La fragilidad de los Estados dificulta la lucha de Am¨¦rica Latina contra el coronavirus
La Covid-19 se instalar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas en una regi¨®n en la que el crimen organizado controla amplias ¨¢reas y el liderazgo pol¨ªtico afronta tensiones internas que obstaculizan la toma de decisiones de salud p¨²blica
La llegada de la pandemia del coronavirus enfrenta a Am¨¦rica Latina a sus peores fantasmas. El impacto a¨²n es relativo, en comparaci¨®n con Europa o Asia, pero la secuencia es tan similar y el anuncio de la llegada del asteroide tan estruendoso, que casi todos los Gobiernos ya se han puesto en lo peor. Incluso los dirigentes m¨¢s esc¨¦pticos, prudentes o desconfiados, por convicci¨®n o por necesidad, ya dan su brazo a torcer. El coronavirus se instalar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas y semanas en una regi¨®n con muchas carencias. Lo har¨¢ adem¨¢s en lugares donde, a diferencia de lo visto en el resto del mundo, el Estado no existe y dificulta a¨²n m¨¢s la lucha contra el contagio.
Am¨¦rica Latina, un subcontinente donde habitan 600 millones de personas, ha quedado confinada. Apenas es posible el tr¨¢nsito entre pa¨ªses despu¨¦s de que todas las grandes potencias, a excepci¨®n de M¨¦xico, hayan cerrado sus fronteras, incluso las a¨¦reas, caso de Colombia. Y en esta ocasi¨®n para casi todos, pues durante a?os esos pasos han estado limitados, cuando no clausurados, para millones de migrantes que hu¨ªan de la miseria y la violencia, provenga esta de Venezuela o de Centroam¨¦rica camino de Estados Unidos. Medidas que, sin embargo, no est¨¢ claro que puedan tener un impacto real para frenar el contagio, en la medida en que Corea del Sur, el ejemplo al que mira todo el mundo, no ha cerrado sus fronteras.
En el caso de Am¨¦rica Latina, apunta Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales en la Fundaci¨®n Getulio Vargas de S?o Paulo, puede considerarse ¡°simb¨®lico, para dar la sensaci¨®n de que los Gobiernos est¨¢n haciendo algo¡±. ¡°No hay duda de que el cierre de fronteras tendr¨¢ consecuencias negativas e impredecibles con el tiempo. Muchos pa¨ªses est¨¢n integrados, como por ejemplo M¨¦xico y Estados Unidos o Argentina y Brasil. Esos nexos se est¨¢n dejando de lado y no estoy seguro si se volver¨¢n a restaurar¡±, ahonda Brian Winter, vicepresidente de Americas Society y Council of the Americas.
Al freno al tr¨¢nsito de personas ¡ªsalvo entrada y salida de connacionales o residentes¡ª le han seguido decisiones m¨¢s dr¨¢sticas, in¨¦ditas, como la cuarentena obligatoria declarada en Argentina, que aplicar¨¢ Colombia a partir de este martes despu¨¦s del simulacro con que se adelant¨® Bogot¨¢ y que ha evidenciado una tendencia global, agudizada en la regi¨®n: la polarizaci¨®n y las tensiones internas, en la medida en que la alcaldesa de la capital colombiana, Claudia L¨®pez, tiene una valoraci¨®n de hasta el 70% en algunas encuestas, casi el triple que la del presidente, Iv¨¢n Duque.
A la aparente carencia de liderazgos s¨®lidos se le une la imposibilidad de adoptar medidas conjuntas, por mucho que algunos pa¨ªses sudamericanos hiciesen el esfuerzo la semana pasada. Algo que, sin embargo, no es una particularidad de Am¨¦rica Latina, pues ah¨ª est¨¢ la Uni¨®n Europea, con cinco d¨¦cadas de historia, que no logra adoptar medidas que satisfagan a todos los pa¨ªses que la forman. ¡°Ha habido liderazgos firmes, como Argentina, Per¨², Colombia o Ecuador y, en el otro lado, Brasil y M¨¦xico. Pero a¨²n hay tiempo de que los Gobiernos cambien su forma de actuar¡±, opina Winter, que pone el ejemplo de Donald Trump. ¡°Esta crisis no se parece a ninguna que hayamos vivido antes. Es solo el principio, lo que hoy es popular ma?ana puede no serlo¡±, a?ade el analista.
