?frica se planta ante la deuda externa
Los l¨ªderes africanos crean un frente com¨²n para pedir una cancelaci¨®n de los pagos y poder hacer frente al coronavirus
La crisis del coronavirus ha provocado que los Estados africanos necesiten destinar m¨¢s recursos que nunca a sus debilitados sistemas de salud y a compensar el da?o de la ralentizaci¨®n econ¨®mica en su poblaci¨®n. Pero si dedican entre un 15% y un 30% de sus exiguos presupuestos a pagar los altos intereses de su deuda externa, ?c¨®mo hacerlo? La soluci¨®n parece f¨¢cil, que inviertan en lo primero y se olviden de lo segundo. Sin emba...
La crisis del coronavirus ha provocado que los Estados africanos necesiten destinar m¨¢s recursos que nunca a sus debilitados sistemas de salud y a compensar el da?o de la ralentizaci¨®n econ¨®mica en su poblaci¨®n. Pero si dedican entre un 15% y un 30% de sus exiguos presupuestos a pagar los altos intereses de su deuda externa, ?c¨®mo hacerlo? La soluci¨®n parece f¨¢cil, que inviertan en lo primero y se olviden de lo segundo. Sin embargo no lo es. Los organismos internacionales y algunos pa¨ªses ya han movido ficha y anuncian reducciones y aplazamientos, pero los l¨ªderes africanos quieren m¨¢s. Por primera vez en la historia, ?frica exige, simple y llanamente, la cancelaci¨®n de una deuda externa que sin coronavirus ya preocupaba y que ahora, con la crisis econ¨®mica a la vuelta de la esquina, se ha convertido en una pesada losa.
La covid-19 tambi¨¦n golpea al continente africano, aunque a distintas velocidades. Con unos 45.000 casos y 1.800 fallecidos, cuatro pa¨ªses, Sud¨¢frica, Egipto, Marruecos y Argelia, concentran la mitad de los positivos. Sin embargo, la preocupante tendencia al alza en Nigeria, Camer¨²n, Ghana, Costa de Marfil, Guinea o Senegal indica una fuerte transmisi¨®n comunitaria que las cifras solo muestran en parte dada la limitada capacidad de hacer pruebas. La r¨¢pida reacci¨®n en el cierre de fronteras y la adopci¨®n de medidas, y su pir¨¢mide poblacional, con un 50% de menores de 20 a?os, ha permitido que los sistemas de salud africanos, los m¨¢s d¨¦biles del mundo, ganen tiempo. Pero los expertos coinciden en que lo peor est¨¢ por llegar.
Por todo ello, antes incluso de que la pandemia comenzara a extenderse, los l¨ªderes africanos ya se pon¨ªan de acuerdo acerca de la defensa de una posici¨®n com¨²n: en primera instancia, tal y como acordaron los ministros de Finanzas, la idea era reclamar el aplazamiento de la deuda externa, pero en los ¨²ltimos d¨ªas ya se habla sin tapujos de exigir la cancelaci¨®n de los pagos. Tres representantes de la ?frica emergente, el primer ministro et¨ªope y Premio Nobel de la Paz Abiy Ahmed; el jefe de Estado senegal¨¦s, Macky Sall, y el presidente de Sud¨¢frica y de la Uni¨®n Africana (UA), Cyril Ramaphosa, se pusieron al frente de la iniciativa y multiplican sus tribunas p¨²blicas y entrevistas. Pero esta es solo la cara m¨¢s visible en Occidente. El movimiento es s¨®lido, coordinado y cuenta con el respaldo de todos los pa¨ªses.
Fue precisamente el presidente sudafricano, en su condici¨®n de miembro del G20, el primero en trasladar al mundo la demanda africana. Las previsiones son graves, la fuerte dependencia de la exportaci¨®n de materias primas en un contexto de ca¨ªda de la demanda, la interrupci¨®n de los flujos comerciales y el dr¨¢stico descenso de las remesas abocan a ?frica a su primera recesi¨®n econ¨®mica en un cuarto de siglo, a la subida de precios de los productos de primera necesidad y al aumento del paro, lo que se traduce en hambre de su poblaci¨®n m¨¢s vulnerable, la que ya vive al l¨ªmite. Hasta la llegada del coronavirus, ocho de las 15 econom¨ªas de m¨¢s r¨¢pido crecimiento en el mundo eran africanas. Ahora todas se deslizan por la pendiente.
En su reuni¨®n de mediados de abril, el G20 tom¨® nota de la demanda africana y acord¨® el aplazamiento del pago de intereses durante 2020. El FMI, por su parte, anunci¨® una reducci¨®n a 25 pa¨ªses en el mundo, 19 de ellos en ?frica, tambi¨¦n este a?o. Jaime Atienza, responsable de pol¨ªticas de deuda para Oxfam Internacional, defiende que el aplazamiento es un primer paso, pero insuficiente. ¡°Para evitar el hundimiento en cadena de los pa¨ªses m¨¢s pobres hay que ir mucho m¨¢s all¨¢ y cancelar la deuda externa¡±, asegura.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, asegur¨® la semana pasada que estaba dispuesto a examinar con los pa¨ªses miembros de la UE la anulaci¨®n pura y dura tras una reuni¨®n con los responsables del G5 del Sahel, que incluye a alguna de las naciones m¨¢s pobres, como Mal¨ª y N¨ªger. Hasta el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, habl¨® de ¡°cancelaci¨®n masiva¡± durante un discurso a la naci¨®n. Sin embargo, falta pasar de las palabras a los hechos.
