La larga marcha hacia el sur del exilio venezolano
La ciudad argentina de Puerto Iguaz¨², en la frontera con Brasil, se convierte en la puerta de entrada de los migrantes de bajos recursos, que llegan despu¨¦s de recorrer miles de kil¨®metros, en algunos casos a pie
"Si no te vas t¨², me voy yo", le dijo Anyulina Hern¨¢ndez a su marido, en la Navidad de 2017. Anyulina tiene tres hijos. Vivi¨® toda su vida en Matur¨ªn, un pueblo peque?o del este de Venezuela. "La regi¨®n petrolera que supo mover mucho dinero", aclara. Francisco, su marido, se resist¨ªa a emigrar, pero la pobreza y el desabastecimiento fueron inmanejables. Ambos rondando los 40 a?os, de sonrisa f¨¢cil y hablar pausado, llegaron a Argentina en 2018 para empezar de nuevo.
El barrio en el que viv¨ªan en Matur¨ªn se vaci¨®, los vecinos emigraron a Estados Unidos, Colombia y Ecuador. Las casas est¨¢n cerradas y abandonadas desde 2015. "Yo me estaba enfermando. No hab¨ªa leche, no hab¨ªa pa?ales, el pan se compraba por unidad y no consegu¨ªa medicamentos para la presi¨®n de mi mam¨¢. Se me ca¨ªa el pelo y ya casi no dorm¨ªa", aclara. Anyulina y su marido liquidaron la empresa que ten¨ªan y vinieron a Argentina con lo justo. Les llev¨® tres a?os tramitar la documentaci¨®n para salir de Venezuela.
"?l ten¨ªa fe en que las cosas iban a cambiar, pero yo no, porque trabajaba para el Estado y estaba viendo todo desde adentro", aclara. Francisco es ingeniero, como otros 16.000 que han llegado a Argentina desde 2015, lo que les facilita encontrar trabajo en mantenimiento, electricidad o plomer¨ªa. Puerto Iguaz¨², la ciudad tur¨ªstica que se abre a las imponentes Cataratas del Iguaz¨², en el l¨ªmite con Brasil, es la localidad por la que ingresan la mayor¨ªa desde hace dos a?os.
A diferencia de los primeros venezolanos que llegaron al pa¨ªs en avi¨®n y con dinero, desde 2018 un segundo grupo entra a Argentina por los pasos fronterizos de Brasil y Bolivia. Son familias y adultos mayores, con muy pocos recursos, que viajan en autob¨²s o a pie. "Las condiciones en las que llegan son mucho m¨¢s precarias y sin dinero. Es la oleada de la revinculaci¨®n familiar, de los que ya est¨¢n establecidos en el pa¨ªs y traen a sus familias", explica Rodrigo Cuba, director nacional de Emergencias y Desastres de Cruz Roja Argentina. EL PA?S visit¨® a finales de septiembre los puestos que la organizaci¨®n ha montado en la frontera para asistir a los migrantes venezolanos.
Francisco viaj¨® primero y encontr¨® en Puerto Iguaz¨² un lugar para quedarse. Desisti¨® de seguir hacia Buenos Aires, donde lo esperaba un sobrino, y consigui¨® un empleo al poco de llegar como encargado de mantenimiento de un hotel. Puerto Iguaz¨² es la puerta de entrada a las cataratas y pasan por all¨ª miles de turistas cada d¨ªa. Ten¨ªa otros trabajos como gu¨ªa tur¨ªstico y chofer de autob¨²s cuando ten¨ªa la oportunidad. En pocos meses pudo reunir el dinero suficiente para traer a Anyulina y sus hijos y, un a?o m¨¢s tarde, a su suegra. "Mam¨¢ lleg¨® a mitad de este a?o, con varios kilos menos y con signos de depresi¨®n por la separaci¨®n familiar. Cre¨ªa que no nos iba a ver m¨¢s", dice Anyulina. Hoy viven todos juntos y para fin de a?o se trasladar¨¢n a Neuqu¨¦n, en la Patagonia argentina, donde ¨¦l empezar¨¢ a trabajar en una empresa petrolera.
