¡®M(i)editerr¨¢neo¡¯: el desasosiego marca el camino al futuro de todas las orillas del viejo mar
El colapso econ¨®mico de la ribera europea y las turbulencias de la africano-asi¨¢tica agitan las aguas de una regi¨®n que pierde el ritmo
El miedo, en su medida correcta, es un instinto sabio. Mantiene alerta, evita peligros. Cuando degenera, sin embargo, cuando las vidas responden m¨¢s a los miedos que a los sue?os, se convierte en un factor paralizante y nocivo. El Mediterr¨¢neo ¨Cpor distintas razones seg¨²n sus diferentes orillas¨C afronta un serio riesgo depresivo debido a los temores que lo recorren. Hace tiempo que esta cuenca que fue el mayor manantial de ideas y progreso global dej¨® de ser el ombligo del mundo; ahora corre el riesgo de perder m¨¢s terreno a¨²n atrapado en sus miedos.
La orilla europea. Las previsiones publicadas por el FMI esta semana se?alan a Francia, Italia y Espa?a como las econom¨ªas avanzadas del mundo con las peores perspectivas en 2020, con ca¨ªdas del PIB superiores al 12%. Grecia y Croacia figuraban, junto con los anteriores, entre los pa¨ªses de la UE con peor pron¨®stico este a?o seg¨²n las previsiones de la Comisi¨®n Europea de primavera. Los datos no solo son m¨¢s oscuros que los de, por ejemplo, Alemania; sino tambi¨¦n de un pa¨ªs tan golpeado por el coronavirus como el Reino Unido.
La pandemia actual incide en inquietantes din¨¢micas anteriores, desde la pavorosa crisis sufrida por Grecia en la ¨²ltima d¨¦cada; la prolongad¨ªsima anemia econ¨®mica de Italia; el inexorable descuelgue franc¨¦s de la locomotora alemana frente a la que Par¨ªs se mide; la persistente tasa de paro y la crisis territorial sist¨¦mica en Espa?a. N¨®tese adem¨¢s que, en los tres principales pa¨ªses mediterr¨¢neos europeos, varias de las regiones m¨¢s din¨¢micas est¨¢n lejos de la costa (?le-de-France, Lombard¨ªa, Madrid). El mazazo al turismo propina un golpe letal a todo el arco litoral y amenaza con ensanchar la brecha con el cuerpo europeo al este del Rin y al norte de los Alpes. Aqu¨ª, el miedo relevante es una la inhibici¨®n del esp¨ªritu emprendedor ante un escenario incierto, el repliegue de generaciones de j¨®venes que pierden el paso y cuyas fuerzas se desperdician. O el miedo, h¨¢bilmente inducido por pol¨ªticos interesados, a supuestas avalanchas migratorias desde el sur.
La orilla africana. Aqu¨ª el miedo tiene otros sabores. Es el del conflicto que no abandona Libia. O el miedo a expresarse libremente en otros Estados. El reciente desempe?o econ¨®mico de estos pa¨ªses fue insatisfactorio. Exiguos crecimientos del 2% en Argelia y T¨²nez en 2019. Los datos de Egipto y Marruecos fueron un poco mejores, pero insuficientes para mantener el paso de los leg¨ªtimos anhelos de mejora de amplios sectores empobrecidos de la ciudadan¨ªa. Y, como no, en esta zona tambi¨¦n el golpe al turismo tiene una incidencia mayor a la de muchas otras regiones de la tierra. Esta regi¨®n ¨Csalvo T¨²nez- no ha encontrado la v¨ªa hacia la plenitud democr¨¢tica y tampoco la de la prosperidad. La desesperanza, es de sospechar, cunde en amplias capas de la poblaci¨®n.
La orilla asi¨¢tica. El horizonte es muy oscuro. La violencia se ha reducido en Siria, pero el sufrimiento econ¨®mico es enorme. L¨ªbano est¨¢ al borde del colapso y la desesperaci¨®n de su juventud se percibe en cr¨®nicas protestas. Tras una prolongada etapa de crecimiento, Turqu¨ªa entr¨® en recesi¨®n el a?o pasado antes de que estallara la pandemia y su sistema democr¨¢tico vive una fase de involuci¨®n. Israel considera planes anexionistas que prometen turbulencias globales.
Este es el panorama. La orilla europea, por su parte, debe constatar su escasa o nula influencia en el arco sur-oriental del Mediterr¨¢neo. Turqu¨ªa y Rusia son mucho m¨¢s relevantes en los conflictos de Siria y Libia. En el israelo-palestino, la UE tampoco pinta nada. En su proceloso camino, el r¨¦gimen de Al Sisi mira m¨¢s hacia Estados Unidos o Arabia Saud¨ª que a cualquier punto de Europa.
Esta irrelevancia viene de antes. Pero ahora, adem¨¢s, la orilla europea del antiguo Mare Nostrum romano afronta el riesgo de la p¨¦rdida de confianza en s¨ª misma, del miedo al futuro. Aunque moment¨¢neo, un comp¨¢s de par¨¢lisis puede causar efectos prolongados, nuevos deterioros de competitividad, evaporaci¨®n de oportunidades para sus gentes.
En sus bellas Memorias del Mediterr¨¢neo, Fernand Braudel exhortaba a contemplar este mar. ¡°Hay que decirlo y repetirlo. Hay que ver el mar, y volver a verlo. (¡) recoloca con paciencia en su sitio las experiencias del pasado y las sit¨²a bajo un cielo, en un paisaje que podemos ver con nuestros ojos. Por un momento, de atenci¨®n o ilusi¨®n, todo parece revivir¡±. Quiz¨¢ la gloria de su pasado, el orgullo de los grandes logros, pueda espolear a los pueblos mediterr¨¢neos a no quedar rezagados en la gran carrera global del progreso, la prosperidad, las ideas.
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