Trump asesta un golpe a Guaid¨® al expresar dudas sobre su reconocimiento y abrir la puerta a verse con Maduro
Las palabras del presidente de Estados Unidos siembran inquietud entre la oposici¨®n al chavismo y obligan a la Casa Blanca a aclarar que la confianza en el jefe del Parlamento sigue intacta
La posibilidad de que Donald Trump y Nicol¨¢s Maduro mantengan una reuni¨®n sacude, de por s¨ª, los equilibrios pol¨ªticos de Venezuela y siembra inquietud en la oposici¨®n. El presidente de Estados Unidos abri¨® la puerta a un encuentro con el venezolano durante una entrevista, pero tambi¨¦n expres¨® dudas sobre el respaldo que su Administraci¨®n dio a Juan Guaid¨® al reconocerlo como presidente interino. Es decir, puso en entredicho la estrategia mantenida durante el ¨²ltimo a?o y medio y asest¨® un golpe al jefe del Parlamento. Este, que a¨²n no se ha querido pronunciar sobre las declaraciones de Trump al portal de noticias Axios, conocidas el domingo, afronta desde hace semanas su etapa m¨¢s sombr¨ªa, en medio de duros cuestionamientos internos y externos.
El alcance de sus palabras oblig¨® a la Casa Blanca a aclarar oficialmente que el mandatario no ha perdido la fe en el l¨ªder opositor. ?l mismo manifest¨® en Twitter que el prop¨®sito de la cita solo ser¨ªa debatir la salida del poder del l¨ªder chavista. La postura de Trump nunca fue objeto de debate, aunque la tibieza mostrada hacia Guaid¨® coincide con las dudas que generaba en la Administraci¨®n estadounidense el l¨ªder opositor venezolano y que est¨¢n recogidas por el exconsejero de Seguridad Nacional John Bolton en su libro, que se publica este martes. La grave crisis de Venezuela siempre ha tenido en su trasfondo la Casa Blanca. Y esa presencia, al mismo tiempo real y simb¨®lica, se ha intensificado desde que Guaid¨® lanzara su desaf¨ªo al Gobierno, a principios de 2019. Al fracaso de la gesti¨®n del r¨¦gimen chavista se ha a?adido la asfixia generada por las sanciones de Estados Unidos, que acusa al propio Maduro de tr¨¢fico internacional de drogas, y al mismo tiempo la estabilidad y la protecci¨®n del l¨ªder opositor dependen principalmente del apoyo de Washington. La secretaria de prensa, Kayleigh McEnany, asegur¨® que Trump sigue reconoci¨¦ndolo como ¡°l¨ªder de Venezuela¡±.
Trump afirma que ¨¦l nunca se opone a las reuniones. Aun as¨ª, el mero hecho de contemplar ese escenario debilita a¨²n m¨¢s el discurso de Guaid¨® e incomoda a su entorno. El presidente de la Asamblea Nacional es el principal dirigente de la oposici¨®n y fue popular entre sus cuadros, cada vez m¨¢s acosados por la justicia, y entre las bases antichavistas mientras segu¨ªa en pie alguna expectativa de cambio. La posibilidad de un giro inminente fue tambi¨¦n decisiva para que Estados Unidos, al igual que cerca de 60 pa¨ªses europeos y americanos le dieran su respaldo como jefe de Estado encargado.
Pero hoy ese horizonte, agravado por la emergencia sanitaria del coronavirus, es cada d¨ªa m¨¢s borroso y la aprobaci¨®n de Guaid¨® ha ca¨ªdo en picado mientras el propio Trump manifiesta sus dudas. Su estrategia en la sustancia es la misma, aunque ha oscilado siempre entre la presi¨®n para forzar la renuncia de Maduro e iniciar un proceso de transici¨®n, y el espantajo de una intervenci¨®n extranjera. Para avivar esta ¨²ltima hip¨®tesis resultaba determinante la ret¨®rica de Washington, especialmente del presidente, sus asesores y del secretario de Estado, Mike Pompeo.
Sin embargo, ni las oleadas de protesta ciudadana les han funcionado ni se ha materializado una v¨ªa militar, m¨¢s all¨¢ de algunas acciones desbaratadas por Caracas como, el pasado mes de mayo, el ¨²ltimo intento de incursi¨®n mar¨ªtima con desertores venezolanos y al menos dos mercenarios estadounidenses. Un plan alocado del que Guaid¨® se ha desvinculado rotundamente, a pesar de que en ¨¦l estuvieran involucrados ¨Cal menos en una primera fase¨C algunos de sus colaboradores m¨¢s cercanos, y que acab¨® golpeando su liderazgo.
El malestar generado por ese complot en las filas opositoras es enorme. Y no es la primera vez que se respira un clima similar, sobre todo porque las fuerzas cr¨ªticas con el chavismo encarnan una amalgama de sensibilidades, incluso ideolog¨ªas, muy diversas. Por eso el Gobierno de Maduro lleva meses tratando de ensanchar la fractura de la oposici¨®n, pactando con sectores minoritarios, y ahora enarbolar¨ªa una reuni¨®n con Trump como una clara victoria.
En Miraflores muchos quer¨ªan que en 2016 ganara Trump porque consideraban su pol¨ªtica exterior menos intervencionista que la de su rival, Hillary Clinton, y tambi¨¦n porque su discurso sin matices acababa animando a las bases chavistas. Las tensiones del a?o pasado, sin embargo, les hicieron a?orar la etapa de Barack Obama. Las relaciones diplom¨¢ticas est¨¢n rotas, pero en el Gobierno siempre han asegurado que, m¨¢s all¨¢ de las hip¨¦rboles verbales de ambas partes, se han mantenido algunos canales de comunicaci¨®n.
La Casa Blanca present¨® hace casi tres meses un proyecto de transici¨®n en Venezuela sin Maduro ni Guaid¨® que ha quedado en agua de borrajas. Si los seguidores del primero identifican a Estados Unidos desde los tiempos del expresidente fallecido Hugo Ch¨¢vez como el principal enemigo de la llamada Revoluci¨®n Bolivariana, la mayor¨ªa de los opositores siempre han mirado a Washington como una esperanza. Este clima es un reflejo no solo de profunda polarizaci¨®n sino de absoluta ausencia de serenidad en el debate pol¨ªtico en Venezuela. Guaid¨® ha sido tildado de socialista o colaborador del r¨¦gimen por los sectores m¨¢s radicales de la oposici¨®n, que al mismo tiempo no suele aceptar las cr¨ªticas de los moderados al interpretarlas como un espaldarazo al Gobierno. El bloqueo es cada d¨ªa m¨¢s profundo y nadie vislumbra todav¨ªa una salida de la crisis.
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