En 2018, llegaron a Argentina 70.000 venezolanos, dos veces la cantidad que ingres¨® en 2017 y el triple de los que se radicaron en el pa¨ªs entre 2012 y 2016. Ante la situaci¨®n precaria en la que llegaban, Cruz Roja Argentina instal¨® una unidad m¨®vil de asistencia a ambos lados de la frontera para asesorarlos sobre sus derechos y ayudarlos en caso de necesitar alojamiento, transporte o comida. Desde marzo de este a?o, un tr¨¢iler rojo con la tradicional cruz que identifica a la organizaci¨®n los recibe antes de llegar ante las autoridades migratorias. "Hay gente que camina desde Foz de Iguaz¨² a Argentina [unos 15 kil¨®metros], porque solo tienen para el pasaje de avi¨®n. Vienen hambrientos, con un bolso peque?o y muy agotados. A los que no tienen destino, les damos alojamiento, traslado y vi¨¢ticos por unos d¨ªas, para que puedan acomodarse", explica Rhaimart Barrios, una joven venezolana de 27 a?os que lleg¨® a Argentina en 2017 y es la encargada de ayudarlos.
Emigrar significa dejar todo para los cuatro millones de venezolanos que necesitaron huir de la falta de comida, agua, electricidad y servicios m¨¦dicos b¨¢sicos en muchos pueblos y ciudades del pa¨ªs. El ¨¦xodo comienza a bordo de un autob¨²s sin ventilaci¨®n, con las ventanas rotas y los bidones de gasolina ocupando el lugar del equipaje. Las condiciones de contrataci¨®n de cualquier transporte son abusivas y se deben pagar por adelantado los sobornos para los diferentes puestos de seguridad que cruzar¨¢n durante su viaje por la ruta hasta Santa Elena, ciudad venezolana en el l¨ªmite con Brasil.
"El conductor llevaba bolsos negros, llenos de billetes, para entregar a los militares en la ruta. Nos pararon muchas veces hasta que llegamos a la frontera", describe un caraque?o que pidi¨® resguardar su identidad. De Santa Elena caminan hasta Boa Vista, ciudad en la Amazonia brasile?a de 400.000 habitantes y en la que viven 53.000 venezolanos emigrados en los ¨²ltimos cinco a?os. All¨ª las opciones son quedarse o seguir hacia Argentina, para lo cual necesitan un pasaje de avi¨®n hasta Foz de Iguaz¨² que tiene un valor promedio de 150 d¨®lares. Los que no tiene dinero, se quedan all¨ª como refugiados hasta que el Estado los organice. Jos¨¦ (nombre ficticio) acaba de llegar a Puerto Iguaz¨² y se encuentra verificando su equipaje en migraciones. ¡°Mi familia qued¨® all¨¢, esperando que pueda ir a buscarlos¡±.
Los emigrados prefieren no dar sus nombres por miedo. Ante el ¨¦xodo del ¨²ltimo quinquenio, el r¨¦gimen chavista traba cada d¨ªa m¨¢s la salida de sus ciudadanos, obstaculizando los tr¨¢mites para expedir documenos. Por ello, el Gobierno argentino redact¨® en 2018 una disposici¨®n que flexibiliz¨® los requisitos de ingreso de los venezolanos. "Por ac¨¢ pasa un promedio de 70 venezolanos por d¨ªa y, con esta medida, logramos que no queden varados en la frontera", dice Jorge Lacour, director de la oficina de migraciones en Puerto Iguaz¨².
Los brazos abiertos de mam¨¢ Carmen
Un hostel sin nombre es el centro de reuni¨®n y hospedaje de todos los venezolanos que llegan a Puerto Iguaz¨². Saben que all¨ª podr¨¢n tener m¨¢s que una cama y una ducha. Carmen Ben¨ªtez, la propietaria, trabaj¨® como enfermera toda su vida y hoy, con 67 a?os, se dedica a ayudar a la gente que lo necesita. "Mi mam¨¢ era muy solidaria, nos sacaba hasta de nuestra cama para d¨¢rsela a la gente. Aunque nosotros no ten¨ªamos mucho, nos ense?aba a compartirlo con los dem¨¢s", recuerda.
Para los emigrados, Carmen Ben¨ªtez es ¡°mam¨¢ Carmen¡±, y as¨ª llaman a su hostel: "Lo de mam¨¢ Carmen". Mar¨ªa Lezama lleg¨® con su marido hace m¨¢s de un a?o a este hostel y Carmen le ofreci¨® trabajo y hospedaje. Alta, de caderas anchas y paso bamboleante, su sonrisa amplia contrasta con las dificultades que tuvo que atravesar para llegar. Sus hijos quedaron repartidos en Venezuela y solo dos viven hoy con ella. "No era chavista, pero nadie lo sab¨ªa donde trabajaba porque perd¨ªa el puesto. Nos obligaban a ir a actos y me tuve que afiliar al PSUV [el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela] para tener acceso a un cr¨¦dito", recuerda. Mientras cuenta su historia, cocina unas arepas para los venezolanos que pernoctan esta noche aqu¨ª. Durante unas horas, casi olvidan su realidad y r¨ªen comparando c¨®mo las mismas palabras pueden significar cosas tan diferentes en Venezuela y Argentina.
