Trump detona la batalla pol¨ªtica con su anuncio de que nombrar¨¢ una mujer para el Supremo la semana que viene
Solo 24 horas despu¨¦s de la muerte de la magistrada Ginsburg, el presidente anuncia a sus seguidores el nombramiento, y dos senadoras aseguran que se opondr¨¢n a confirmarlo antes de las elecciones
No hay duelo capaz de desterrar el c¨¢lculo pol¨ªtico en los Estados Unidos de 2020. Mientras los ciudadanos contin¨²an rindiendo tributo a la juez Ruth Bader Ginsburg, fallecida el viernes a los 87 a?os, ya ha explotado en toda su magnitud la colosal batalla por el Tribunal Supremo llamada a inflamar los 45 d¨ªas que quedan para unas elecciones que, ya antes de esta situaci¨®n, ambos partidos ve¨ªan como existenciales. Renunciando a la compostura mostrada la v¨ªspera, el presidente movi¨® el s¨¢bado el primer pe¨®n con el anuncio de que ya esta semana propondr¨¢ un nuevo nombre para el Tribunal Supremo y que apostar¨¢ por ¡°una mujer¡±.
Es a ¨¦l al que le corresponde dar el primer paso. Y no esper¨® ni 24 horas para darlo. El s¨¢bado por la ma?ana, el presidente pidi¨® a los republicanos iniciar el proceso de relevo ¡°sin demora¡±. Por la tarde, en un mitin en Carolina del Norte, anunci¨® que el nombre estar¨¢ sobre la mesa esta pr¨®xima semana, jaleado por sus seguidores al grito de ¡°Fill that seat!¡± (?cubre esa vacante!). La campa?a de Trump empez¨® a vender camisetas con el lema.
En Washington, mientras tanto, cientos de admiradores de Ginsburg, icono de las causas progresistas, segu¨ªan congreg¨¢ndose ante la fachada del Supremo. Las flores, las velas y los mensajes de agradecimiento se amontonaban a los pies de la imponente escalinata de m¨¢rmol. ¡°Descansa, ya nos encargamos nosotras a partir de ahora¡±, dec¨ªa uno de los muchos carteles que promet¨ªan continuar la lucha de la juez. Entre la multitud de personas que ven¨ªan a rendir tributo a Ginsburg, un grupo de antiabortistas mostraba carteles con im¨¢genes de fetos muertos y romp¨ªa el silencio con un meg¨¢fono que escup¨ªa proclamas. Una se?al de lo mucho que est¨¢ en juego en esta batalla, en la que los conservadores ven la oportunidad de ahondar y consolidar durante d¨¦cadas el sesgo derechista del ¨²ltimo dique judicial del pa¨ªs.
El domingo por la tarde, el candidato presidencial dem¨®crata, Joe Biden, ha pedido a los republicanos que no ¡°fuercen¡± el proceso de confirmaci¨®n antes de las elecciones, pues constituir¨ªa ¡°un abuso de poder¡±. En un discurso pronunciado en el museo de la Constituci¨®n de Filadelfia, el candidato ha apelado directamente a ese pu?ado de senadores republicanos que ¡°de verdad van a decidir lo que suceda¡±, y les ha pedido que act¨²en ¡°en conciencia¡±.
Trump ya ven¨ªa jugando la baza de un nuevo nombramiento del Supremo para animar al votante republicano en estas elecciones. El pasado 9 de noviembre, present¨® una lista con 20 candidatos entre los que estar¨ªa su elecci¨®n en caso de renovar mandato en la presidencia. Al anunciar que ser¨¢ una mujer, esa lista queda significativamente reducida. Las especulaciones se centraban en Amy Coney Barrett, juez conservadora de 48 a?os que actualmente sirve en un tribunal de apelaciones. Barrett ha escrito contra el aborto tal y como est¨¢ legalizado actualmente en el pa¨ªs. Tambi¨¦n se habla de la juez Barbara Lagoa, que es de origen cubano y de Miami, lo que le podr¨ªa dar a Trump, en una nueva derivada pol¨ªtica, un empuj¨®n en Florida, Estado llamado a ser decisivo en estas elecciones. El s¨¢bado, preguntado por los periodistas, el presidente tuvo palabras de elogio para las dos mujeres.
Los republicanos fueron llamados a filas en domingo. Se trata de asegurar el apoyo de una mayor¨ªa simple en el Senado, necesaria para aprobar a la persona que nomine Trump. Los republicanos tienen 53 senadores frente a 47 dem¨®cratas. La oposici¨®n de cuatro har¨ªa fracasar la votaci¨®n, y en este asunto el grupo est¨¢ lejos de comportarse como un bloque.
