Los bastiones laboristas castigan la ambig¨¹edad de Corbyn con el Brexit
Los conservadores arrebatan al laborismo m¨¢s de 20 feudos hist¨®ricos
Todo lo que no es tradici¨®n es plagio. Boris Johnson hizo este s¨¢bado una gira triunfal por algunas de las circunscripciones que durante d¨¦cadas hab¨ªan votado al laborismo y que el pasado jueves dieron la espalda al l¨ªder del partido, Jeremy Corbyn. "No defraudaremos la confianza que hab¨¦is depositado en nosotros", ha proclamado el primer ministro en un discurso que recordaba al que hace a?os pronunci¨®?el ex primer ministro laborista, Tony Blair. "Recordad que no somos los amos, sino los sirvientes del pueblo brit¨¢nico", dijo Johnson en Sedgefield, donde durante a?os sostuvo su esca?o. "Todo lo que pedimos es la oportunidad de servir", proclam¨® el joven abogado Blair aquella noche de 1997 en la que arras¨® por todo el pa¨ªs y puso fin a 18 a?os de dominio conservador.
En la jerga de pol¨ªticos y periodistas se conoc¨ªa como "la muralla roja". Desde el norte de Gales a la costa de Northumberland, en el extremo nororiental de Inglaterra, pasando por las llamadas Midlands (Tierras Medias). Regiones mineras e industriales, de fuerte tradici¨®n obrerista, donde el Daily Mirror era el manual de cabecera y algunos vecinos aseguraban que se dejar¨ªan amputar la mano antes de marcar la casilla conservadora en la papeleta. Bolsover, Workington, Bishop Auckland, Blyth Valley, Don Valley, Sedgefield...La revoluci¨®n de Boris Johnson ha dado la vuelta a 24 circunscripciones donde la izquierda domin¨® la escena durante casi un siglo.
Dos razones, sugieren sondeos poselectorales como los realizados por Deltapoll u Opinium, explican el hundimiento. Ambas pr¨¢cticamente con el mismo peso. La frustraci¨®n provocada por tres a?os de debate sobre el Brexit, respaldado mayoritariamente en esas zonas del pa¨ªs. Y el rechazo masivo hacia la personalidad pol¨ªtica de Jeremy Corbyn. "?Qu¨¦ sentido tiene el Partido Laborista si no representa ni respeta la voz de la gente? Es evidente, aqu¨ª en Doncaster y en muchas otras partes del pa¨ªs, que los votantes de fuerte tradici¨®n laborista han rechazado a nuestro candidato a primer ministro y a sus pol¨ªticas", aseguraba entre l¨¢grimas Caroline Flint. Diputada de esa circunscripci¨®n desde hac¨ªa 22 a?os (en la ola del triunfo total de Blair), culpaba con rabia al l¨ªder del partido por la p¨¦rdida, por primer vez en un siglo, de este basti¨®n.
Corbyn y sus aliados intentaron contentar a todos sus votantes y acabaron por disgustar a todos. A los de la periferia y a los de las grandes ciudades, a los j¨®venes y a los mayores. A un Reino Unido multicultural y diverso y a una Inglaterra seguidora del rugby y las ligas menores de f¨²tbol, con la sensaci¨®n de no haber sido escuchada. "Si no afrontamos como es debido todos estos asuntos y preocupaciones, crearemos un vac¨ªo que ser¨¢ ocupado por una extrema derecha que aspira a convertirse en la voz de la clase trabajadora blanca", advirti¨® hace meses el l¨ªder del sindicato Unite y firme aliado de Corbyn, Len McCluskey. No se esforz¨® en disimular al a?adir el adjetivo "blanca". Fueron gente como ¨¦l los que convencieron a Corbyn de que se mantuviera en la ambig¨¹edad respecto al Brexit y evitara expresar claramente cu¨¢l iba a ser la pol¨ªtica de inmigraci¨®n del partido. Soliviant¨® de ese modo al electorado proeuropeo y no convenci¨® al votante laborista tribal.
"Vamos a pagar a toda la gente del noreste de Inglaterra la confianza que ha depositado en el Partido Conservador y para ello lo primero que haremos ser¨¢ cumplir con el Brexit", ha proclamado un euf¨®rico Johnson, consciente de que tiene en sus manos la posibilidad de consolidar una nueva mayor¨ªa que ha abandonado sus lealtades partidistas y se ha entregado en sus manos.
Dennis Skinner, diputado laborista por Bolsover durante medio siglo, lleg¨® a dar nombre a un tipo de votante. Rudo, ¨¢spero, con unas enormes patillas blancas, parec¨ªa salido de una pel¨ªcula de Ken Loach. Codo a codo con los mineros en cada una de las grandes huelgas del siglo pasado. Hijo de minero. Republicano hasta la m¨¦dula y famoso por sus comentarios en voz alta cada vez que llegaba Isabel II al Parlamento para inaugurar la legislatura. "Dile que pague sus impuestos", por ejemplo. Y profundamente partidario del Brexit. El jueves perdi¨® su esca?o por poco m¨¢s de 5.000 votos, que acab¨® en manos del conservador Mark Fletcher.
La amenaza se ve¨ªa llegar y el Brexit la precipit¨®. Algunas de estas regiones comenzaron a dar se?ales de desapego cuando en 2015 respaldaron el UKIP del ultranacionalista Nigel Farage. Y antes. Durante el intento fallido de Ed Milliband de resucitar el Partido Laborista. Se hablaba entonces de la divisi¨®n de sus votantes entre los "amantes de la cerveza" y los "amantes del vino". Parad¨®jicamente, muchos de los primeros han acabado por decidir en estas elecciones que conf¨ªan m¨¢s en un ferviente consumidor de vino como es Boris Johnson. Aunque este s¨¢bado ha brindado con cerveza.
El 'cerebro gris' del laborismo anuncia que se retira
John McDonnell, el hombre responsable del "programa radical" que present¨® el laborismo en estas elecciones y verdadero cerebro gris de la formaci¨®n, ha anunciado este s¨¢bado que no formar¨¢ parte de la nueva direcci¨®n que surja a principios del 2020. "Ya he cumplido mi parte. Necesitamos pasar a otra fase, con un nuevo l¨ªder. Debemos aprender las lecciones, escuchar a la gente y construir por todo el pa¨ªs una amplia coalici¨®n", ha asegurado a la BBC.
Marxista autodidacta, radical en sus principios pero educado en las formas y la apariencia, McDonnell supo ganarse a parte del empresariado brit¨¢nico con sus m¨²ltiples reuniones informativas para transmitirles tranquilidad. Pero lo que lograba durante el d¨ªa, lo derribaba por la noche el n¨²cleo corbynista m¨¢s radical. Lleg¨® a convencerse de que el partido necesitaba ser m¨¢s claro en su defensa de la permanencia en la UE, pero fue demasiado tarde para convencer a Corbyn de que realizara ese giro.
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