La mayor¨ªa de los venezolanos que llega a Argentina son profesionales, pero trabajan de lo que pueden. Tiendas, bares, taxis y hoteles son algunos de los lugares en los que los argentinos est¨¢n acostumbrados a encontrarlos. "Lo que importa es juntar el dinero para traer a la familia", explica C¨¦sar, licenciado en inform¨¢tica, mientras saborea las arepas en "Lo de mam¨¢ Carmen". C¨¦sar lleg¨® hace una hora junto a su mujer y su hijo, a los que fue a buscar a la frontera venezolana en autob¨²s, en una traves¨ªa de cuatro d¨ªas. ¡°Dej¨¦ a mi hijo con nueve meses y ahora tiene dos a?os", dice, se?alando a Fabi¨¢n. Viv¨ªan en Cuman¨¢, una ciudad tur¨ªstica donde ¨¦l regentaba un restaurante que administraron tres generaciones de su familia. El dinero no alcanzaba y a finales de 2017 tomaron la decisi¨®n de emigrar. Marta se mud¨® a la casa de su madre para esperar all¨ª a que su marido volviera a buscarlos.
?l parti¨® hacia Per¨², donde ten¨ªa amigos que ya hab¨ªan emigrado, pero no tuvo suerte y, dos meses despu¨¦s, hizo un largo trayecto en autob¨²s y a pie por la ruta andina hasta que lleg¨® a Argentina en 2018. Consigui¨® un empleo en una empresa de servicio de comidas a los pocos d¨ªas de llegar y all¨ª sigue m¨¢s de un a?o despu¨¦s. "Lo ¨²nico que me importaba era traer a mi familia", agrega. Trabaj¨® todos los d¨ªas de la semana, sin descanso, hasta que logr¨® reunir el dinero suficiente para pagar los pasajes. Ahora, se muestra orgulloso de poder vivir con su familia en un piso alquilado de esta ciudad.
?xodo de profesionales
Entre 2015 y 2018 llegaron a Argentina m¨¢s de 16.000 ingenieros, 10.000 economistas y 5.000 profesionales de la salud. Despu¨¦s de la Declaraci¨®n de Quito de 2018 ¡ªcon la que ocho pa¨ªses latinoamericanos se comprometiron a dar ayuda humanitaria al ¨¦xodo venezolano¡ª, Argentina organiz¨® centros de orientaci¨®n laboral para incentivar que los migrantes se trasladaran a diferentes puntos del pa¨ªs y descomprimir as¨ª la presi¨®n sobre Buenos Aires. Es en la capital donde vive casi el 70% de los venezolanos emigrados.
Neuqu¨¦n es otro destino codiciado. En el ¨²ltimo a?o, se cuadruplic¨® el n¨²mero de venezolanos que viven aqu¨ª. Esta es la cuenca petrol¨ªfera m¨¢s importante de Argentina, una de las especialidades m¨¢s comunes entre los profesionales que vienen de Venezuela. Felipe acaba de llegar y espera su documentaci¨®n. Es ingeniero, padre de dos hijos y se fue de la petrolera estatal PDVSA Su mujer se fue a Colombia y sus hijos se quedaron en Venezuela con la abuela. ¡°Ni bien me establezca en mi nuevo trabajo, voy a ir a buscarlos", agrega Felipe.
Los venezolanos en el mundo se ayudan gracias a las redes sociales. Re¨²nen dinero, compran pasajes, consiguen medicamentos, se intercambian informaci¨®n y ofertas de trabajo. Y cuentan lo que han vivido a trav¨¦s de p¨¢ginas en Facebook como Arepa Viva o Venezolanos en Puerto Iguaz¨². Estos nombres se repiten en todo el mundo. Extra?an su clima, su acento, el sonido de los guacamayos, el olor a guayaba y a mango, el sabor del ma¨ªz o del quesillo, el verde de sus ¨¢rboles y el ritmo de la salsa. Aunque todos agradecen estar en Argentina, coinciden en que quieren volver, que esto es temporal, hasta que "cambie el gobierno y vuelva la democracia", dicen.