Francia rescata del olvido a una v¨ªctima espa?ola de la masacre nazi de Oradour-sur-Glane
Ramona Dom¨ªnguez Gil se convierte oficialmente en la asesinada n¨²mero 643 de la matanza en la ¡°villa m¨¢rtir¡± de Francia tras una investigaci¨®n de un profesor catal¨¢n
Ramona Dom¨ªnguez Gil sufri¨®, primero, el dolor de la derrota en la Guerra Civil espa?ola. Luego lleg¨® el desgarro del exilio, con sus incertidumbres y humillaciones en una Francia de la que lo desconoc¨ªa todo y donde recal¨® en el campo de concentraci¨®n de Argel¨¨s-sur-Mer, como tantos republicanos que llegaron a trav¨¦s de los Pirineos durante la huida ante el avance de las tropas franquistas en 1939. Apenas hab¨ªa logrado adaptarse a su nueva vida de exiliada cuando la Alemania nazi ocup¨® Francia...
Ramona Dom¨ªnguez Gil sufri¨®, primero, el dolor de la derrota en la Guerra Civil espa?ola. Luego lleg¨® el desgarro del exilio, con sus incertidumbres y humillaciones en una Francia de la que lo desconoc¨ªa todo y donde recal¨® en el campo de concentraci¨®n de Argel¨¨s-sur-Mer, como tantos republicanos que llegaron a trav¨¦s de los Pirineos durante la huida ante el avance de las tropas franquistas en 1939. Apenas hab¨ªa logrado adaptarse a su nueva vida de exiliada cuando la Alemania nazi ocup¨® Francia. El 10 de junio de 1944, Ramona fue asesinada en una operaci¨®n de terror nazi junto a buena parte de la poblaci¨®n de Oradour-sur-Glane (en el centro del pa¨ªs), donde su familia se hab¨ªa instalado para huir de los fascismos que inundaban Europa. Pero a esta mujer, aragonesa y entonces de 73 a?os, le aguardaba una ignominia m¨¢s: la del olvido. Hasta que David Ferrer Revull, un profesor catal¨¢n aficionado a la historia y escandalizado por la falta de memoria en Espa?a de esta masacre y de sus v¨ªctimas espa?olas, puso a las autoridades francesas sobre su pista. Ahora, Ramona Dom¨ªnguez Gil, borrada durante 76 a?os de la historia, ha sido oficialmente reconocida como la v¨ªctima n¨²mero 643 ¡ªy la decimonovena espa?ola¡ª del llamado ¡°pueblo m¨¢rtir¡± de Oradour, cuyas ruinas han quedado conservadas como s¨ªmbolo del horror nazi. Su nombre ser¨¢ a?adido en los monumentos que buscan impedir que algo as¨ª vuelva a suceder.
Benoit Sadry, responsable de memoria hist¨®rica de la alcald¨ªa de Oradour, muestra el fallo del tribunal de gran instancia de Limoges que el 15 de enero certific¨® que ¡°Madame Ramona Dom¨ªnguez Gil, nacida en Mianos (provincia de Zaragoza) (¡) falleci¨® el 10 de junio de 1944 en Oradour-sur-Glane¡±. Este documento ha permitido poner en marcha el proceso ¡ªya muy avanzado¡ª para que Ramona figure de pleno derecho como v¨ªctima de Oradour. ¡°76 a?os m¨¢s tarde, se repara as¨ª una injusticia con esta mujer que hab¨ªa sido olvidada¡±, celebra.
El que Ramona haya sido rescatada del olvido es obra, sobre todo, de Ferrer Revull. Durante cuatro a?os, este profesor de ingl¨¦s de 50 a?os residente en Sabadell y visitante asiduo de Francia, ha dedicado tiempo y recursos a recuperar la memoria de los 19 espa?oles que fallecieron en la masacre de la ¡°villa m¨¢rtir¡±. Lo ha hecho, cuenta por tel¨¦fono, ¡°por tristeza, rabia y verg¨¹enza de que pudi¨¦ramos tener a nuestros compatriotas de esta manera¡±, pr¨¢cticamente olvidados y muchos sin identificar correctamente.
