Las razones de Bolton
Por patriotismo, responsabilidad, venganza o simple avaricia, las revelaciones del veterano halc¨®n sacuden un proceso que el presidente Trump cre¨ªa tener controlado
El sorpresivo misil lanzado por John Bolton el domingo ha impactado en los planes del liderazgo republicano en el Senado de una absoluci¨®n r¨¢pida del presidente. La filtraci¨®n del contenido de un libro de pr¨®xima publicaci¨®n del exconsejero de Seguridad Nacional, en el que detalla c¨®mo el presidente condicion¨® inequ¨ªvocamente la ayuda militar a Ucrania a que Kiev anunciara investigaciones sobre sus rivales pol¨ªticos, golpea a dos de las principales l¨ªneas de defensa de Trump: que no hubo quid pro quo, como se ha cansado de repetir el presidente, y que todas las acusaciones se basan en informaci¨®n de segunda mano. Las nuevas revelaciones confirman que s¨ª se utiliz¨® un paquete de ayuda militar aprobado por el Congreso para presionar a un aliado con fines electorales, y lo asegura ni m¨¢s ni menos que quien fue durante a?o y medio la mano derecha del presidente en cuestiones de seguridad nacional.
As¨ª, mientras los abogados de la Casa Blanca terminaban de exponer en el Senado su defensa del presidente, las sensacionales revelaciones de Bolton fortalecieron el argumento de los dem¨®cratas de que los senadores republicanos estar¨ªan traicionando sus responsabilidades constitucionales si optan por cerrar el juicio sin la comparecencia de nuevos testigos. El foco se volv¨ªa hacia las maniobras, fuera de la sala, de aquellos senadores republicanos moderados que se han mostrado partidarios de escuchar nuevos testimonios.
¡°Es cada vez m¨¢s probable que otros republicanos se unan a aquellos de nosotros que creemos que tenemos que escuchar lo que dice John Bolton¡±, dijo a los periodistas el senador republicano Mitt Romney. El propio Lindsay Graham, el m¨¢s fiel aliado de Trump en el Capitolio, apoy¨® en Twitter que al menos el manuscrito de Bolton ¡°deber¨ªa ponerse a disposici¨®n de los senadores¡±, una alternativa que empez¨® a circular ayer pero que los dem¨®cratas rechazan como un mero parche. La Casa Blanca, seg¨²n la CNN, estuvo tratando de convencer a los legisladores de que un voto para llamar a testigos como Bolton podr¨ªa detonar una ¡°desagradable batalla judicial¡±.
Nadie cuenta, en todo caso, con que los dem¨®cratas vayan a convencer a los 20 senadores republicanos que les dar¨ªan la mayor¨ªa de dos tercios para destituir a Trump. Por eso los l¨ªderes republicanos insisten en que la comparecencia de nuevos testigos no har¨ªa sino retrasar la inevitable absoluci¨®n del presidente. Pero cuatro votos rebeldes dar¨ªan a los dem¨®cratas la mayor¨ªa simple que les permitir¨ªa aprobar la comparecencia de nuevos testigos, cuando se vote en los pr¨®ximos d¨ªas, y exhibir una ruptura del monol¨ªtico apoyo del que ha gozado hasta ahora entre sus filas. Las nuevas revelaciones han abierto una grieta entre los congresistas republicanos y la Casa Blanca, que podr¨ªa deparar problemas para el presidente en un proceso que cre¨ªan tener controlado al mil¨ªmetro.
La pregunta es por qu¨¦ lo ha hecho el veterano halc¨®n, y por qu¨¦ ahora. Si tiene su libro listo para publicar en marzo, por qu¨¦ Bolton no decidi¨® contar lo mismo que filtra ahora cuando la C¨¢mara de Representantes investigaba la trama ucrania en diciembre.
Pudo ser su patriotismo, o ese respeto a las instituciones que le llev¨® a Bolton a criticar con dureza en el pasado, seg¨²n diversos testimonios escuchados en la C¨¢mara de Representantes, la presi¨®n con ayuda militar a un aliado y la subversi¨®n de los canales diplom¨¢ticos convencionales con la injerencia de Rudy Giuliani, abogado personal de Trump, a quien Bolton se refiri¨® como ¡°una granada de mano que va a hacer volar todo por los aires¡±. O pudo ser, sencillamente, el deseo de venganza contra quien trunc¨® su carrera pol¨ªtica y le despoj¨® de su ansiada consejer¨ªa de Seguridad Nacional. Trump despidi¨® a Bolton en septiembre, seg¨²n se inform¨® en su d¨ªa, por sus posiciones agresivas respecto a Ir¨¢n, que el presidente no compart¨ªa. Pero meses despu¨¦s Trump orden¨®, muy en l¨ªnea con la estrategia de su exconsejero, la ejecuci¨®n del general Qasem Soleimani.
Hay quien ha apuntado, tambi¨¦n, a la avaricia personal: se trata de una sensacional campa?a de publicidad para su libro, como se ha encargado de recordar el propio presidente. Pero el relato de un peso pesado la Administraci¨®n de Trump, por el que ha recibido ya un adelanto de dos millones de d¨®lares, tampoco necesitaba grandes artima?as promocionales para convertirse en un best seller. Puede ser, por ¨²ltimo, que Bolton haya considerado que el barco de Trump se hunde y quiera colocarse en el lado ganador de la historia. Lo que est¨¢ claro es que, a¨²n despedido por el presidente, nadie debe dudar del poder del halc¨®n.