El descenso a los infiernos del gur¨² de Internet de Donald Trump
Destituido y abandonado por el mandatario, Brad Parscale est¨¢ ingresado en un centro psiqui¨¢trico tras ser reducido por la polic¨ªa por un posible intento de suicidio
Poco a poco, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le fue dejando caer hasta que a mediados de julio le destituy¨® como jefe de campa?a. Desde entonces, Brad Parscale, de 44 a?os, ha sufrido su personal bajada al infierno, que concluy¨® este lunes cuando un agente de polic¨ªa de la ciudad de Fort Lauderdale (Florida) reten¨ªa al alto y corpulento hombre despu¨¦s de que su esposa alertara a las fuerzas del orden de que su marido pod¨ªa tener ideas suicidas -y 10 armas de fuego en su poder-.
En poco tiempo, Parscale ha pasado de gur¨² digital, creador del impactante ¨¦xito de las etiquetas que marcaron la campa?a de 2016 y que han dictado la pol¨ªtica de la Administraci¨®n de Donald Trump, #MakeAmericaGreatAgain y #MAGA [las iniciales en ingl¨¦s de ¡°hacer Am¨¦rica grande de nuevo¡±], a ser ingresado contra su voluntad en un hospital cercano a su domicilio para ser sometido a una evaluaci¨®n psiqui¨¢trica. Un estudio obligatorio seg¨²n una norma que autoriza a las autoridades de Florida a mantener hospitalizada hasta 72 horas a una persona que sea declarada ¡°inestable mentalmente y que pueda suponer un peligro para s¨ª mismo o para otros¡±.
Como muchas otras carreras dentro del universo Trump, la de Parscale fue la de un ¨¦xito inesperado, heterodoxo, ajeno a las normas no escritas de la pol¨ªtica estadounidense. Ni ten¨ªa experiencia pol¨ªtica, ni proced¨ªa de uno de esos think tanks o laboratorios de ideas de Washington. Pero se acerc¨® al presidente a trav¨¦s del yern¨ªsimo Jared Kushner, quien aval¨® su val¨ªa al frente de la creaci¨®n de las p¨¢ginas webs de varios negocios del imperio Trump.
Fueron los d¨ªas de vino y rosas. Tras una haza?a electoral que nadie esperaba, con el pa¨ªs inundado de gorras rojas con el lema trumpista para "hacer de Am¨¦rica un gran pa¨ªs (otra vez)¡±, en febrero de 2018 el magnate neoyorquino ascend¨ªa a Parscale y lo nombraba jefe de campa?a para la reelecci¨®n de este pr¨®ximo noviembre. Su est¨¦tica, su barba roja y los m¨¢s de dos metros de altura le hicieron valedor del sobrenombre de El Vikingo.
Err¨®neamente, muchas informaciones dicen que Parscale es texano, donde estudi¨® en la Universidad de San Antonio tras trasladarse all¨ª sus padres, pero la realidad es que naci¨® en Topeka (Kansas). Casado en primeras nupcias en 2003 con la madre de su ¨²nica hija, a la que conoci¨® en un sal¨®n de bronceado, Parscale volv¨ªa a pasar por el altar en 2012 para dar el s¨ª quiero a Candice Blount.
Acoso presidencial
Sin embargo, lo que funcion¨® en la campa?a electoral de 2016 ya no parec¨ªa funcionar en 2020. La gota que colm¨® el vaso de la impaciencia del vitri¨®lico presidente y precipit¨® la salida de Parscale de la jefatura de campa?a fue el desastroso mitin de Trump en Tulsa (Oklahoma) del pasado 20 de junio, con medio pabell¨®n vac¨ªo pese a que el asesor esperaba un mill¨®n de personas. Acostumbrado a edificios repletos y largas filas de entusiastas, la imagen de Tulsa provoc¨® una debilidad en la campa?a de Trump no vista hasta la fecha.
Desde ese momento, el presidente de Estados Unidos hizo con Parscale una de las cosas que mejor sabe hacer: ser el mat¨®n de patio de colegio que acorrala y critica p¨²blicamente, con toda la dureza posible, a quien le ha fallado. Seg¨²n un relato de la CNN, que cita fuentes que estaban durante la conversaci¨®n, Trump chillaba a trav¨¦s del tel¨¦fono a su jefe de campa?a acus¨¢ndole de lo mal que iba en los sondeos, incluso lleg¨® a amenazarle con demandarle. En ning¨²n momento el presidente consider¨® poner el error sobre su persona. Siempre tiene un chivo expiatorio.
Tras el salto a los titulares en el verano y con su pundonor devastado por el presidente, Parscale desapareci¨® del radar medi¨¢tico hasta esta semana. El v¨ªdeo de la polic¨ªa que recoge el antes y el despu¨¦s de la detenci¨®n de Parscale es la prueba gr¨¢fica del desmoronamiento del que fue el l¨ªder digital de Trump y, quiz¨¢, en gran parte, el art¨ªfice de su victoria en 2016.
Los agentes llegaron a la residencia del matrimonio Parscale, en Fort Lauderdale, tras recibir una llamada de la mujer de ¨¦ste en la que aseguraba que su marido hab¨ªa hecho comentarios sobre quitarse la vida y en varias ocasiones hab¨ªa disparado una de las 10 armas de fuego que el exasesor de Trump ten¨ªa en su casa. La esposa asegur¨® a los agentes que llegaron a su casa en Fort Lauderdale, una ciudad situada 48 kil¨®metros al norte de Miami, que Parscale hab¨ªa estado ¡°hablando agitadamente consigo mismo" y que luego hab¨ªa escuchado un disparo.
En unas declaraciones al diario Sun-Sentinel, el polic¨ªa Timothy Skaggs, amigo de la familia, se present¨® en la escena y llam¨® a Parscale por tel¨¦fono para convencerlo de que saliera. ¡°Estaba balbuceando, como si estuviera bajo la influencia de una bebida alcoh¨®lica. Y parec¨ªa que estaba llorando¡±, explic¨® el agente.
El v¨ªdeo del incidente muestra a Candice Parscale, en bikini y cubierta por una bata blanca, dici¨¦ndole a la polic¨ªa frente a su casa que hab¨ªa tenido un altercado con su marido y que lo vio tomar su pistola cuando sal¨ªa de su estudio. Brad Parscale abandon¨® su casa, sin camisa, en pantalones cortos y con una lata de cerveza en la mano, despu¨¦s de que un polic¨ªa le pidiera repetidamente por tel¨¦fono que saliera desarmado. Un agente lo derrumb¨® sorpresivamente por las piernas, y dos m¨¢s lo esposaron con las manos en la espalda. ¡°?Yo no hice nada! ?Yo no hice nada!¡±, dec¨ªa el detenido. Seg¨²n recoge el informe policial, su esposa, mostraba hematomas y cortes que al parecer le habr¨ªa provocado su marido en d¨ªas anteriores.
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