a pesar de que no est¨¢bamos al frente ni del Parlamento, ni del Gobierno ni de la presidencia¡±.
Los grandes desaf¨ªos ahora son muy claros, seg¨²n el dirigente de Ennahda: ¡°En primer lugar, aumentar los puestos de trabajo y luchar contra la carest¨ªa de vida. En segundo lugar, combatir la inseguridad ciudadana. Y por ¨²ltimo, luchar contra la corrupci¨®n. Nuestro gran desaf¨ªo ser¨¢ cumplir las promesas. Tendremos que recuperar la confianza de la gente¡±. Para eso, tendr¨¢n que asociarse con partidos que pueden ser m¨¢s radicales que Ennahda, pero Amiri conf¨ªa en que el hecho de incorporarse al Gobierno tendr¨¢ un ¡°efecto moderador¡±.
Respecto a reformas civiles de g¨¦nero, no se prev¨¦n grandes cambios. En los pa¨ªses musulmanes se aplica la doctrina del Cor¨¢n seg¨²n la cual las mujeres solo heredan la mitad que los hombres. T¨²nez ha sido el pa¨ªs donde m¨¢s debate se ha promovido desde el propio Gobierno para estudiar una posible reforma de la ley. Pero con el pr¨®ximo Gobierno, ese tema no estar¨¢ encima de la mesa. ¡°Esa no ha sido una gran cuesti¨®n durante la campa?a¡±, se?ala Amiri. ¡°La sociedad tunecina acepta diferentes responsabilidades para hombres y mujeres. No est¨¢ en la agenda¡±.
Las dimensiones de la victoria de Said, incluida una participaci¨®n m¨¢s alta de lo esperado, sugieren que los tunecinos han querido otorgar una nueva oportunidad al sistema democr¨¢tico. Pero si durante los pr¨®ximos cinco a?os la nueva clase pol¨ªtica no consigue moralizar la vida p¨²blica y mejorar la calidad de vida, el pa¨ªs podr¨ªa tambalearse entre el des¨¢nimo y la tentaci¨®n de un autoritarismo, que termin¨® imponi¨¦ndose en los otros pa¨ªses de las primaveras ¨¢rabes.
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