La mayor¨ªa de las naciones del continente destinan m¨¢s recursos a pagar su deuda externa, con tasas de inter¨¦s que se elevan hasta el 15%, que a financiar su propia Sanidad o Educaci¨®n. Estas obligaciones se han disparado en los ¨²ltimos a?os en ?frica, sobre todo la parte privada, alcanzando cantidades en torno al 60% de su PIB. ¡°En realidad, las potencias occidentales est¨¢n m¨¢s endeudadas, pero, parad¨®jicamente, tienen un mayor acceso a pr¨¦stamos a bajo inter¨¦s y cuentan con herramientas fiscales y monetarias para hacerles frente de las que ?frica carece¡±, explica el economista bisauguineano Carlos Lopes, alto representante de la Uni¨®n Africana (UA) para Europa, quien estima el monto de la deuda externa africana en unos 540.000 millones de euros.
Ese dinero se reparte en tres bloques. El primero son obligaciones contra¨ªdas con organismos multilaterales, sobre todo el FMI, el Banco Africano de Desarrollo y el Banco Mundial. El segundo est¨¢ en manos de los Gobiernos extranjeros, la llamada deuda bilateral, con China como actor m¨¢s destacado. Por ¨²ltimo, el tercer bloque ser¨ªa el controlado por bancos y grupos de inversi¨®n privados. ¡°El peligro de cancelar la deuda p¨²blica es que se corre el peligro de que con ese dinero tengan que seguir pagando la privada¡±, asegura Atienza. Por ello, la discusi¨®n sobre una reestructuraci¨®n del ¨²ltimo bloque est¨¢ tambi¨¦n sobre la mesa.
¡°Todo lo que se pueda discutir con el G20, con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con otros acreedores internacionales est¨¢ muy bien, pero si no se incluye a China no habr¨¢ soluci¨®n¡±, asegura Lopes. Hasta ahora, Pek¨ªn no ha mostrado un gran entusiasmo pero el economista bisauguineano considera que acabar¨¢ cediendo. ¡°Para ?frica es mucho, pero para China tiene un coste muy bajo, solo es el 4% del total que ha invertido en el mundo. Por esa cantidad no estar¨¢ dispuesta a perder la gran influencia que ha ganado en el continente. Las autoridades de Pek¨ªn responder¨¢n en su momento con alg¨²n aplazamiento o bajando las tasas de inter¨¦s¡±, opina el experto.
¡°Las circunstancias son tan excepcionales que ser¨ªa positivo plantear la anulaci¨®n total de la deuda¡±, asegura Ainhoa Mar¨ªn, economista especializada en ?frica. ¡°Sin embargo, esta ¨²ltima opci¨®n va a ser muy dif¨ªcil¡±, a?ade. La paradoja es que, en esta ocasi¨®n, el continente no est¨¢ endeudado por mala gesti¨®n, sino porque no encontraron otra v¨ªa para financiar su crecimiento econ¨®mico. As¨ª al menos lo explica Carlos Lopes. ¡°Los cr¨¦ditos concesionales, a bajo inter¨¦s, de los organismos multilaterales no crecieron al ritmo que requer¨ªa ?frica; las tasas por las remesas se mantuvieron alt¨ªsimas; y la Ayuda Oficial al Desarrollo no super¨® el nivel del a?o 2000¡å, asegura Lopes. La soluci¨®n fue acudir a cr¨¦ditos privados o de otros actores, como China, es decir, a aquellos que cobraban los intereses m¨¢s altos.
Despiece: El discurso de Thomas Sankara
En los a?os ochenta, los pa¨ªses africanos comenzaban a ahogarse por el pago de los compromisos financieros contra¨ªdos con grandes organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial. El 29 de julio de 1987, el entonces presidente de Burkina Faso, Thomas Sankara, se sub¨ªa al estrado de la sede de la Organizaci¨®n para la Unidad Africana y lanzaba su famoso alegato en contra de pagar la deuda externa.
¡°Querr¨ªa que nuestra conferencia adoptara la necesidad de decir con claridad que no podemos pagar la deuda. No con un esp¨ªritu belicoso, belicista. Esto es para evitar que nos hagamos asesinar aisladamente. Si Burkina Faso, solo, se negara a pagar la deuda, ?yo no estar¨¦ presente en la pr¨®xima conferencia! En cambio, con el apoyo de todos, que mucho necesito, podr¨ªamos evitar pagar. Y evitando el pago podr¨ªamos dedicar nuestros magros recursos a nuestro desarrollo¡±, dijo Sankara. Dos meses y medio despu¨¦s fue asesinado en un golpe de estado alentado por Francia.
Sin embargo, su muerte no fue en balde. En los a?os noventa surgi¨® un gran movimiento de protesta mundial contra la deuda. ¡°Era un esc¨¢ndalo que esos organismos multilaterales estuvieran haciendo dinero a costa de los pa¨ªses m¨¢s vulnerables¡±, recuerda Carlos Lopes. En 1996 un gran acuerdo acab¨® por anular de facto esa deuda en unos 40 pa¨ªses del mundo, la mayor¨ªa africanos. Aquello contribuy¨® a allanar el camino para dos d¨¦cadas de crecimiento econ¨®mico en el continente, pero tambi¨¦n para contraer nuevas deudas. Hasta que lleg¨® el coronavirus.