Protestas radicales contra el confinamiento en EE UU: ¡°Sat¨¢n est¨¢ detr¨¢s de todo esto¡±
Las manifestaciones por la reapertura del pa¨ªs, minoritarias y dadas a las teor¨ªas conspiratorias, son amplificadas por la misma red ultraconservadora que contribuy¨® al Tea Party y a la elecci¨®n de Trump
¡°A medida que el brote de covid-19 barre la naci¨®n, gobernadores y autoridades locales se aprovechan de la crisis para imponer restricciones r¨ªgidas, draconianas, a nuestras libertades civiles¡±, explica la p¨¢gina web de Abrir los Estados, que promueve y califica de ¡°inspiradoras¡± las protestas contra las medidas de confinamiento que se est¨¢n produciendo por todo Estados Unidos. La organizaci¨®n se define como ¡°un movimiento ciudadano espont¨¢neo¡±. ?Pero lo es?
El dominio ha sido creado por Convention of States, organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro defensora de la limitaci¨®n del poder federal, lanzada en 2015 gracias a una generosa donaci¨®n de la fundaci¨®n familiar del multimillonario Robert Mercer, principal financiador de Cambridge Analytica y del medio ultraconservador Breitbart News, que desempe?¨® un papel clave en la campa?a del Brexit y en la de Donald Trump en 2016. El l¨ªder de Abrir los Estados es Mark Meckler, otro viejo conocido. Meckler fue cofundador de los Tea Party Patriots, aquel movimiento de extrema derecha formado en 2009, despu¨¦s de que Estados Unidos eligiera su primer presidente negro.
La historia se repite. En realidad, nunca se fue del todo. El Tea Party empez¨® con marginales ponencias contra la extensi¨®n de la sanidad p¨²blica, que agitaban una furia republicana latente con patra?as sobre una supuesta conspiraci¨®n socialista contra Am¨¦rica. Meckler y compa?¨ªa utilizan ahora las mismas t¨¢cticas para promover y amplificar las protestas contra los gobernadores que buscan frenar con medidas restrictivas de libertades la propagaci¨®n de una pandemia de la que Estados Unidos, con m¨¢s de un mill¨®n de casos confirmados y 60.000 muertos, se ha convertido en epicentro.
No son, en la mayor¨ªa de los casos, protestas multitudinarias. En Annapolis, capital de Maryland, a la convocatoria a nivel nacional para manifestarse ante las asambleas legislativas de los Estados han acudido este viernes al mediod¨ªa, literalmente, dos personas. Estaba Steve Estes, programador inform¨¢tico de 62 a?os, residente en Silver Springs, que se define como ¡°un americano responsable con la Constituci¨®n¡±. ¡°Nuestra Constituci¨®n est¨¢ siendo evadida. Tenemos derecho a ganarnos la vida y a la libertad. Son derecho divinos, no nos los da el Gobierno. Ha habido una sobrerreacci¨®n, en realidad esto es como la gripe. Es hora de volver a la vida normal¡±, defiende detr¨¢s de la mascarilla protectora.
El otro asistente pide que se le identifique solo como ¡°Frank el granjero¡±. ¡°No creo que el virus sea tan peligroso como se ha dicho¡±, explica. ¡°Pero hay mucha gente con una agenda oculta. Gente que cree en el socialismo, medioambientalistas que quieren cerrar el pa¨ªs porque creen err¨®neamente que las emisiones de carbono son un problema. ?Es usted religioso? ?Cree en Sat¨¢n? Yo he estudiado la Biblia y he descubierto que siempre tiene raz¨®n. Sat¨¢n est¨¢ detr¨¢s de todo esto porque quiere un Gobierno mundial. El loco de Bill Gates quiere meternos chips a todos, y eso es justo lo que la Bestia quiere hacer¡±.
Las encuestas muestran que entre el 70% y el 90% de los estadounidenses apoyan las medidas de contenci¨®n de la propagaci¨®n del virus, aunque limiten sus libertades y da?en la econom¨ªa. El descontento existe, ahora como entonces, pero es minoritario. Las informaciones period¨ªsticas desmontaron con el tiempo la leyenda de la naturaleza espont¨¢nea del Tea Party, atando los cabos que llevaban a fortunas como la de los hermanos Koch. Parte del dinero que financi¨® aquellos ataques contra la reforma sanitaria de Obama, y que contribuy¨® cinco a?os despu¨¦s a movilizar el descontento que llev¨® a Trump a la Casa Blanca, est¨¢ ahora detr¨¢s de estas protestas.
Organizaciones como Abrir los Estados, FreedomWorks, Tea Party Patriots. El activismo es promovido y amplificado por una robusta red de grupos ultraconservadores, temerosos de que el deterioro econ¨®mico provocado por las medidas de confinamiento pueda perjudicar las opciones de reelecci¨®n de Donald Trump. Catalizar ese descontento les permite, adem¨¢s, obtener valiosos datos de las personas. En las webs abundan los formularios para suscribirse a newsletters que cohesionar¨¢n las bases y mantendr¨¢n viva la llama.
La din¨¢mica difusa de las convocatorias, y el hecho de que son los Estados y no la Casa Blanca los encargados de dictar y levantar las medidas de confinamiento, le permite al presidente lavarse las manos de unas protestas en el l¨ªmite de la legalidad y, a la vez, alentarlas. El jueves, un grupo de manifestantes armados y furiosos irrump¨ªa en el Capitolio de Michigan, en la ciudad de Lansing, para pedir el levantamiento de las restricciones que la gobernadora Gretchen Whitmer, figura emergente del Partido Dem¨®crata, ha prolongado hasta el 15 de mayo en un Estado con casi 4.000 muertes y 41.000 casos confirmados de covid-19. ¡°La gobernadora deber¨ªa ceder un poco y apagar el fuego¡±, dec¨ªa Trump en Twitter. ¡°Estas son muy buenas personas, pero est¨¢n enfadadas. ?Quieren que se les devuelvan sus vidas, de manera segura! V¨¦ales, h¨¢bleles, llegue a un acuerdo¡±.
En cuclillas ante la c¨¢mara, Josh Ellis, propietario de un negocio de alba?iler¨ªa en Naperville, Illinois, veterano del ej¨¦rcito y padre de un marine, se define como ¡°un americano medio¡±. ¡°No soy un pol¨ªtico, no soy un millonario, no soy nadie muy especial¡±, asegura en un v¨ªdeo en el que llamaba a participar en las protestas convocadas este viernes, bajo el lema de Revoluci¨®n Americana 2.0. ¡°Estoy aqu¨ª para defender aquello por lo que se fund¨® Estados Unidos¡±, explica.
En los comentarios de la p¨¢gina de Facebook de Revoluci¨®n Americana 2.0 abundaban las teor¨ªas conspiratorias y las falsedades contra la evidencia cient¨ªfica. El perfil fue censurado a mediados de abril por la red social. ¡°Es la tiran¨ªa tecnol¨®gica¡±, lamenta Steve Estes, en Annapolis, justificando el pobre seguimiento de una protesta a la que solo ha acudido otra persona adem¨¢s de ¨¦l. Pero otras p¨¢ginas similares perviven y la convocatoria fue difundida por multitud de sitios web. Incluida la de Abrir los Estados, de Mark Meckler, que aclara que ¡°no organiza ni patrocina¡± los eventos que publicita, y que es solo ¡°una oficina de informaci¨®n donde estas personas puedan encontrarse unas a otras¡±.
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