El Gobierno de Johnson aborda con su credibilidad erosionada un curso pol¨ªtico explosivo
Los giros bruscos de los ¨²ltimos meses han pasado factura al primer ministro
Si ya es complicado arrancar un transatl¨¢ntico pr¨¢cticamente parado, no facilita las cosas que tripulaci¨®n y pasaje desconf¨ªen del capit¨¢n despu¨¦s de una serie de ¨®rdenes contradictorias. Y la situaci¨®n empeora cuando en el horizonte se vislumbra un iceberg incierto llamado Brexit. Boris Johnson ha reunido este martes de manera presencial a su Gabinete por primera vez despu¨¦s de las vacaciones de verano. Por delante tiene cuatro meses en los que se jugar¨¢ todo su mandato y en los que deber¨¢ remontar una credibilidad hecha jirones por la gesti¨®n de la pandemia.
¡°Es fant¨¢stico volver a reunirse en persona -de modo seguro y con la necesaria distancia social- y recuperar para nuestras vidas una cierta sensaci¨®n de normalidad, mientras seguimos alerta para controlar el virus¡±, ha dicho el primer ministro a los miembros de su Gobierno. Era el mismo d¨ªa en que ten¨ªan lugar dos de los retos m¨¢s delicados para comprobar si ese desesperado deseo de Downing Street por regresar a la rutina era compartido por el resto de los brit¨¢nicos. Pr¨¢cticamente la mitad de los colegios de Inglaterra y Gales reabr¨ªan sus puertas (la otra mitad ha previsto la reanudaci¨®n de su actividad desde hoy hasta el pr¨®ximo lunes), y gran parte de los trabajadores regresaban de sus vacaciones.
Las dos principales apuestas de Johnson eran causa y efecto, porque las expectativas de que la econom¨ªa eche de nuevo a andar depend¨ªan en gran medida de que padres y madres confiaran en las medidas de seguridad dispuestas en los centros escolares y se vieran liberados para regresar a sus oficinas y lugares de trabajo. El resultado fue ambiguo, aunque todav¨ªa sea demasiado pronto para juzgar si el Gobierno ha sido capaz de comenzar a resucitar un pa¨ªs en respiraci¨®n asistida.
Las puertas de los colegios han recuperado desde primera hora el griter¨ªo infantil, seis meses despu¨¦s de que el confinamiento mandara a casa a todos los alumnos, pero el funcionamiento a medio gas de las l¨ªneas de metro y autob¨²s en Londres y el resto de grandes ciudades, con apenas un 40% de ocupaci¨®n, ha mostrado la dificultad que queda por delante. El miedo a una segunda ola del coronavirus retiene en sus hogares a miles de brit¨¢nicos. El teletrabajo ha demostrado, en el Reino Unido como en otras partes del mundo, que puede ser una alternativa eficaz, pero no suficiente para recuperar el pleno rendimiento de la econom¨ªa. La principal patronal, CBI, ha exigido a Johnson que lidere la campa?a de reapertura de centros de trabajo, tan imprescindible, ha asegurado su presidenta Carolyn Fairbairn, como los colegios. ¡°Los costes que supone mantener cerradas son m¨¢s claros cada d¨ªa que pasa. Los centros m¨¢s activos de nuestras ciudades parecen hoy pueblos fantasma, desprovistos del ajetreo comercial habitual. El precio a pagar es muy alto en peque?os comercios, puestos de trabajo y riqueza del vecindario¡±, ha escrito Fairbairn en el diario The Daily Mail.
El t¨¦rmino m¨¢s popular de las ¨²ltimas semanas en la jerga pol¨ªtica brit¨¢nica para referirse al Gobierno ha sido U-Turn (cambio de sentido), para definir los constantes bandazos y cambios de posici¨®n que han dado los ministros en cuanto se demostraba la impopularidad o desacierto de sus medidas. Educaci¨®n tuvo que dar marcha atr¨¢s en su intento de imponer una estimaci¨®n de notas de selectividad (los ex¨¢menes presenciales fueron anulados por la pandemia) basada en un dudoso algoritmo con tendencia a la baja. Las mascarillas pasaron de ser in¨²tiles a obligatorias en comercios y centros escolares. Vivienda tuvo que extender a septiembre la prohibici¨®n de desahucios, para proteger frente a la crisis a los inquilinos, despu¨¦s de anunciar a mediados de agosto el fin de la medida.
