El virus eclipsa un Ramad¨¢n marcado por la pobreza y el confinamiento
La recesi¨®n y las restricciones a la beneficencia amenazan la estabilidad social al inicio del mes de ayuno musulm¨¢n
Ni las iluminaciones de la puerta de Damasco de Jerusal¨¦n ni los farolillos de Ramad¨¢n en la calles que conducen a la mezquita de Al Azhar, en El Cairo, alumbrar¨¢n a partir de este viernes a los fieles camino de la explanada de Al Aqsa, tercer lugar santo para los musulmanes, o hacia el faro teol¨®gico del islam en el coraz¨®n hist¨®rico de la capital egipcia. Estos templos de Oriente Pr¨®ximo se encontrar¨¢n vac¨ªos por primera vez en 14 siglos, mientras los creyentes siguen las pr¨¦dicas por televisi¨®n o las redes sociales desde el confinamiento en sus hogares. En Beirut, las calles siguen desnudas, sin las tradicionales decoraciones. El mes de ayuno y oraci¨®n se ve eclipsado por la pandemia de coronavirus y trae a los libaneses el recuerdo de la desolaci¨®n en la guerra civil (1975-1990).
Aunque la pandemia no ha afectado en Oriente Pr¨®ximo (salvo en Ir¨¢n), con la misma intensidad y mortandad con la que ha golpeado Europa, la recesi¨®n derivada de la paralizaci¨®n de la econom¨ªa amenaza la fr¨¢gil estabilidad social de la regi¨®n. La crisis econ¨®mica ha hundido a la mitad de los 4,5 millones de libaneses bajo el umbral de la pobreza, seg¨²n cifras del Banco Mundial, mientras los precios de productos b¨¢sicos se han disparado hasta un 60%.
M¨¢s all¨¢ de la observancia de los preceptos religiosos, el Ramad¨¢n es un periodo distinguido por el estrechamiento de lazos comunitarios entre los musulmanes y por la celebraci¨®n de multitudinarios actos ben¨¦ficos, entre los que destacan los iftar p¨²blicos para romper el ayuno diario.
Estas cenas gratuitas contribuyen a mitigar durante un mes las cargas que sufren las clases m¨¢s desfavorecidas en un momento de gran consumo para las familias, pero la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha pedido que ¡°se evite que un gran n¨²mero de personas se re¨²nan en lugares asociados al Ramad¨¢n¡±.
Clausura en Tierra Santa
Mientras el Gobierno de Israel (14.500 casos de infecci¨®n registrados,190 muertes) se dispone a seguir desescalando las medidas de confinamiento, tambi¨¦n ha decretado un cierre nocturno durante el mes sagrado musulm¨¢n. Excepto las farmacias, todos los establecimientos permanecer¨¢n clausurados entre las seis de la tarde y las tres de la madrugada ¨Ccuando se producen las mayores aglomeraciones de p¨²blico durante Ramad¨¢n¨C en las poblaciones ¨¢rabes (que agrupan a un 20% de los nueve millones de israel¨ªes) y en la zona este de Jerusal¨¦n, ocupada desde 1967, donde viven 300.000 palestinos.
La vicealcaldesa de Jerusal¨¦n, Fleur Hassan-Nahoum, advierte de que los distritos ¨¢rabes de la urbe con mayor tasa de infecciones, como el de Silwan, colindante a la Ciudad Vieja, ¡°pueden ser clausurados en Ramad¨¢n, como ya ocurri¨® en las zonas ultraortodoxas durante la reciente Pascua jud¨ªa¡±. Este a?o, la festividad isl¨¢mica se caracterizar¨¢ por la ausencia de decenas de miles de visitantes palestinos, que tradicionalmente acuden a la mezquita de Al Aqsa en una peregrinaci¨®n religiosa no exenta de reivindicaci¨®n de la identidad nacional. En Cisjordania, se han contabilizado 480 casos de coronavirus, con dos muertes, y solo 17 contagios en la aislada franja de Gaza.
Desescalada territorial en Jordania
En Jordania (435 casos, siete muertes), el ¨¦xito en la contenci¨®n de la pandemia al precio de un estricto toque de queda para sus 10 millones de habitantes, ha acabado por desarbolar la econom¨ªa, devastada por las consecuencias de las guerras en los vecinos Irak y Siria. El primer ministro, Omar al Razzaz, ha ordenado esta semana el levantamiento de las medidas de contenci¨®n en las provincias del sur, las menos afectadas por la pandemia, en un proceso de desescalada territorial. Industrias y negocios han reanudado su actividad mientras se mantiene el estricto confinamiento de la poblaci¨®n en la capital, Am¨¢n, y el norte del pa¨ªs.