El 10 de junio de 1944, Ramona llevaba ya casi cuatro viviendo en Oradour. All¨ª se hab¨ªa asentado, tras la entrada de los alemanes en Francia en 1940, con su hijo, Joan T¨¦llez Dom¨ªnguez, un anarcosindicalista de Barcelona, la esposa de este, Marina Dom¨¨nech, y sus tres hijos, Miquel, Harmonia y Llibert, de 1, 7 y 11 a?os.
La pesadilla comenz¨® pasado el mediod¨ªa de ese s¨¢bado, cargado de esperanza tras el desembarco cuatro d¨ªas antes, de las tropas aliadas en las playas de Normand¨ªa. El centro de Oradour, entonces una pr¨®spera poblaci¨®n de 1.574 habitantes que hasta ten¨ªa un tranv¨ªa que la comunicaba con la vecina Limoges, estaba a reventar. No solo era d¨ªa de mercado, tambi¨¦n tocaba la distribuci¨®n del tabaco racionado. Adem¨¢s, era jornada de vacunaci¨®n, por lo que los padres hab¨ªan llevado a sus hijos a la escuela. Nunca volver¨ªan a casa.
A las dos de la tarde, tres secciones de la tercera compa?¨ªa del regimiento blindado Der F¨¹hrer de la divisi¨®n Waffen SS Das Reich llegaron a Oradour. ¡°Nunca sabremos por qu¨¦ eligieron este pueblo¡±, dice Palmira Desseix mientras pasea por las ruinas de la poblaci¨®n, que el general Charles de Gaulle orden¨® mantener intactas para ¡°conservar el recuerdo, para que nunca m¨¢s se produzca una desgracia semejante¡±. Esta hija de republicanos nacida en el campo de concentraci¨®n de Gurs en 1943 y miembro del Ateneo Republicano de Limoges, ha ayudado a Ferrer Revull a rastrear a los espa?oles de Oradour y conoce al dedillo la historia de esta poblaci¨®n, en la tambi¨¦n fue masacrada parte de la familia de su marido ¡ªlos abuelos, un hermano y una prima¡ª.
Los soldados de las SS, camino al frente normando, pararon en Oradour con ¨®rdenes de realizar una ¡°acci¨®n ejemplar¡± para aterrorizar a una poblaci¨®n envalentonada por el desembarco aliado. Tras cercar el pueblo y agrupar a todos los vecinos, separaron a las mujeres y los ni?os, que encerraron en la iglesia. Los hombres, divididos en grupos, fueron ametrallados por los soldados, que remataron a los malheridos antes de prender fuego a los cad¨¢veres. Sus familias no corrieron mejor destino. Los soldados encendieron las mechas que sal¨ªan de una caja en el centro de la iglesia antes de cerrar las puertas del templo. Las mujeres y los ni?os murieron asfixiados, o ametrallados cuando intentaban escapar de la iglesia, o quemados vivos por el fuego. Los restos fundidos de la campana de la iglesia son testimonio, hasta hoy, del horror de ese d¨ªa, al que solo sobrevivieron cinco hombres y una mujer.
Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, Oradour ha servido como recordatorio de la barbarie nazi, aunque en agosto, una pintada negacionista en la entrada de su Centro de la Memoria demostr¨® que hay quienes siguen sin aprender de la historia. Sus v¨ªctimas, 642 hasta la reciente identificaci¨®n de Ramona, son recordadas cada 10 de junio. Oradour ha visto pasar varios presidentes franceses y hasta uno alem¨¢n, Joachim Gauck, en 2013. Espa?a no ha celebrado ning¨²n acto oficial por esta masacre, aunque fuentes diplom¨¢ticas se?alan que el Gobierno, que acaba de presentar la ley de memoria democr¨¢tica, ¡°preparar¨¢ un homenaje¡± a las v¨ªctimas espa?olas.
