Fiebre por la Constituci¨®n en Chile
La venta de ejemplares de la carta magna de 1980 se dispararan con el anuncio de plebiscito para definir su reemplazo
A las once de la ma?ana del pasado viernes, Manuel San Mart¨ªn, chileno de 69 a?os, no pod¨ªa disimular su dicha. En apenas en un par de horas, hab¨ªa vendido 100 ejemplares de la Constituci¨®n pol¨ªtica chilena en el local que tiene al aire libre en uno de los mejores lugares del centro de Santiago por su concurrencia, la esquina de avenida Alameda con el Paseo Ahumada, justo a la salida del metro. Algunas horas antes, de madrugada, pr¨¢cticamente la totalidad de los partidos pol¨ªticos, desde la derecha a la izquierda, luego de intensas y delicadas negociaciones hab¨ªan anunciado un plebiscito en abril para elegir la f¨®rmula de reemplazo de la carta fundamental de 1980, concebida en el r¨¦gimen militar de Augusto Pinochet.
Fue la apuesta pol¨ªtica para intentar contener la revuelta social que ha costado 23 vidas (seis a manos de agentes del Estado). Las ventas de la Constituci¨®n impresa ¨Cque hab¨ªan aumentado en medio de las protestas que estallaron el 18 de octubre?¨C se fueron definitivamente a las nubes, para fortuna de las decenas de vendedores de textos jur¨ªdicos que se encuentran por todo el centro de Santiago, una rareza en el mundo.
¡°?Lleve la Constituci¨®n pol¨ªtica de Chile!?Inf¨®rmese sobre la Constituci¨®n pol¨ªtica de Chile!¡±, grita a todo pulm¨®n su hijo Marcelo, de 35 a?os, con el cantito cl¨¢sico que distingue a los casi extintos vendedores de peri¨®dicos de papel. ¡°Abr¨ª el negocio en 1989. Gracias a los textos jur¨ªdicos tengo mi casa, dos departamentos, mi auto. No he cerrado ning¨²n d¨ªa, salvo cuando me voy de fiesta¡±, bromea Manuel. En su mes¨®n ofrece el C¨®digo Tributario, el C¨®digo Penal, la Ley de Extranjer¨ªa, la Ley de Tr¨¢nsito o el Estatuto Administrativo. ¡°Mis clientes: todo tipo de gente. No solo los abogados ni los estudiantes de derecho. El C¨®digo del Trabajo, por ejemplo, todos los a?os y en todas las ¨¦pocas me lo compran como pan caliente, porque los trabajadores quieren saber de sus derechos¡±, se?ala el vendedor.
Pero en este mes protesta y de desorden p¨²blico ¨Cque no se ha detenido pese al anuncio de plebiscito¨C lo que ha disparado su venta es la Constituci¨®n, con un precio de 4.000 pesos chilenos (unos cinco d¨®lares). La Editorial Jur¨ªdica todav¨ªa no tiene cifras cerradas sobre la venta de estas ¨²ltimas semanas, donde el asunto constitucional comenz¨® a tomar fuerza en medio de la mayor crisis pol¨ªtica y social que haya enfrentado Chile desde el retorno a la democracia, en 1990.
¡°Calculamos que se ha vendido alrededor de 40% m¨¢s que en todo 2018¡±, dice Juan Contreras,? administrador de las librer¨ªas de la editorial. De acuerdo al r¨¢nking del diario El Mercurio, la Constituci¨®n pas¨® a ser el libro de no ficci¨®n m¨¢s le¨ªdo en el pa¨ªs. El peri¨®dico Las ?ltimas Noticias, en tanto ¡ªde gran lector¨ªa¡ª dedic¨® 14 p¨¢ginas de su edici¨®n dominical a ofrecer la versi¨®n ¨ªntegra de la carta magna.?
¡°Vine a comprar la Constituci¨®n para poder estudiarla junto a mi familia. Pretend¨ªa leerla por Internet, pero mi padre me encarg¨® el libro impreso¡±, relata Crist¨®bal Manr¨ªquez, de 20 a?os, estudiante de Matem¨¢ticas en la Universidad de Chile. ¡°En este pa¨ªs falta educaci¨®n c¨ªvica. Son asuntos que deber¨ªa ofrecer la escuela, pero no lo hace. La ciudadan¨ªa, por lo tanto, busca educarse por su cuenta¡±, reflexiona el universitario sobre la que parece una de las piedras angulares de un conflicto que no cede: la educaci¨®n p¨²blica debilitada.
