La exjornalera que da voz a los invisibles en Italia
La ministra de Agricultura, que trabaj¨® en el campo desde los 14 a?os, ha impulsado la regularizaci¨®n masiva de inmigrantes
A las tres de la madrugada sonaba el despertador, sub¨ªa a un autob¨²s y viajaba 150 kil¨®metros hasta un campo de la provincia de Brindisi. Teresa Bellanova ten¨ªa entonces 14 a?os, y muchas veces llegaba a casa cuando ya hab¨ªa oscurecido, com¨ªa algo y dorm¨ªa unas horas antes de volver a deslomarse en alg¨²n campo de olivos o almendras. El trabajo no se eleg¨ªa en su tierra y en aquel tiempo, en lugar de ir al colegio, tambi¨¦n empaquet¨® uva de mesa en un almac¨¦n mugriento durante largos turnos. ¡°Aquello s¨ª era duro. Com¨ªamos en un s¨®tano donde hab¨ªa unos hornitos para calentarnos la comida¡±, recuerda al tel¨¦fono. Hoy Bellanova es ministra de Agricultura de Italia y acaba de impulsar la regularizaci¨®n masiva que podr¨ªa alcanzar hasta a 500.000 inmigrantes que trabajan en el servicio dom¨¦stico y como jornaleros en los campos donde ella misma fue explotada.
Bellanova, de 61 a?os, es un meteorito ca¨ªdo en la pol¨ªtica italiana. M¨¢s bien propulsado desde el inconexo universo de Matteo Renzi, que hace nueve meses la eligi¨® para ocupar uno de los dos ministerios que su reci¨¦n formado partido, Italia Viva, hab¨ªa logrado despu¨¦s de provocar la ca¨ªda del anterior Ejecutivo y alumbrar uno nuevo con el Partido Dem¨®crata (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5S).
La titular de Agricultura, que hoy ha virado hacia posiciones m¨¢s liberales y reformistas (promovi¨® la criticada reforma laboral de Renzi), vivi¨® una larga carrera como dirigente sindical y de partidos de izquierdas. El campo la hab¨ªa curtido en la batalla contra la explotaci¨®n de los jornaleros, conoc¨ªa el lenguaje y la cultura de la negociaci¨®n. ¡°De una mesa te levantas solo con un acuerdo¡±, apunta. Acept¨® entrar en pol¨ªtica de la mano del ex primer ministro Massimo D¡¯Alema, muy vinculado a la regi¨®n de Apulia. En la ¨²ltima legislatura ocup¨® los puestos de subsecretaria de Estado de Trabajo y viceministra de Desarrollo Econ¨®mico, donde gestion¨® graves crisis industriales. Pero esa hoja de servicios no vali¨® de nada el d¨ªa de su toma de posesi¨®n. Solo se habl¨® de su vestido turquesa.
Cuando Bellanova prometi¨® el cargo ante el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, tuvo que aguantar burlas acerca de c¨®mo iba vestida. Tambi¨¦n sobre su falta de t¨ªtulos acad¨¦micos (pudo estudiar hasta el graduado escolar). Le dio igual. ¡°Es ignorancia, superficialidad y una visi¨®n sobre las mujeres que ni quiero comentar. Yo me visto como quiero y no estoy orgullosa de no tener una licenciatura: no estuve en condiciones de sacarla. Pude salir adelante y soy afortunada por haber llegado hasta aqu¨ª. Pero mi vida ha estado hecha de sacrificios¡±.
Casada con un traductor marroqu¨ª y madre de un hijo, Bellanova naci¨® en Ceglie Messapica, en la regi¨®n de Apulia (sur de Italia), en 1958. Su ciudad fue durante a?os una de las mecas de la explotaci¨®n a jornaleros a trav¨¦s de los sistemas de capataces ilegales (individuos que reclutan a trabajadores y los colocan en lotes al alba a cambio de una parte de su escaso salario). Su primer registro en la seguridad social italiana fue a los 14 a?os. Pero, en realidad, empez¨® mucho antes a trabajar en el campo. ¡°Fue en esa ¨¦poca cuando empez¨® la lucha contra la explotaci¨®n¡±, explica.
El pasado 13 de mayo, muchos a?os despu¨¦s, todos esos recuerdos llamaron de golpe a su puerta. Bellanova, con la voz quebrada, anunci¨® junto al primer ministro la regularizaci¨®n masiva de inmigrantes que trabajan en el campo y en el servicio dom¨¦stico italiano para suplir la mano de obra que ha emigrado durante la pandemia. Una cifra que podr¨ªa alcanzar a unas 500.000 personas (una parte de jornaleros inmigrantes hizo ayer huelga por haberse quedado fuera de los requisitos para acogerse a ella) y que le gustar¨ªa ampliar al sector de la construcci¨®n.
Una medida que solucionar¨¢ el problema de la cosecha y aportar¨¢ unos 2.600 millones de euros a las arcas del Estado. Pero impensable hace solo unos meses, cuando Italia cerraba sus puertos y el debate sobre la inmigraci¨®n era solo combustible electoral. El M5S, socio mayoritario del Gobierno, se neg¨® a respaldar la propuesta de Bellanova. El choque fue dur¨ªsimo. Si no pasaba, advirti¨® ella, dimitir¨ªa. Y con ella, pod¨ªa caer todo el Ejecutivo (el apoyo de Italia Viva es decisivo).
¡°Reconocer la dignidad a los seres humanos es la primera obligaci¨®n de la pol¨ªtica. No se pod¨ªa aplazar m¨¢s. Con esta medida creamos las condiciones para que los empresarios puedan tener mano de obra legal. Juntos debemos liberar a este sector de la criminalidad y las mafias. Porque primero someten al trabajador, lo humillan, lo hacen invisible, lo extorsionan. Y si los empresarios no lo aceptan, son atacados y sus productos destruidos¡±.
La formulaci¨®n en voz alta de la idea de un Estado que proteja a los invisibles, aunque el objetivo actual sea econ¨®mico, sigue teniendo un eco extra?o en una Italia en la que todav¨ªa est¨¢n vigentes los decretos que dise?¨® el anterior ministro del Interior, Matteo Salvini, para desposeer de cualquier derecho a los inmigrantes irregulares. Un periodo en el que ning¨²n partido se atrevi¨® a gritar demasiado por miedo a perder un pu?ado de votos.
¡°Salvini aliment¨® el miedo, trabaj¨® en el terreno de la confrontaci¨®n, la contraposici¨®n. ?Lleg¨® a pedir plenos poderes desde una playa! Pero en pol¨ªtica se pueden hacer dos cosas: seguir el miedo e incentivarlo, o no temer perder apoyos haciendo lo que crees correcto. Afrontar el tema de los ¨²ltimos de la Tierra, de los que no votan, no aporta apoyo electoral. Pero el deber de la pol¨ªtica no es seguir las consignas de la calle, sino construir caminos que lleven a la gente a reflexionar sobre los asuntos de la acci¨®n de Gobierno ¨²til para un pa¨ªs que no se enfrente todo el tiempo creando heridas¡±. Un modelo que servir¨ªa en estos momentos en otros lugares de Europa.
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