Si hay un rasgo, sin embargo, que no se visualiza en otras regiones del mundo y es latente en la mayor parte de Am¨¦rica Latina, principalmente en sus potencias, es la ausencia del Estado. Muchos pa¨ªses, caso de M¨¦xico, ponen de ejemplo a China a la hora de adoptar ¡ªo no¡ª medidas para frenar la propagaci¨®n del virus, pero en el caso del pa¨ªs asi¨¢tico el Estado mostr¨® una fuerza que, salvo en pa¨ªses donde impera el autoritarismo, como Venezuela, cuesta vislumbrar. No se trata ya de que haya personas que se salten las normas impuestas por las autoridades, como se percibe en todo el mundo, sino de que hay lugares en Am¨¦rica Latina donde el Estado ¡ªsus gobernantes, el Ej¨¦rcito¡¡ª es una ilusi¨®n. Esto es, millones de personas gobernadas o m¨¢s bien controladas por el crimen organizado, donde la violencia es la respuesta. En Colombia, este fin de semana, en un mot¨ªn en una c¨¢rcel murieron m¨¢s personas hasta ahora que por el coronavirus: al menos 23. ¡°Son zonas donde hay grupos que desaf¨ªan el control del Estado, como las favelas en Brasil¡±, ahonda Stuenkel. ¡°Esto dificulta bastante o reduce la capacidad del Estado de imponer medidas, como la de distanciamiento social. Pero no solo ocurre en estos lugares, tambi¨¦n en poblaciones alejadas, como la Amazonia, el trabajo de contener el coronavirus va a ser muy dif¨ªcil¡±, a?ade el polit¨®logo de la Fundaci¨®n Getulio Vargas.
¡°La crisis acelerar¨¢ algunos movimientos hasta ahora m¨¢s imperceptibles, como el papel m¨¢s activo de los militares que se recuerda desde los a?os ochenta. Por otro lado, vemos c¨®mo la popularidad de presidentes democr¨¢ticos que han reaccionado con firmeza, como Mart¨ªn Vizcarra en Per¨², ha mejorado. Quiz¨¢s, si los gobernantes act¨²an bien, se puede revertir esa tendencia de que los latinoamericanos hab¨ªan perdido la fe en sus dirigentes y en la democracia en general¡±, a?ade Winter.
M¨¢s all¨¢, las medidas para tratar de contener la propagaci¨®n del virus, el freno a la curva que est¨¢ generando un caos global, no se entienden, por acci¨®n o por omisi¨®n, sin la sacudida que va a generar a la econom¨ªa de los pa¨ªses. Si Am¨¦rica Latina sali¨® pr¨¢cticamente indemne de la crisis de 2008, en esta ocasi¨®n se vislumbra como la regi¨®n que puede sufrir el mayor golpe. El mero hecho de que ya haya cundido el nerviosismo sin haber llegado siquiera a aproximarse al n¨²mero de fallecidos que asola Europa, da buena medida del miedo de los gobernantes.
En este sentido, el ejemplo m¨¢s evidente es el de M¨¦xico, donde millones de personas viven al d¨ªa y cualquier aislamiento les condenar¨ªa a¨²n m¨¢s a la pobreza, que, en palabras de algunos funcionarios del Gobierno en privado, mata m¨¢s que el virus. ?Por qu¨¦ el Gobierno no ha tomado medidas m¨¢s dr¨¢sticas?, es la pregunta que recorre cualquier conversaci¨®n sobre la pandemia dentro y fuera de M¨¦xico. La respuesta, al principio se intu¨ªa, pero la ha verbalizado sin tapujos el propio presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. El mandatario, que en una semana ha pasado de darse ba?os de masas, obviar las recomendaciones y que se mostraba incluso optimista ante el posible da?o a la econom¨ªa ¨C¡°Deseo que no afecte, me llamar¨¢n irresponsable¡±, lleg¨® a decir¡±- ha tenido que virar su discurso a la realidad. Si el viernes pidi¨® a la poblaci¨®n que no ¡°exagerara¡± los da?os del coronavirus, porque podr¨ªa da?ar a la econom¨ªa, este domingo fue cristalino: ¡°Tenemos que ver c¨®mo nos va al enfrentar la crisis econ¨®mica que se avecina¡±.
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