Condenados dos ex primeros ministros de Argelia a 15 y 12 a?os de c¨¢rcel
El juicio por corrupci¨®n contra varias personalidades afines al expresidente Buteflika concluye ante la indiferencia de miles de ciudadanos que protestan contra las presidenciales del jueves
La justicia argelina se est¨¢ empleando a fondo contra las figuras pol¨ªticas que sostuvieron al presidente Abdelaziz Buteflika durante buena parte de sus cuatro mandatos, entre 1999 y 2019. Este martes dos antiguos primeros ministros, Ahmed Ouyahia, de 67 a?os, y Abdelmalek Sellal, de 71, han sido condenados por un tribunal civil de Argel a 15 y 12 a?os de prisi¨®n por delitos de corrupci¨®n relacionados con una cadena de montaje de autom¨®viles.
Hace diez meses, cuando empez¨® el movimiento de protestas ¡ªHirak, en ¨¢rabe¡ª la noticia habr¨ªa tenido mucho impacto. Es la primera vez desde la independencia del pa¨ªs, en 1962, que se condena a dos primeros ministros. Pero hoy los ciudadanos est¨¢n a otra cosa. El nombre en boga ya no es el de los hermanos Buteflika, ni el del ex primer ministro Ouyahia, que en su d¨ªa fue de las figuras m¨¢s odiadas del pa¨ªs. El hombre clave ahora es el jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Gaid Salah, quien ha impulsado las elecciones presidenciales que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo 12 de diciembre.
Este martes, mientras se dictaba sentencia, decenas de miles de estudiantes en varias ciudades del pa¨ªs se manifestaban, como todos los martes desde hace diez meses, por la instauraci¨®n de un r¨¦gimen democr¨¢tico y en contra de las presidenciales que promueve el poder militar. Algunos activistas tem¨ªan que esas penas tan pesadas contra personalidades del r¨¦gimen Buteflika pudiesen animar a algunos ciudadanos a acudir a las urnas. Argumentaban que no es casual que las sentencias se conozcan solo 48 horas antes de las presidenciales.
Adem¨¢s de los dos primeros ministros, ha sido condenado en ausencia el antiguo ministro de Industria, Abdeslam Bouchoureb, quien gracias a estar huido se libra de una pena de 20 a?os de c¨¢rcel. Otros dos antiguos ministros de Industria, Mahdjoub Bedda y Yousef Yousfi, tambi¨¦n fueron sentenciados a 15 a?os y los empresarios Ali Haddad, Ahmed Mazouz, Mohamed Bairi y Hassan Larbaoui, a diez a?os.
El juicio se ha desarrollado en tres d¨ªas. Cuando cedieron la palabra a los acusados todos se declararon inocentes. Pero el ex primer ministro Abdelmallek Sellal (2014-2017) declar¨® entre l¨¢grimas: ¡°Os lo suplico, no me dejen acabar mis d¨ªas en la c¨¢rcel. He servido al Estado durante 47 a?os, yo no soy ning¨²n corrupto¡¡±.
Por su parte, Ahmed Ouyahia, se defin¨ªa como el hombre de los trabajos sucios. Fue primer ministro con Buteflika durante diez a?os (1995-1998, 2003-2006, 2008-2012). Cuando comenzaron las protestas contra el quinto mandato de Buteflika, el 22 de febrero, se ensuci¨® bien las manos al amenazar a todo el que osara protestar contra el quinto mandato: ¡°El Estado ya ha probado en el pasado que puede controlar las calles. (¡) Hemos hecho comprender al grupo que recorre el pa¨ªs pidiendo el boicot que pueden pedir salas. Pero no sacar¨¢n a la gente a la calle. Les impediremos que controlen la calle y que nos creen la anarqu¨ªa¡±.
Hace solo diez meses, Ouyahia no pod¨ªa imaginar que ¨¦l se ver¨ªa en la c¨¢rcel y decenas de miles de argelinos seguir¨ªan en las calles, cada martes y cada viernes, protestando contra unas presidenciales auspiciadas por el mismo hombre fuerte que apoy¨® a Buteflika durante varios lustros, el general Ahmed Gaid Salah.
Las purgas comenzaron en verano. En septiembre un tribunal militar conden¨® a 15 a?os de c¨¢rcel a Said Buteflika, por "socavar la autoridad del Ej¨¦rcito" y "conspirar contra la autoridad del Estado¡±. Tambi¨¦n fueron condenados a 15 Mohamed Mediane, alias Tufik, que fue responsable de los poderosos servicios secretos durante un cuarto de siglo (1990-2015) y se le conoc¨ªa como Dios, y Atm¨¢n Tartag, alias Bachir, quien sustituy¨® a Tufik en los ¨²ltimos cuatro a?os y era un fiel aliado de Said Buteflika.
Varios activistas del Hirak indicaron entonces que esas detenciones no trataban de aplicar la justicia sino de ejercer la revancha entre los clanes que se han venido repartiendo el poder en Argelia desde 1962. A lo largo de los ¨²ltimos meses, mientras se ejecutaban las purgas en el poder, tambi¨¦n eran ingresados en prisi¨®n cientos de manifestantes por delitos relacionados con la libertad de expresi¨®n. Ahora, los manifestantes del Hirak piden la libertad de sus compa?eros de lucha, mientras las sentencias contra los viejos mandos del r¨¦gimen apenas provocan reacciones.
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