Las revelaciones sobre los impuestos de Trump amenazan con erosionar la base electoral del presidente
Los dem¨®cratas buscan resaltar la brecha entre la clase trabajadora y un dirigente multimillonario que solo pag¨® 750 d¨®lares en su declaraciones de la renta de 2016 y 2017
A la espera de lo que pueda deparar todav¨ªa el ¨²ltimo mes de una campa?a llena de ins¨®litos sobresaltos, la sorpresa de octubre de las elecciones de 2020 ha ca¨ªdo en septiembre y en la forma de una exclusiva period¨ªstica. Las revelaciones de The New York Times sobre las declaraciones fiscales de Trump, que no pag¨® el impuesto sobre la renta en 10 de los ¨²ltimos 15 ejercicios y que solo desembols¨® 750 d¨®lares el a?o en que inici¨® su carrera presidencial, apuntan a la l¨ªnea de flotaci¨®n del trumpismo y tienen el potencial de convertirse en uno de esos eventos que irrumpen en la recta final de la campa?a y pueden influir en su desenlace.
De las informaciones, que el Times empez¨® a publicar este domingo, se desprende que la historia personal y profesional que el presidente vende a los ciudadanos difiere mucho de la que reporta a las autoridades fiscales. Los codiciados documentos obtenidos por el Times, que ha decidido no compartirlos para proteger a sus fuentes, ofrecen seg¨²n el diario el retrato de un empresario acechado por las deudas, cuya situaci¨®n financiera ha mejorado sustancialmente en los cinco a?os desde que inici¨® su carrera presidencial, gracias al aumento de la actividad en algunos de los hoteles y clubes de golf que forman parte de un emporio empresarial del que se neg¨® a desvincularse al llegar a la Casa Blanca, generando potenciales conflictos de intereses. La conducta de Trump, siempre seg¨²n el Times, ha sido la de un empresario que ingresa millones de d¨®lares cada a?o, pero que acumula p¨¦rdidas cr¨®nicas que utiliza, a trav¨¦s de agresivas t¨¦cnicas fiscales, para no pagar impuestos.
Las revelaciones tienen el potencial de profundizar la brecha abierta entre el presidente republicano y el electorado de clase trabajadora, especialmente en Estados con un tejido industrial golpeado por la globalizaci¨®n, que ser¨¢n clave en las elecciones del 3 de noviembre. Esos votantes que se sintieron abandonados por el establishment pol¨ªtico despu¨¦s de la Gran Recesi¨®n y escucharon hace cuatro a?os el mensaje de Trump, que quiso identificarse con ellos en ese rechazo a las ¨¦lites y prometi¨® luchar por sus trabajos a base de proteccionismo. La imagen de un presidente que trat¨® durante d¨¦cadas de presentarse como un empresario de enorme ¨¦xito, pero que en realidad sufr¨ªa para mantener a flote sus negocios, empleaba una agresiva ingeniar¨ªa fiscal para no contribuir a la hacienda p¨²blica y pudo haberse aprovechado del poder pol¨ªtico que le dieron esos votantes para sanear sus finanzas, resonar¨¢ en unos trabajadores que ya comprueban que, a pesar de las promesas, cuatro a?os de Trump no han mejorado, sino en muchos casos empeorado, su situaci¨®n econ¨®mica.
En particular, la cifra de 750 d¨®lares, el montante de impuestos federales sobre la renta que Trump pag¨® en 2016 y en 2017, ofrece a los dem¨®cratas un poderoso y sencillo sello que tratar¨¢n de grabar en la mente de los votantes. La cifra chirriar¨¢ a esos trabajadores cuyo estilo de vida dista mucho de la ostentaci¨®n y el lujo que se asocian con el presidente Trump, y que sin embargo pagan m¨¢s que ¨¦l en impuestos federales.
