Una gran ola de protestas sacude Nigeria
El Gobierno moviliza al Ej¨¦rcito y a los antidisturbios ante unas manifestaciones que comenzaron contra la brutalidad policial y en las que han fallecido ya 15 personas
Una ola de protestas antigubernamentales sacude a Nigeria desde hace diez d¨ªas y ha provocado al menos una quincena de muertos en las principales ciudades del pa¨ªs. El Gobierno federal ha movilizado a los antidisturbios en todo el territorio nacional y al Ej¨¦rcito en las calles de la capital, Abuya, donde este lunes fueron incendiadas numerosas viviendas. El gobernador del Estado de Lagos ha decretado este martes un toque de queda de 24 horas despu¨¦s de que la ciudad del mismo nombre, la m¨¢s poblada del pa¨ªs, quedara bloqueada por grupos de j¨®venes que erigieron barricadas. Las manifestaciones comenzaron para denunciar la brutalidad de una unidad policial antirrobos pero han ido ganando en amplitud y ya se dirigen contra el Ejecutivo federal de Muhammadu Buhari y el mal gobierno.
¡°Las manifestaciones pac¨ªficas han degenerado en un monstruo que amenaza el bienestar de nuestra sociedad¡±, asegur¨® este martes el gobernador de Lagos, Babadije Sanwo-Olu, a trav¨¦s de su cuenta de Twitter antes de decretar el toque de queda. El estado de Edo ya lo hizo el pasado lunes, el mismo d¨ªa que decenas de militares ocupaban las principales calles y cruces de Abuya. El Ej¨¦rcito asegur¨® mediante un comunicado que este despliegue era debido a una operaci¨®n militar de rutina, pero numerosos v¨ªdeos que circulan por las redes y testimonios revelan que los soldados han participado en la disoluci¨®n de algunas protestas. ¡°La mayor¨ªa de las muertes se han debido a la represi¨®n policial¡±, dijo el responsable de programas de Amnist¨ªa Internacional en Nigeria, Seun Bakare.
Dear Lagosians,
— Babajide Sanwo-Olu (@jidesanwoolu) October 20, 2020
I have watched with shock how what began as a peaceful #EndSARS protest has degenerated into a monster that is threatening the well-being of our society. Lives and limbs have been lost as criminals and miscreants are now hiding under the umbrella
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En Lagos y desafiando al toque de queda, un millar de manifestantes portando banderas nigerianas y cantando el himno nacional ocupaba este martes por la tarde el peaje de Lekki, uno de los principales puntos de entrada a la ciudad. Por la ma?ana, grupos de delincuentes aprovechaban el clima de desorden para extorsionar a los conductores, saquear establecimientos y controlar la circulaci¨®n, seg¨²n informa France Presse. Ante ello, el inspector general de la polic¨ªa federal dio la orden de desplazar de manera inmediata a los antidisturbios con el objetivo de ¡°proteger a los nigerianos y sus bienes y asegurar las infraestructuras nacionales esenciales¡±.
El objeto inicial de las iras de los manifestantes era el Escuadr¨®n Especial Anti-Robos (SARS, por sus siglas en ingl¨¦s), que fue creado en 1984 para combatir los frecuentes hurtos, secuestros y otros cr¨ªmenes violentos en las grandes ciudades nigerianas. Desde los a?os noventa, distintas asociaciones de derechos humanos han denunciado su excesivo uso de la fuerza, intimidaci¨®n, torturas y asesinatos en l¨²gubres centros de detenci¨®n. En 2014 y 2017, sendos informes de Amnist¨ªa Internacional documentaban decenas de casos de malos tratos, palizas, humillaciones y ejecuciones extrajudiciales protagonizadas por agentes de esta unidad. En junio pasado esta ONG presentaba hasta 82 evidencias de delitos cometidos con total impunidad en los ¨²ltimos tres a?os.
A medida que se generalizaban los actos de hostigamiento contra j¨®venes nigerianos en las calles, que ve¨ªan c¨®mo los agentes les robaban con violencia y sufr¨ªan todo tipo de extorsiones, un creciente malestar iba surgiendo en las redes sociales que cristaliz¨® en el hashtag #EndSARS. El desencadenante final de la ola de protestas fue el asesinato de un joven en la ciudad de Ughelli el pasado d¨ªa 3 a manos de los agentes. Personalidades de todo el mundo se unieron a la campa?a a trav¨¦s de Twitter y otras redes y apoyaron la gran manifestaci¨®n que tuvo lugar el d¨ªa 9. El Gobierno no tuvo m¨¢s remedio que ceder y el presidente Buhari anunci¨® al d¨ªa siguiente la disoluci¨®n del SARS y la integraci¨®n de sus miembros en otras unidades.
Sin embargo, las protestas, lejos de apagarse, han ido subiendo de tono y se han extendido por todo el pa¨ªs. Los activistas comenzaron a exigir la liberaci¨®n de todos los manifestantes que han sido detenidos en los ¨²ltimos d¨ªas, que se haga justicia con las v¨ªctimas del SARS y la brutalidad policial en general, la creaci¨®n de un ¨®rgano independiente que investigue todas las denuncias de los ¨²ltimos a?os, la evaluaci¨®n psicol¨®gica y formaci¨®n de los agentes de esta unidad policial para valorar si pueden integrar otros cuerpos y el aumento salarial de los polic¨ªas para que puedan cumplir con su labor sin robar ni violentar a nadie. Ahora en las manifestaciones tambi¨¦n se escuchan esl¨®ganes contra el Gobierno federal y la corrupci¨®n.
Las mujeres, que tambi¨¦n han sido v¨ªctimas de la brutalidad del SARS, y colectivos feministas han jugado un papel central en las manifestaciones de los ¨²ltimos d¨ªas y en las campa?as a trav¨¦s de las redes sociales. La Coalici¨®n Feminista, que agrupa numerosas asociaciones, lanz¨® una iniciativa de recogida de fondos para apoyar la log¨ªstica de las protestas que fue un gran ¨¦xito. Las marchas est¨¢n protagonizadas sobre todo por j¨®venes, pero a ellas se han ido sumando personas de todas las edades y de diferentes sectores profesionales y grupos sociales.
Pero las protestas que comenzaron como un gran ¨¦xito de movilizaci¨®n de la sociedad civil ya no son iguales y han surgido grupos de alborotadores ajenos a la organizaci¨®n de las mismas. ¡°Las manifestaciones de #EndSARS ha sido pac¨ªficas en general, sin embargo, en los ¨²ltimos d¨ªas Amnist¨ªa Internacional ha observado que en algunas partes del pa¨ªs han sido secuestradas por matones a sueldo. Es impactante tambi¨¦n que la polic¨ªa haya mirado hacia otro lado mientras los propios manifestantes eran atacados¡±, asegura Bakare.
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