Todas las miradas est¨¢n en los 23 senadores republicanos que se juegan la reelecci¨®n el 3 de noviembre. Entre ellos est¨¢ Susan Collins, senadora por Maine, que anunci¨® el s¨¢bado que no votar¨ªa por la candidata de Trump. Se debe votar, dijo, el candidato que proponga el presidente salido de las urnas el 3 de noviembre. A Collins se la considera moderada y peligra su esca?o. Tambi¨¦n los senadores Lisa Murkowski y Chuck Grassley dijeron recientemente que se opondr¨ªan, y la primera ha dicho este domingo que no ha cambiado de opini¨®n. ¡°No apoy¨¦ proceder con la nominaci¨®n ocho meses antes de las elecciones de 2016¡±, ha dicho la senadora, ¡°y ahora estamos a¨²n m¨¢s cerca de las elecciones y creo que debe aplicarse la misma norma¡±. El presidente Trump ha atacado a Murkoswki este domingo por la ma?ana, retuiteando una convocatoria de un evento con la senadora acompa?ada de un escueto mensaje: ¡°?No, gracias!¡±.
Los dos senadores con papeles protagonistas en este proceso, y que tambi¨¦n se juegan su esca?o en noviembre, son Mitch McConnell, l¨ªder de la mayor¨ªa republicana, y Lindsay Graham, presidente del Comit¨¦ de Justicia. El segundo ser¨ªa el encargado de organizar la comparecencia de la candidata y ya ha expresado su disposici¨®n de proceder con la nominaci¨®n, en indecorosa contradicci¨®n con la postura que mantuvo hace cuatro a?os de oponerse a llenar una vacante del Supremo en a?o electoral. Igual de contradictoria (y previsible) ha sido la reacci¨®n de McConnell, que fue el autor de la inaudita chicana parlamentaria por la que los republicanos se negaron a votar al juez propuesto por Barack Obama en 2016, a 10 meses de aquellas elecciones. Igual que entonces, de McConnell depende hoy que se vote o no la candidata de Trump antes de las elecciones, o m¨¢s tarde, o nunca.
Apenas una hora despu¨¦s del anuncio de la muerte de Ginsburg, el veterano senador despej¨® dudas: la c¨¢mara, dijo, ¡°votar¨¢ al nominado del presidente Trump¡±. Eso s¨ª: no dijo cu¨¢ndo. Dando con ello a entender que a¨²n no ve asegurada la mayor¨ªa. El viernes por la noche, McConnell envi¨® una carta a los senadores pidi¨¦ndoles que no se encierren en una postura de la que luego se podr¨ªan ¡°arrepentir¡±.
The Supreme Court is on the ballot. And the outcome will impact everything from health care to civil rights ¡ª affecting generations to come.
— Joe Biden (@JoeBiden) September 19, 2020
Vote. Our future depends on it. https://t.co/Hy8C4mIL2M
Los grupos cristianos conservadores tambi¨¦n engrasan sus poderosas m¨¢quinas de presi¨®n, viendo al fin ante s¨ª la tan anhelada posibilidad de mover decisivamente hacia la derecha al Supremo, en temas tan importantes para ellos como el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo. El objetivo de sus esfuerzos ser¨¢n precisamente los senadores republicanos, a los que tratar¨¢n de convencer de que un retraso en el relevo de Ginsburg desmovilizar¨ªa a los votantes conservadores que esperan un gesto decidido del partido.
En la Casa Blanca se llevaba desde primavera trabajando en un plan para reemplazar a la juez Ginsburg si se produc¨ªa la oportunidad. Ahora, la pelea por el Supremo se contempla como un nuevo comienzo para una campa?a electoral que no estaba funcionando. De pronto, una elecci¨®n que trataba sobre la gesti¨®n de Trump pasa a tratar sobre el futuro del Tribunal Supremo.
Los dem¨®cratas, sin armas para bloquear una mayor¨ªa simple en el Senado, asisten imponentes a la nueva ofensiva republicana. Chuck Schumer, el l¨ªder dem¨®crata, ya ha advertido de que podr¨ªan contratacar con reformas institucionales si ganan el control de la c¨¢mara en noviembre: por ejemplo, ampliar el n¨²mero de magistrados del Supremo, que est¨¢ establecido por ley y no en la Constituci¨®n.
La batalla ofrece tambi¨¦n a los dem¨®cratas un cambio de estrategia en la campa?a, que algunos ven con optimismo. En los ¨²ltimos meses, el candidato Joe Biden dibujaba las elecciones como un plebiscito sobre el presidente y su gesti¨®n de la pandemia. Ahora, seg¨²n han explicado personas de su equipo, si se sigue adelante con las audiencias de confirmaci¨®n en el Senado, querr¨ªan convertirlas en una oportunidad para hablar de la emergencia sanitaria que sacude el pa¨ªs y del futuro de la sanidad p¨²blica. Apenas una semana despu¨¦s de las elecciones, el Supremo tiene que escuchar las argumentaciones sobre la reforma sanitaria introducida por Obama, impugnada por los republicanos. Ese y otros de los cl¨¢sicos temas que dividen a la sociedad estadounidense son los que, tras la muerte de la juez Ginsburg, saltan s¨²bitamente al centro de una campa?a electoral hist¨®rica.
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