Johnson ya tiene quien le conteste en la C¨¢mara de los Comunes
El primer ministro brit¨¢nico endurece su tono con el laborista Starmer en plena crisis sanitaria
Boris Johnson se estren¨® en las sesiones de control parlamentario frente a un Jeremy Corbyn visceral en sus ataques y d¨¦bil en sus apoyos. Cada mi¨¦rcoles era un paseo. A los ep¨ªtetos de ¡°marxista¡± o a las comparaciones con Stalin, la bancada conservadora contestaba con aplausos y abucheos que insuflaban ¨¢nimo a ...
Boris Johnson se estren¨® en las sesiones de control parlamentario frente a un Jeremy Corbyn visceral en sus ataques y d¨¦bil en sus apoyos. Cada mi¨¦rcoles era un paseo. A los ep¨ªtetos de ¡°marxista¡± o a las comparaciones con Stalin, la bancada conservadora contestaba con aplausos y abucheos que insuflaban ¨¢nimo a su reci¨¦n estrenado primer ministro, incapaz de perder la sonrisa. Eran otros tiempos. La lenta y confusa respuesta del Gobierno a la pandemia del coronavirus ha coincidido con la renovaci¨®n del liderazgo de la oposici¨®n laborista. El abogado Keir Starmer disecciona ahora con frialdad procesal los errores de Downing Street, y Johnson ha convertido su tono jovial en irascible y balbuceante, mientras vuelve constantemente la cabeza a los esca?os, vac¨ªos por las medidas de distanciamiento social, en busca de alivio.
-"Le pido que abandone de una vez su tono negativo", ha exigido Johnson a Starmer este mi¨¦rcoles.
-"34.000 muertos es algo ciertamente negativo, y por supuesto que le voy a preguntar sobre este asunto", ha replicado el laborista.
Hasta The Daily Telegraph, entregado sin miramientos a Johnson y a la causa del Brexit, admit¨ªa en sus p¨¢ginas que el primer ministro se ha topado con la horma de su zapato. ¡°Tranquilo, educado, despiadado (...), Starmer ha desmontado a Johnson como se desmonta un tren de juguete, pieza a pieza¡±, describ¨ªa su cronista parlamentario, Michael Deacon. El Gobierno ha intentado sin ¨¦xito acelerar el regreso de los diputados, cada vez m¨¢s c¨®modos en la seguridad de sus hogares con el formato de las intervenciones por v¨ªdeo, para arropar al primer ministro en sus duelos semanales. Jacob Rees-Mogg, el l¨ªder euroesc¨¦ptico y ministro al mando de las relaciones con el Parlamento, insiste en reclamar que se normalice la actividad y ha pedido que los representantes vuelvan a sus puestos el 2 de junio, despu¨¦s del receso previsto de dos semanas. De momento, muchos diputados se resisten al cambio.
Starmer se ha enfrentado apenas tres veces con Johnson en sesi¨®n parlamentaria, pero ha escogido en cada una de ellas el asunto con el que acorralar a un primer ministro al¨¦rgico a los detalles y ligero en sus afirmaciones y promesas. Lo mismo le ha hecho incurrir en falsedades, como cuando neg¨® una recomendaci¨®n oficial que constaba por escrito y rebajaba el peligro de la pandemia en las residencias de mayores, que le fuerza a lanzar compromisos solemnes que sus propios ministros prefieren no asumir en p¨²blico. ¡°A pesar de haber realizado ya en el Reino Unido m¨¢s de dos millones de test, sigue sin haber en el pa¨ªs un sistema de detecci¨®n y rastreo en condiciones, despu¨¦s de abandonar todo esfuerzo el 12 de marzo. Casi 10 semanas en un periodo clave sin un sistema en marcha. Un enorme hueco en nuestras defensas, ?no lo es, primer ministro?", ha apuntado el l¨ªder laborista. ¡°Me sorprenden sus preguntas, despu¨¦s de toda la informaci¨®n que le he transmitido en nuestras conversaciones previas. No creo que le sirva de nada su fingida ignorancia. S¨ª le puedo asegurar que tendremos para el 1 de junio un programa de test y rastreo que nos permitir¨¢ avanzar, con 25.000 voluntarios que podr¨¢n detectar hasta 10.000 casos diarios¡±, se ha comprometido Johnson. El Gobierno dispone ahora de apenas 10 d¨ªas para que la palabra de Johnson, como ocurri¨® con el anuncio de 250.000 test diarios, no se vuelva en su contra.
Las horas bajas de Johnson le han llevado incluso a cometer errores impropios de un pol¨ªtico con su olfato, y que parecen responder al marco mental que encasill¨® a su partido despu¨¦s de tres a?os de Brexit hasta en la sopa. ¡°Cada jueves salimos a la calle a aplaudir al personal sanitario. Muchos de ellos se han jugado la vida por nosotros¡±, ha proclamado Starmer. ¡°?Le parece correcto al primer ministro que muchos trabajadores extranjeros del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en ingl¨¦s) se vean obligados a pagar un sobrecargo de cientos de euros, a veces de miles de libras, para poder disfrutar ellos de atenci¨®n m¨¦dica?¡±. El Gobierno brit¨¢nico ha decidido incrementar en m¨¢s de un 50% el recargo impositivo a los residentes no brit¨¢nicos por el uso del NHS (de unos 440 euros a 700). Eso incluir¨¢ pronto, si un acuerdo con Bruselas no lo remedia, a los trabajadores comunitarios. Y el primer ministro que se deshizo en elogios hacia el enfermero portugu¨¦s y la enfermera neozelandesa que le atendieron en la UCI cuando sufri¨® los estragos de la covid-19 fue incapaz de coger el guante y arrebatar a la oposici¨®n una iniciativa que cuenta con un claro respaldo popular. ¡°He pensado bastante sobre este asunto, y yo mismo me he beneficiado de ese personal venido del extranjero, que salv¨® mi vida¡±, ha comenzado Jonnson su respuesta. ¡°Pero debemos ser realistas. Esas aportaciones suponen m¨¢s de 900 millones de libras (1.000 millones de euros) extra para el NHS y en las circunstancias actuales es dif¨ªcil encontrar nuevos recursos¡±, conclu¨ªa.
¡°El sello personal de Johnson, su fanfarroner¨ªa, pierde todo sentido sin la bancada conservadora. Y Starmer, por otro lado, da la impresi¨®n de llevar toda la vida prepar¨¢ndose para estas sesiones de control¡±, ha escrito en Twitter Alastair Campbell, el que fuera asesor de comunicaci¨®n y gur¨² durante a?os del ex primer ministro, Tony Blair.