El primer ministro de Etiop¨ªa, Abiy Ahmed, gana el Premio Nobel de la Paz 2019
El dirigente africano recibe el galard¨®n por impulsar el fin del conflicto fronterizo con Eritrea tras dos d¨¦cadas de enfrentamiento
¡°Este es un premio para toda ?frica y para Etiop¨ªa, nos sentimos orgullosos como naci¨®n¡±. El primer ministro et¨ªope, Abiy Ahmed, de 43 a?os, agradec¨ªa con estas palabras el Premio Nobel de la Paz que le ha concedido este viernes el comit¨¦ noruego. Hijo de padre musulm¨¢n y madre cristiana y de origen humilde, el l¨ªder africano salt¨® al escenario internacional el pasado 2018 por lograr, apenas tres meses despu¨¦s de su llegada al poder, la firma de un acuerdo de paz con su vecina Eritrea tras un conflicto fronterizo estancado durante dos d¨¦cadas. Adem¨¢s, se ha convertido en el gran mediador regional tras impulsar la transici¨®n democr¨¢tica en Sud¨¢n y la reconciliaci¨®n en Sud¨¢n del Sur.
Cuando muchas quinielas apuntaban a la adolescente sueca Greta Thunberg, que se ha erigido en un icono de la lucha contra el cambio clim¨¢tico, el comit¨¦ del Nobel ha decidido entregar el galard¨®n a uno de los dirigentes africanos de moda. Y no solo por sus ¨¦xitos internacionales. La llegada al poder de Ahmed supuso una aut¨¦ntica bocanada de aire fresco en todo el continente, pero sobre todo en Etiop¨ªa. Una de sus primeras medidas fue la liberaci¨®n de miles de presos pol¨ªticos, favorecer el retorno de los exiliados y dar por terminado el estado de emergencia en su pa¨ªs, que hab¨ªa sido usado por el Gobierno anterior para cometer violaciones de derechos humanos, seg¨²n organizaciones internacionales.
¡°Ahmed, el mandatario m¨¢s joven de ?frica, hizo las paces con Eritrea despu¨¦s de 20 a?os de hostilidades, liber¨® prisioneros pol¨ªticos y periodistas, legaliz¨® grupos de la oposici¨®n y nombr¨® mujeres en su Gabinete, todo ello en s¨®lo un a?o en el poder", subray¨® el secretario general del comit¨¦ noruego del Nobel, Jan Egeland. Desde que lleg¨® al cargo, el 2 de abril de 2018, ha protagonizado una aut¨¦ntica revoluci¨®n democr¨¢tica en su pa¨ªs. Promovi¨® a la presidencia de su pa¨ªs a Sahle-Work Zewde, la ¨²nica mujer jefa de Estado en ?frica, y nombr¨® un gobierno paritario, entre otras profundas reformas.
De padre musulm¨¢n de la etnia oromo y madre cristiana ortodoxa de Ahmara, Abiy Ahmed ha emprendido un camino de cambios en un sistema pol¨ªtico marcado por los equilibrios ¨¦tnicos, precisamente uno de los grandes desaf¨ªos que tiene por delante en un pa¨ªs con 2,3 millones de desplazados internos a causa de las tensiones intercomunitarias. Ingeniero inform¨¢tico de formaci¨®n, el ni?o que dorm¨ªa en el suelo y acud¨ªa a buscar agua al r¨ªo porque no hab¨ªa suministros en su casa se uni¨® desde joven al grupo armado que forz¨® la ca¨ªda del dictador Mengistu Haile Mariam para, posteriormente, entrar en el Ej¨¦rcito, donde desempe?¨® tareas de comunicaci¨®n e inteligencia.
Ambicioso y preparado, Ahmed fue subiendo pelda?os en el escalaf¨®n. En 2008, ya como teniente coronel, fue uno de los fundadores de la Agencia Nacional de Inteligencia, que dirigi¨® durante dos a?os. En paralelo a su actividad militar comenz¨® su carrera pol¨ªtica en el Partido Democr¨¢tico Oromo, convirti¨¦ndose en diputado de la coalici¨®n gobernante en 2010 y en ministro de Ciencia y Tecnolog¨ªa en 2015. El estallido de una revuelta de la etnia oromo que fue reprimida con violencia forz¨® en febrero del a?o pasado la ca¨ªda del primer ministro Hailemariam Desalegn y que la citada coalici¨®n pensara en un miembro de esta etnia para aliviar las tensiones. Y Ahmed estaba all¨ª.
Su af¨¢n reformista, que en el ¨¢mbito de la econom¨ªa persigue la liberalizaci¨®n y apertura de la econom¨ªa de uno de los pa¨ªses m¨¢s poblados de ?frica con medidas como, por ejemplo, la privatizaci¨®n de la poderosa compa?¨ªa a¨¦rea Ethiopian Airlines, as¨ª como su intento de apaciguar las tensiones ¨¦tnicas mediante la b¨²squeda de nuevos equilibrios, que no han sido bien recibidos por todos. Apenas tres meses despu¨¦s de su llegada al poder le lanzaron una granada que le explot¨® a menos de 20 metros, aunque no le caus¨® ning¨²n da?o. Fue s¨®lo el primer aviso.
El pasado junio vivi¨® su contratiempo m¨¢s serio hasta el momento con un intento de golpe de Estado que cost¨® la vida al jefe del Estado Mayor de la Defensa y al presidente de una de las regiones clave del pa¨ªs. Las investigaciones apuntaron a sectores involucionistas dentro del Ej¨¦rcito y las fuerzas de seguridad. Ahmed tambi¨¦n hab¨ªa promovido la detenci¨®n de altos cargos militares vinculados a abusos de derechos humanos durante Gobiernos anteriores.
En el horizonte, Ahmed tiene por delante grandes retos. El acuerdo de paz con Eritrea es a¨²n fr¨¢gil y debe concretarse. La guerra que enfrent¨® a ambos pa¨ªses por el control de un territorio fronterizo comenz¨® en 1998 y provoc¨® en solo dos a?os unos 80.000 muertos. Desde 2000 las cosas se hab¨ªan estancado hasta la irrupci¨®n de Ahmed, quien ha aceptado el acuerdo de fronteras al que hasta ahora se opon¨ªa Etiop¨ªa. Pero ahora toca aplicar el pacto.
Asimismo, debe calmar las tensiones ¨¦tnicas internas y organizar unas elecciones legislativas en 2020 a las que deben presentarse todas las sensibilidades y opciones pol¨ªticas del pa¨ªs, gobernado desde hace 25 a?os con mano de hierro por el Frente Democr¨¢tico Revolucionario del Pueblo Et¨ªope, liderado por Ahmed. Las expectativas generadas por uno de los l¨ªderes m¨¢s ilusionantes de ?frica son enormes, pero se enfrentan a la realidad de un pa¨ªs con fuertes divisiones ¨¦tnicas. En su propio pa¨ªs ya han surgido voces cr¨ªticas que le acusan de no hacer lo suficiente, lo que indica que tambi¨¦n tendr¨¢ que gestionar algunas decepciones.
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