A pocos metros, Nicole Mart¨ªnez, de 27 a?os, militante de Revoluci¨®n Democr¨¢tica del Frente Amplio de izquierda, en pleno Paseo Ahumada y con un cartel que pone ¡°Asamblea Constituyente¡± desde tempran¨ªsimo informa sobre el plebiscito a los transe¨²ntes y explica la posici¨®n de su partido. ¡°Es impresionante el inter¨¦s de la gente¡±, reflexiona la estudiante de ingenier¨ªa industrial de la Universidad de Chile. La escucha Ver¨®nica Donoso, de 71 a?os: ¡°Me siento totalmente desplazada y quiero saber. No tengo la menor idea de la Constituci¨®n vigente. Me podr¨ªan acusar de ser una vieja ignorante. Y lo acepto y ya. Pero no quiero que en esta ocasi¨®n pase lo mismo, despu¨¦s de todo lo que hemos sufrido, de todo lo que estamos pasando y hemos tenido que admitir¡±, indica la chilena, que gana 120.000 pesos de pensi¨®n (154 d¨®lares). ¡°Si no me ayudaran mis hijos, andar¨ªa a pie pelado¡±.
Lo del inter¨¦s de los chilenos por los textos legales llama la atenci¨®n de los visitantes extranjeros observadores. Lo cuenta el exdiplom¨¢tico y acad¨¦mico Fernando Reyes Matta, que cuando asumi¨® el primer Gobierno democr¨¢tico en 1990 fue anfitri¨®n de algunas destacadas visitas: ¡°Acompa?¨¦ a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez a recorrer el centro de Santiago y en la esquina del Paseo Ahumada con calle Moneda se detuvo en un local de textos legales. Cuando le cont¨¦ que el centro estaba lleno de este tipo de comercio en la v¨ªa p¨²blica y que no solo los abogados compran habitualmente las leyes ¨C, el escritor coment¨®: ¡®?Qu¨¦ curioso y qu¨¦ pa¨ªs raro! Esto no lo hab¨ªa visto en ninguna parte del mundo¡±, relata Reyes Matta. Analiza: ¡°En Chile parece haber una tendencia a buscar en lo jur¨ªdico y lo legal el orden a los cambios¡±. Incluso el bombardeo a La Moneda por parte de los militares el 11 de septiembre de 1973, que interrumpe el Estado de Derecho, cuenta con un oficio administrativo en el Ministerio del Interior.
Herencia colonial
La historiadora Alejandra Araya explica que no se trata ¡°de que los chilenos seamos apegados a las leyes¡±, porque ¡°la vigencia del adagio bajo dominio espa?ol ?¨Cla ley se acata, pero no se cumple¨C sigue vigente¡±. Lo que observa Araya, m¨¢s bien, es una tradici¨®n que data desde la ¨¦poca de la colonia: la apelaci¨®n a la ley en t¨¦rminos pol¨ªticos. ¡°Luego, Andr¨¦s Bello, figura central de la configuraci¨®n del Estado Nacional, articula la relaci¨®n entre Constituci¨®n y ley cuando la define como ¡®una declaraci¨®n de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constituci¨®n, manda, proh¨ªbe o permite¡¯. Esto es, que toda ley tiene como fuente primera de legitimidad la Constituci¨®n¡±. Para Araya, directora del Archivo Central Andr¨¦s Bello de la Universidad de Chile, ¡°esta pr¨¢ctica pol¨ªtica es la que nos hace a todos mirar a la Constituci¨®n como una instituci¨®n social en s¨ª misma y confiar en ella¡±.
El abogado y Premio Nacional de Ciencias Sociales 2009, Agust¨ªn Squella, recuerda que cuando el Gobierno anterior comenz¨® un proceso constituyente, el 70% declaraba que no sab¨ªa de qu¨¦ iba una Constituci¨®n. ¡°No es que esa impresionante proporci¨®n de nuestra poblaci¨®n no hubiera le¨ªdo la Constituci¨®n, es que ni siquiera sab¨ªan de qu¨¦ se trataba¡±, indica el escritor y columnista. ¡°Yo tengo problemas con mis alumnos en la universidad para que hagan las lecturas que les encomiendo semanalmente. Diez o 15 p¨¢ginas y eso puede estresarlos. Espero que ahora reaccionen a favor de la lectura, al menos de la Constituci¨®n, y que se formen opini¨®n acerca de lo que habr¨ªa que cambiar en ella¡±.
El acad¨¦mico de Filosof¨ªa del Derecho recalca que en Chile se lee poco y casi nadie entiende lo que lee. ¡°Tendr¨ªamos que despertar a Pablo Neruda, a Vicente Huidobro, a Gabriela Mistral, a todos nuestros grandes poetas, para que nos convencieran de los beneficios personales y sociales de la lectura¡±. Y remata: ¡°En medio de la situaci¨®n que se vive aqu¨ª no nos vendr¨ªa nada de mal, adem¨¢s, reflexionar acerca de que la vida en sociedad supone la vigencia de normas de convivencia y de instituciones a cargo de producirlas y aplicarlas¡±.
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