Boris Johnson presenta como una victoria el regreso a las negociaciones con la UE sobre el futuro post-Brexit
El primer ministro brit¨¢nico se aferra a los gestos de acercamiento de Barnier para retomar el di¨¢logo
Boris Johnson necesitaba una peque?a victoria que le permitiera salir del laberinto en el que ¨¦l mismo se hab¨ªa metido al dar por concluidas ¡ªsin hacerlo oficialmente¡ª las negociaciones con Bruselas para la relaci¨®n futura tras el Brexit. El reconocimiento expreso del negociador jefe de la UE, Michel Barnier, del necesario ¡°respeto a la soberan¨ªa del Reino Unido¡± durante este proceso ha sido el salvavidas al que se ha aferrado Downing Street para dar de nuevo la bienvenida a Londres al equipo negociador europeo y retomar, a partir de este mismo jueves y de modo intensivo, el intento de alcanzar un acuerdo de libre comercio que evite un Brexit duro.
Nada ha cambiado pero todo puede entrar en una fase diferente y m¨¢s optimista. Los equipos que deben negociar un nuevo acuerdo antes de que concluya el periodo de transici¨®n, el pr¨®ximo 31 de diciembre, siguen estancados en los dos asuntos m¨¢s conflictivos: la pesca, y la definici¨®n de unas reglas comunes que eviten cualquier competencia desleal en el futuro por parte de Londres. Sobre todo, en materia de ayudas p¨²blicas a sus empresas. El guion y la escenograf¨ªa de la en¨¦sima crisis en esta larga tragedia se han vuelto a reajustar a gusto de todos. Barnier ha comparecido este mi¨¦rcoles ante el Parlamento Europeo para proclamar formalmente las obviedades que Londres reclamaba: el respeto a la autonom¨ªa de decisi¨®n de la UE, a la integridad de su Mercado Interior, y la preservaci¨®n de sus intereses econ¨®micos y pol¨ªticos a largo plazo, son ¡°naturalmente compatibles con el respeto a la soberan¨ªa brit¨¢nica, una leg¨ªtima preocupaci¨®n del Gobierno de Boris Johnson¡±.
Despu¨¦s del portazo dado por el primer ministro a finales de la semana pasada, el Gobierno brit¨¢nico ha tensado la cuerda hasta el l¨ªmite de sus posibilidades. Johnson anunci¨® a sus conciudadanos y a sus empresarios que fueran prepar¨¢ndose para la nueva realidad de un Brexit duro, en el que el Reino Unido jugar¨ªa bajo las reglas b¨¢sicas de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (es decir, aranceles y cuotas para empresas que trabajaran con el continente). Y el negociador jefe brit¨¢nico, David Frost, cancel¨® unilateralmente la siguiente ronda de negociaciones, que deb¨ªa haber tenido lugar el pasado lunes en Londres. Frost y Barnier mantuvieron en todo momento abierta la l¨ªnea telef¨®nica, y su conversaci¨®n de este mi¨¦rcoles ha servido para recomponer la situaci¨®n. ¡°Hemos estudiado cuidadosamente la declaraci¨®n de Michel Barnier esta ma?ana al Parlamento Europeo. Como negociador jefe de la UE, sus palabras est¨¢n revestidas de autoridad¡±, ha asegurado un portavoz de Downing Street.
Convenientemente, el Gobierno brit¨¢nico ha elevado la estatura pol¨ªtica del mismo actor a quien en ocasiones se ha intentado puentear y al que, este mismo domingo, se indic¨® que no se molestara en tomar el avi¨®n a Londres. ¡°En lo sustancial, Barnier ha establecido los principios que la UE ha llevado a la mesa negociadora, y tambi¨¦n ha reconocido las l¨ªneas rojas marcadas por el Reino Unido¡±, dec¨ªa ese mismo portavoz. ¡°Sigue habiendo discrepancias relevantes en ¨¢reas de gran dificultad, pero estamos dispuestos, junto con la Uni¨®n Europea, a comprobar si es posible salvarlas mediante conversaciones intensivas¡±.
El Reino Unido logra adem¨¢s otro peque?o triunfo al alterar la metodolog¨ªa de las negociaciones. Hasta ahora hab¨ªa reclamado que se realizaran sobre la base de los textos legales respectivos. Con el caracter¨ªstico pragmatismo brit¨¢nico, pretend¨ªa que se fuera construyendo poco a poco, ladrillo a ladrillo, el posible acuerdo. Bruselas exig¨ªa antes un compromiso con los principios fundamentales, como el respeto compartido de las reglas en materia laboral, medioambiental, de protecci¨®n de los consumidores o de ayudas p¨²blicas a empresas. Ambas partes han acordado ahora unos ¡°principios organizativos para futuras negociaciones" en los que se establece la creaci¨®n de un ¡°secretariado conjunto¡± que vaya construyendo ¡°un texto maestro consolidado¡±. Formar¨¢n parte de ese secretariado ¡°funcionarios y abogados de ambas partes¡±, que ser¨¢n supervisados constantemente por los respectivos negociadores jefe. Queda claro, sin embargo, en la ¨²ltima de estas siete nuevas reglas, que ¡°m¨¢s all¨¢ de los avances (...) nada estar¨¢ acordado en estas negociaciones hasta que se haya alcanzado un acuerdo total¡±.
El Gobierno brit¨¢nico ha insistido en todo momento, de modo oficial, que no renunciaba a su voluntad de alcanzar un acuerdo, aunque insist¨ªa en su tranquilidad ante la perspectiva de que no fuera posible. Mantiene esa seguridad en su preparaci¨®n para lo peor, y la ha repetido este mi¨¦rcoles: ¡°Es completamente posible que las negociaciones no tengan ¨¦xito. Si as¨ª ocurre, el Reino Unido concluir¨¢ el periodo de transici¨®n y se someter¨¢ a los mismos t¨¦rminos que Australia [la soluci¨®n australiana, el eufemismo de Johnson para el caso de un Brexit duro]. Y tendr¨¢ un futuro pr¨®spero¡±. La realidad, sin embargo, es que el ¨²ltimo ¨®rdago de Johnson no fue jaleado como hace un a?o por los conservadores euroesc¨¦pticos, concentrados ahora en los da?os causados por la covid-19. Y s¨ª desat¨® las alarmas de la inmensa mayor¨ªa de los empresarios brit¨¢nicos, que alertaron p¨²blicamente al Gobierno de que, ni estaban preparados para afrontar un Brexit duro, ni pod¨ªan estarlo cuando nadie a¨²n les hab¨ªa indicado cu¨¢les ser¨ªan las nuevas condiciones, ni consideraban conveniente a?adir incertidumbre a la crisis econ¨®mica provocada por la pandemia.
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