La amarga victoria de Evo Morales
El presidente de Bolivia se impuso en primera vuelta, pero pierde apoyos, afronta denuncias de fraude y debe lidiar con una crisis de legitimidad
Los bolivianos tardaron cuatro d¨ªas en conocer los resultados de las elecciones del pasado domingo. Una mayor¨ªa, que coincide a grandes rasgos con los votantes de Evo Morales, se los crey¨®. Amplios sectores de la sociedad los rechazan y dan cr¨¦dito a las denuncias de fraude de la oposici¨®n, encabezada por el exmandatario Carlos Mesa. Muchos, de todos los signos, critican la actuaci¨®n del Tribunal Supremo Electoral, el ¨®rgano encargado de velar por la transparencia de los comicios que interrumpi¨® durante casi 24 horas el escrutinio electr¨®nico sin ofrecer suficientes explicaciones. Lo que sucedi¨® esta semana en Bolivia refleja la brecha abierta en el pa¨ªs y, al mismo tiempo, el desgaste del presidente y la sensaci¨®n de que algo parece haberse quebrado.
Morales gan¨® en primera vuelta, a falta de la auditor¨ªa anunciada por la Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA), pero lo hizo con el porcentaje de apoyos m¨¢s bajo desde que asumi¨® el poder en 2005. El partido de gobierno, Movimiento Al Socialismo (MAS), obtuvo casi 300.000 votos menos que en 2014, pero a ese dato hay que a?adir el incremento del padr¨®n: el 20 de octubre hubo cerca de un mill¨®n de votantes m¨¢s que entonces. Morales obtuvo el 47% de los sufragios, frente al 61% que logr¨® en 2014. Es decir, 2,88 millones de votos ante, como record¨® esta semana el presidente, 3,17 millones, incluyendo el voto en el extranjero.
La oposici¨®n tradicional de las clases medias y altas, sobre todo urbanas y especialmente en el basti¨®n de Santa Cruz, ha sumado otro tipo de descontento: el de los j¨®venes e incluso los sectores populares. Eso se percibe, por ejemplo, en los mercados de El Alto, el municipio con mayor concentraci¨®n de ind¨ªgenas de Bolivia. Los simpatizantes de Morales se mezclan con quienes lo fueron y ya no lo son, o los que simplemente han entrado en una fase de desencanto pero lo siguen votando porque no les gustan las alternativas. Juana Guti¨¦rrez, con tres hijos, regenta un puesto de frutas en la feria de La Ceja. ¡°Todo es muy complicado¡±, dice en referencia a la situaci¨®n econ¨®mica. ¡°Pero antes estaba peor¡±. Juana habla de su hija Jessica, que pudo matricularse en la universidad y estudia Trabajo Social y, en v¨ªsperas de los comicios, afrontaba el debate sobre la continuidad del presidente con expectaci¨®n. ¡°Que sepamos no hay nada escrito, pero veremos¡±. En El Alto se impuso Morales con mayor¨ªa absoluta, un 55%, pero el domingo en los colegios electorales no faltaban los mestizos que exhib¨ªan su apoyo a Mesa. Incluso el pastor presbiteriano ultraconservador Chi Hyun Chung obtuvo en este municipio casi un 15% de apoyo.
¡°Si se prueba el fraude, vamos a segunda vuelta¡±
El presidente de Bolivia, Evo Morales, se mostr¨® este s¨¢bado m¨¢s conciliador tras haber agitado el fantasma de un golpe de Estado orquestado, seg¨²n su acusaci¨®n, dentro y fuera del pa¨ªs. El mandatario recibi¨® en los ¨²ltimos d¨ªas objeciones de Washington, Bruselas y varios pa¨ªses de la regi¨®n por las sospechas en torno al escrutinio, que le otorga la victoria en primera vuelta. La Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA) acept¨® realizar una auditor¨ªa del proceso electoral.
¡°Hemos escuchado las posiciones de las canciller¨ªas de Colombia, Argentina, Brasil y Estados Unidos. Invito a esos y otros pa¨ªses a participar de la auditor¨ªa que hemos propuesto. Que se revisen todas las actas. Si a la conclusi¨®n del proceso se prueba el fraude, vamos a la segunda vuelta¡±, asegur¨® desde las redes sociales. El Tribunal Supremo Electoral interrumpi¨® el domingo por la noche el recuento electr¨®nico cuando los datos apuntaban a una segunda ronda y lo reactiv¨® tras un d¨ªa con una variaci¨®n en la tendencia.
A las protestas contra el Gobierno se unieron hace ya meses comunidades ind¨ªgenas, sobre todo las afectadas por los incendios forestales en la Amazonia. Y tambi¨¦n sectores cocaleros, a los que las autoridades acusan de utilizar dinamita en las movilizaciones, que esta semana han derivado en episodios de violencia y han dejado decenas de heridos.
El mandatario minimiza, si embargo, esta tendencia, y la achaca a la ofensiva opositora. ¡°Siempre hemos subido¡±, record¨® el pasado jueves en una conferencia de prensa en la que denunci¨® un intento de ¡°golpe de Estado interno y externo¡±. ¡°Debemos reconocer seguramente algunos errores. Pero tanta mentira, tanto odio que ha creado ¨²ltimamente toda la oposici¨®n siento que afect¨®. Y tanto enga?o, especialmente algunos grupos juveniles¡±, agreg¨®. ¡°Hemos estado avanzando, avanzando, avanzando... ?Qui¨¦n no quisiera tener m¨¢s voto, m¨¢s apoyo? Por supuesto. Adem¨¢s, llevamos 13 a?os, 14 a?os. Tal vez hay alg¨²n desgaste, lo reconozco. Internamente tambi¨¦n tenemos diferencias¡±, consider¨®.
Esta circunstancia tiene que ver en buena medida con la crisis de legitimidad generada por la derrota en la consulta sobre reelecci¨®n indefinida de 2016. El resultado fue pasado por alto por el Constitucional y el Tribunal Electoral, que le permitieron presentarse a estas elecciones. El n¨²mero de votos que cosecha sigue siendo muy elevado. Pero al mismo tiempo su discurso, centrado en el crecimiento, los buenos datos econ¨®micos y la estabilidad, comienza a proyectarle como un representante del establishment del que siempre quiso mantenerse al margen.
Sostiene el profesor de Ciencias Pol¨ªticas y soci¨®logo Fernando Mayorga que el ¡°estilo de Gobierno¡± de Morales se caracteriza, entre otros rasgos, por la presencia de los dirigentes de las organizaciones sociales. Lo resalt¨® esta semana el propio mandatario: ¡°Este movimiento campesino ind¨ªgena no viene de polit¨®logos¡±. Queda por ver si ese respaldo se mantiene en el tiempo. Morales, si se confirman los resultados del recuento, gobernar¨¢ hasta 2025.
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