¡°Es una verg¨¹enza para el pa¨ªs que no conozcamos esto¡±, se indigna Ferrer Revull. Su manera de homenajearlos, de ¡°devolverles la dignidad que intentaron quitarles con el crimen, y tambi¨¦n con la manera fascista de actuar, que no es solamente matar a gente, sino eliminar completamente cualquier resto de su existencia¡±, ha sido ¡°fijar su identidad, sus datos m¨ªnimos¡±. Quiso ¡°saber qui¨¦nes eran, c¨®mo se llamaban, cu¨¢l era su relaci¨®n. Que los nombres estuvieran bien puestos, igual que el lugar y la fecha de nacimiento de cada uno de ellos¡±. El profesor catal¨¢n ha reunido sus investigaciones en un libro autoeditado, Recuerda ¡ªcomo insta un cartel a la entrada de Oradour¡ª, en el que cuenta la historia de las 19 v¨ªctimas espa?olas. Porque lo de tener muertos sin identificar no le es ajeno. ¡°Esto lo conocemos en Espa?a, a¨²n seguimos buscando d¨®nde est¨¢ mucha gente¡±.
La identificaci¨®n de Ramona es la culminaci¨®n de un trabajo casi detectivesco por parte de Revull, que comenz¨® interes¨¢ndose por las dos ni?as de su Sabadell natal fallecidas en la masacre ¡ªEm¨ªlia y Angelina Massachs Borruel, ¡°de las que nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar¡± ni en su ciudad¡ª y acab¨® dedicando casi cuatro a?os a compilar certificados de nacimiento y otros documentos de los espa?oles de Oradour.
Ramona es un caso especial. Su nombre figura en una placa de m¨¢rmol de los a?os cuarenta en honor de las v¨ªctimas espa?olas junto a la ¡°tumba de los m¨¢rtires¡± del cementerio de Oradour que la Junta Espa?ola de Liberaci¨®n orden¨® esculpir en nombre de la Rep¨²blica Espa?ola. Pero no aparece en ninguna lista oficial. ?Era un error, como el de Paquito Lorente Pardo, el ni?o tambi¨¦n incluido en esa placa, pero que hab¨ªa fallecido en 1943?
El entusiasmo de Revull, que tambi¨¦n ayud¨® al Centro de la Memoria de Oradour a corregir varios errores sobre los espa?oles ¡ªcomo identificar a las mujeres con el apellido de sus maridos, al uso franc¨¦s¡ª acab¨® contagiando a las autoridades locales, que no dudaron en alertarlo cuando hicieron, el pasado verano, un hallazgo clave. En una carpeta que acumulaba polvo en los archivos departamentales de Haute-Vienne, una archivista hall¨® ¡°las no renovaciones de las tarjetas de residencia de los refugiados espa?oles adultos muertos en Oradour, sobre las que estaba escrito: ¡®Muerto el 10 de junio de 1944 en la masacre de Oradour. Dado de baja". Entre esas fichas est¨¢ la de Ramona Dom¨ªnguez, "que no estaba en las otras listas oficiales¡±.
¡°Lo impresionante es que tenemos todos los archivos de Ramona. Como era extranjera, deb¨ªa registrarse ante la Administraci¨®n para poder residir en Francia¡±, comenta, a¨²n at¨®nita, Sandra Gibouin, documentalista del Centro de Memoria y una de las responsables ahora de rehabilitar a esta v¨ªctima en la ¡°villa m¨¢rtir¡±, que cada a?o recibe a unos 300.000 visitantes. ¡°Todo est¨¢ claro. Salvo que luego fue olvidada en las fichas de desaparecidos. Por qu¨¦, no lo sabemos¡±.
Revull tiene una teor¨ªa: la confundieron con su nuera, Marina Dom¨¨nech. En los documentos franceses, ¡°Marina aparece muchas veces como Dom¨ªnguez. Creo que en alg¨²n momento, alg¨²n funcionario, ante una lista de espa?oles, al encontrar Marina Dom¨ªnguez y Ramona Dom¨ªnguez, las confundi¨®¡±.
Entre los pocos visitantes que estos d¨ªas de pandemia recibe Oradour, el pasado 12 de octubre lleg¨® un grupo de espa?oles de visita a una familiar establecida en Francia hace d¨¦cadas, Juana Antonia Fern¨¢ndez. En todos los carteles figura todav¨ªa la cifra de 642 v¨ªctimas. Su asombro fue may¨²sculo al conocer que hay una m¨¢s, y que era espa?ola. ¡°Huyeron del terror en Espa?a y cayeron en algo peor, inimaginable. Y encima su pa¨ªs les olvid¨®¡±, lamentaba Juana antes de perderse entre las ruinas del horror.