Egipto, en el umbral de la pobreza
En un pa¨ªs como Egipto, donde alrededor del 60% de la poblaci¨®n vive por debajo o al l¨ªmite del umbral de la pobreza, las restricciones p¨²blicas anunciadas para el Ramad¨¢n se suman al toque de queda nocturno y al cierre parcial de la econom¨ªa, en un nuevo rev¨¦s para las clases populares, las m¨¢s afectadas por la crisis del coronavirus.
¡°El Ramad¨¢n crea un sentimiento de solidaridad, un esp¨ªritu de generosidad que genera paz¡±, observa Hania Sholkamy, antrop¨®loga de la Universidad Americana de El Cairo y experta en temas de protecci¨®n social. ¡°Es un alivio que tiene dignidad¡±, sostiene. Este a?o, sin embargo, los encuentros p¨²blicos de reparto de ayuda han sido expl¨ªcitamente vetados por el Gobierno egipcio, en un intento de contener la propagaci¨®n del virus. Hasta ahora ha contagiado a m¨¢s de 3.500 personas y ha provocado la muerte de cerca de 300. Una situaci¨®n sin precedentes que ha arrastrado a las organizaciones caritativas a reducir al m¨ªnimo su actividad.
¡°Estamos improvisando,¡± admite Haitham el Tabei, director de la fundaci¨®n cairota Abwab Elkheir (Puertas de la bondad). ¡°Las restricciones son ¨²tiles y tienen por objetivo proteger la vida de las personas,¡± a?ade, ¡°pero al mismo tiempo hacen nuestro trabajo m¨¢s dif¨ªcil.¡±
Los trabajadores irregulares de las zonas perturbadas que siguen dependiendo de sus ingresos diarios ¨Cjustamente el sector m¨¢s damnificado por las consecuencias del virus¨C son quienes podr¨ªan pagar el precio m¨¢s alto. En el caso de Egipto, al igual que en el de buena parte del mundo ¨¢rabe, no se trata de un sector minoritario. Cerca de 12 millones de trabajadores egipcios no tienen contrato, lo que representa alrededor de la mitad de la fuerza laboral del pa¨ªs.
Austeridad y protestas en L¨ªbano
En plena pandemia, este promete ser uno de los ramadanes m¨¢s austeros que celebren los libaneses en una triple crisis sanitaria, econ¨®mica y social. Los restaurantes han cerrado sus puertas a las concurridas cenas, al igual que las mezquitas a los rezos colectivos, y el toque de queda impide el movimiento entre ciudades para las habituales visitas familiares. El Gobierno ha anunciado esta semana que L¨ªbano ¡°ya ha pasado lo peor de la crisis de la covid-19¡± tras registrar 688 casos y 22 muertes.
Sin opci¨®n de ofrecer cenas gratuitas para romper el ayuno, las diferentes fuerzas pol¨ªticas han optado por distribuir cajas de alimentos calle por calle entre sus bases sociales. El miedo al virus, sin embargo, apenas ha logrado paralizar las protestas durante el ¨²ltimo mes. En v¨ªsperas del Ramad¨¢n, y acuciados por el deterioro econ¨®mico, cientos de manifestantes han retornado a las calles, esta vez a bordo de veh¨ªculos y protegidos con guantes y mascarillas.
El sistema sectario que rige la vida del pa¨ªs se ha convertido en el tablero predilecto para las disputas regionales entre las dos teocracias dominantes: la sun¨ª saud¨ª y la chi¨ª iran¨ª. La pugna se refleja hasta en la fecha de inicio del Ramad¨¢n, que los l¨ªderes religiosos estipulan seg¨²n la posici¨®n lunar: comenzar¨¢ este viernes para los sun¨ªes, pero no lo har¨¢ hasta el s¨¢bado para los chi¨ªes.
Siria: d¨¦cimo mes sagrado en guerra
En la vecina Siria ¨C42 casos y tres muertos, oficialmente, en un pa¨ªs con la mitad de los centros sanitarios destruidos y el 70% de los m¨¦dicos en el exilio¨C, el Gobierno ha optado por relajar las medidas de confinamiento. Arrastrada por su dependencia de la econom¨ªa del vecino L¨ªbano, la crisis sacude con fuerza a unos sirios ya exhaustos tras casi una d¨¦cada de contienda. El confinamiento es un lujo que no se pueden permitir aquellos que no cobran un jornal para sobrevivir.
Con la mitad de la poblaci¨®n siria de preguerra desplazada de sus hogares por el conflicto, m¨¢s de seis millones celebrar¨¢n este Ramad¨¢n como refugiados en Turqu¨ªa, L¨ªbano o Jordania. Una cifra equivalente de desplazados internos tendr¨¢ al menos el consuelo de que la pandemia ha tra¨ªdo una tregua a una contienda interminable.
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