As¨ª lo destac¨® en un tuit la popular congresista Alexandria Ocasio-Cortez, que asegura haber pagado miles de d¨®lares en impuestos federales en esos mismos a?os, mientras trabajaba como camarera. ¡°Ha contribuido menos a financiar nuestras comunidades que los camareros y los inmigrantes sin documentos¡±, dijo la congresista de Trump. La campa?a del candidato presidencial dem¨®crata, Joe Biden, no tard¨® en difundir un v¨ªdeo que muestra los habituales impuestos sobre la renta pagados por profesores de primaria, bomberos y enfermeras, que ascienden a miles de d¨®lares anuales.
Tampoco contribuyen a reforzar el v¨ªnculo de Trump con ese electorado clave revelaciones como la de que dedujo de sus impuestos 70.000 d¨®lares en concepto de gastos de peluquer¨ªa para su programa televisivo The Apprentice. Esa imagen de un presidente tan alejado de las preocupaciones de la clase trabajadora por la que dice gobernar constituye valiosa munici¨®n para Biden, que este martes se enfrenta cara a cara a Trump en el primero de los tres debates presidenciales.
El debate tendr¨¢ lugar precisamente en Ohio, uno de esos Estados con fuerte peso industrial que se llev¨® Trump hace cuatro a?os y en el que ahora Biden le saca una ligera ventaja en los sondeos. En el primero de los bloques tem¨¢ticos, dedicado a la trayectoria personal de ambos candidatos, Biden cuenta ahora con nueva artiller¨ªa para buscar el contraste entre la figura del empresario sin escr¨²pulos de Nueva York y sus propios or¨ªgenes de clase media trabajadora en un Estado del mismo cintur¨®n industrial como es Pensilvania.
Trump se desenvuelve mucho mejor a la ofensiva que a la defensiva. Por eso, el equipo del presidente ha pasado al ataque este mismo lunes. Alan Garten, abogado de la Organizaci¨®n Trump, public¨® un comunicado en el que asegura que la informaci¨®n est¨¢ ¡°repleta de groseras inexactitudes¡±, y encuadra la publicaci¨®n de la historia en ¡°una campa?a de difamaci¨®n previa a las elecciones¡±.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, acus¨® a los dem¨®cratas de volver a interpretar ¡°el mismo guion que probaron en 2016, y que el pueblo estadounidense rechaz¨® y volver¨¢ a rechazar¡±. El propio presidente ha calificado la informaci¨®n de ¡°noticia falsa¡± y ha arremetido en un hilo de tuits contra el peri¨®dico, al que acusa de proceder ¡°con informaci¨®n obtenida de manera ilegal y solo malas intenciones¡±. Asegura que pag¨® ¡°muchos millones de d¨®lares¡± en impuestos pero ¡°ten¨ªa derecho, como todo el mundo, a la depreciaci¨®n y las desgravaciones¡±.
A por el voto indeciso
Trump ha sobrevivido pol¨ªticamente a otras revelaciones igualmente demoledoras, como las grabaciones en las que se jactaba de tocar los genitales de mujeres sin su permiso. Aquella cinta se public¨® en octubre de 2016, tambi¨¦n dos d¨ªas antes de que Trump se enfrentara en un debate a la que entonces era su rival dem¨®crata, Hillary Clinton.
La diferencia es que, en esta ocasi¨®n, la bomba informativa llega en un momento particularmente malo para las expectativas de reelecci¨®n del presidente, que lleva meses por detr¨¢s de su rival en los sondeos, tanto en el ¨¢mbito nacional como en algunos de los Estados decisivos. La pandemia le ha arrebatado a Trump el principal argumento con el que contaba para la reelecci¨®n, el vigor de la econom¨ªa, y su campa?a no est¨¢ logrando contrarrestar las cr¨ªticas a su gesti¨®n de la crisis sanitaria.
La extrema polarizaci¨®n pol¨ªtica que vive el pa¨ªs no contribuye a la proliferaci¨®n de votantes indecisos y ha convertido a las bases trumpistas, que se han mantenido llamativamente fieles en estos cuatro a?os, en un bloque que se antoja inexpugnable. Pero esta sorpresa de octubre, llegada en los ¨²ltimos d¨ªas de septiembre, apunta al coraz¨®n mismo de esos trabajadores de Estados industriales del Medio Oeste que hace cuatro a?os llevaron a Trump a la Casa Blanca.
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