Todos gaullistas 80 a?os despu¨¦s
Desde el discurso radiado que inici¨® la resistencia, el mito de De Gaulle no ha dejado de crecer en Francia
Se acerc¨® al micr¨®fono para comprobar que funcionaba y pronunci¨® dos palabras, solo dos: ¡°La France¡±. Despu¨¦s, ley¨® un discurso de cinco minutos. Y entr¨® en la Historia.
¡°Yo, el general De Gaulle, actualmente en Londres, invito a ponerse en contacto conmigo a los oficiales y soldados franceses que se encuentran en territorio brit¨¢nico o que van a encontrarse en ¨¦l, con sus armas o sin sus armas, invito a los ingenieros y a los obreros especialistas de las industrias de armamento que se encuentran en territorio brit¨¢nico o que van a encontrarse en ¨¦l¡±, dijo en la BBC. ¡°Ocurra lo que ocurra, la llama de la resistencia francesa no debe extinguirse y no se extinguir¨¢¡±, a?adi¨®.
El jueves se cumplen 80 a?os del Llamamiento del 18 de junio de 1940. Charles de Gaulle, un militar semidesconocido de 49 a?os reci¨¦n ascendido a general y apoyado por un pu?ado de fieles, se dirigi¨® a sus conciudadanos desde los estudios londinenses de la BBC. Las tropas de la Alemania nazi hab¨ªan entrado en Par¨ªs. El mariscal P¨¦tain, al frente del Gobierno franc¨¦s, hab¨ªa ofrecido el armisticio a los invasores. Francia estaba humillada. El discurso de De Gaulle ¡ªpoco escuchado en su momento¡ª fue la primera piedra de la resistencia y del mito gaulliano, lo que el historiador de Oxford Sudhir Hazareesingh describe como ¡°la ¨²ltima gran religi¨®n laica nacional¡±.
¡°No hay que olvidar que De Gaulle es un autor, un escritor, un gran estilista¡±, dice el editor Jean-Luc Barr¨¦, quien particip¨® en la edici¨®n de las Memorias del general en la prestigiosa colecci¨®n literaria La Pl¨¦iade y escribi¨® Devenir De Gaulle. ¡°En el discurso hay un impulso al estilo de Victor Hugo, una forma de lirismo, un gran resplandor¡±, opina.
De Gaulle pertenece a un tipo particular de personajes: los que escriben la novela de su historia al mismo tiempo que la protagonizan; los que, todav¨ªa en vida, edifican su mito. El discurso de Londres fue el primer momento decisivo de la monumental novela gaulliana. El segundo ocurrir¨ªa en 1958, despu¨¦s de a?os de exilio interior, con la fundaci¨®n de la V Rep¨²blica, el r¨¦gimen presidencialista ¡ªo ¡°monarqu¨ªa electiva¡±, en palabras del historiador Michel Winock¡ª que ha dado seis d¨¦cadas de estabilidad a Francia y, al mismo tiempo, un sistema r¨ªgido y poco flexible.
¡°De Gaulle se ha convertido en una especie de s¨ªmbolo de lo que la ¨¦lite y el pueblo en general ven como la forma m¨¢s idealizada de la pol¨ªtica¡±, se?ala Hazareesingh, autor de In the Shadow of the General: Modern France and the Myth of De Gaulle. ¡°Y De Gaulle es un ideal, tanto porque se considera que dedic¨® su vida a defender la naci¨®n francesa como porque se considera que encarna virtudes pol¨ªticas como la determinaci¨®n, la valent¨ªa, el rechazo a aceptar las injusticias, todo aquello que a los franceses les gusta pensar que representan¡±, prosigue.
Ya no existe un partido estrictamente gaullista o neogaullista, pero casi todo el espectro pol¨ªtico se reclama de De Gaulle. Incluso Marine Le Pen, l¨ªder de Reagrupamiento Nacional, heredero del ultraderechista Frente Nacional ¡ªfundado por p¨¦tainistas y miembros de grup¨²sculos que atentaron contra el general por negociar la independencia de Argelia¡ª, se declara gaullista. El mi¨¦rcoles dio un breve discurso en la isla de Sein, de donde zarparon marinos bretones siguiendo el llamamiento del general. El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, se desplazar¨¢ a Londres para conmemorar la efem¨¦ride.
Barr¨¦, que se declara gaullista desde la adolescencia, previene contra la tentaci¨®n de apropiarse de la herencia: ¡°El gaullismo no es una ideolog¨ªa. Es un comportamiento, una exigencia que consiste en tener una cierta idea de los valores patri¨®ticos y una capacidad de apertura al mundo¡±. Y remata: ¡°El gaullismo no es un partido: es Francia. No es una cuesti¨®n de izquierdas o derechas, sino de unir con ideas fuertes a un pa¨ªs dif¨ªcil de unir¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.