Cada frenada y marcha atr¨¢s del equipo de Johnson se traduc¨ªa en la dimisi¨®n de alg¨²n alto funcionario, nunca de un ministro, con lo que se consolidaba la impresi¨®n general de que el Gobierno conservador que lleg¨® a Downing Street el pasado diciembre era fant¨¢stico para los esl¨®ganes pero p¨¦simo para la gesti¨®n diaria. La popularidad del primer ministro, al que en teor¨ªa le quedan a¨²n por delante cuatro a?os de mandato, se ha desplomado. Seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de YouGov, un 33% de los brit¨¢nicos cree que el l¨ªder laborista, Keir Starmer, ser¨ªa el l¨ªder m¨¢s adecuado para el pa¨ªs, frente a un 30% que sigue optando por Johnson. El otro tercio de los consultados se muestra incapaz de decidirse por alguna opci¨®n.
Los diputados conservadores comienzan a mostrar un estado de nervios inexplicable ante un Gobierno en teor¨ªa tan reciente y con una mayor¨ªa parlamentaria tan holgada. Hasta el punto de que ya comienzan a circular apuestas sobre el posible sucesor de Johnson, en las que los principales candidatos son su jefe de Gabinete (un puesto equivalente al del ministro de la Presidencia espa?ol), Michael Gove, y el ministro de Econom¨ªa, Rishi Sunak. Son los dos pol¨ªticos que han logrado mantener un perfil de mayor solidez en medio de un Gobierno que ha mostrado durante estos meses un perfil huidizo, cuando no se achicharraba directamente. El ministro de Sanidad, Matt Hancock, ha recibido todo los golpes por una gesti¨®n err¨¢tica de la pandemia, y el de Educaci¨®n, Gavin Williamson, se ha convertido en el chivo expiatorio de la ineficacia demostrada. ¡°Confiemos en que a un verano de caos, frustraci¨®n e incompetencia no le siga un oto?o de desastre¡±, le reprochaba este martes a Williamson, cara a cara en la C¨¢mara de los Comunes, la portavoz laborista de Educaci¨®n, Kate Green.
Nadie lo tiene f¨¢cil en el Gobierno los pr¨®ximos cuatro meses. Sobre las espaldas de Gove recaer¨¢ la responsabilidad de un Brexit desordenado el pr¨®ximo 31 de diciembre, si las negociaciones con Bruselas no salen de su estancamiento actual. Y Sunak est¨¢ obligado a comenzar a cerrar el grifo de las ayudas a empresas y trabajadores y presentar un presupuesto que, a la fuerza, ya no podr¨¢ tener la fuerza expansiva que Johnson prometi¨® para reconstruir el pa¨ªs.
Un alto funcionario ante el reto de rescatar al Ejecutivo
Boris Johnson ha depositado todas sus esperanzas en Simon Case, de 41 a?os, el alto funcionario que puli¨® la imagen p¨²blica del pr¨ªncipe Guillermo y su esposa Kate Middleton para dotar a la monarqu¨ªa brit¨¢nica de una imagen de seriedad, estabilidad y continuidad, en medio del caos constitucional que supusieron la espantada a Canad¨¢ del pr¨ªncipe Guillermo y el esc¨¢ndalo del pr¨ªncipe Andr¨¦s y sus tormentosas relaciones con el millonario y ped¨®filo estadounidense, Jeffrey Epstein. Case ser¨¢ el segundo secretario de Gabinete m¨¢s joven de la historia del pa¨ªs, y sustituir¨¢ al defenestrado Mark Sedwill al frente de los todopoderosos civil servants(altos funcionarios) que pueblan los departamentos del Gobierno brit¨¢nico. Su demostrada habilidad para mediar en cualquier conflicto y mantener la calma deber¨¢ conjugarse con el ¨ªmpetu de Dominic Cummings, el asesor estrella de Johnson, que ha prometido dar un vuelco a la maquinaria del poder para deshacerse de a?os de burocracia.
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