La Inglaterra que entroniz¨® a Boris
El Brexit y la sensaci¨®n de abandono de la ¨¦lite de Londres alentaron el viraje conservador de viejos feudos laboristas
Un pub centenario del centro de Durham (65.500 habitantes), al noreste de Inglaterra, recibe al visitante con un sugerente mensaje: ¡°La miner¨ªa, la profesi¨®n m¨¢s peligrosa del mundo, desarrolla un cierto tipo de hombre¡±. Los habitantes de esta regi¨®n deprimida son duros, obreros y, desde siempre, laboristas hasta la m¨¦dula, ya sea por creencia o por herencia. Olvidados por el establishment londinense, en 2016 votaron en masa a favor del Brexit. Y, sobre todo, dando un giro ideol¨®gico contranatura, el pasado diciembre encumbraron al conservador Boris Johnson como primer ministro. La muralla roja, como se conoce a este basti¨®n de la izquierda, cay¨® en manos de los tories. Por primera vez en la historia, el muro se ti?e de azul.
La gente se ha sentido ninguneada y olvidada por este laborismo
Leo McCormack, alcalde de Sedgefield
La gente se ha sentido ninguneada y olvidada por este laborismo Leo McCormack, alcalde de Sedgefield
Como escribe en una de sus columnas Brendan O¡¯Neil enThe Spectator, ahora ¡°los antiguos mineros de clase obrera conf¨ªan en un hombre torpe exc¨¦ntrico y educado en Eton [la escuela de la alta sociedad] m¨¢s que en el Partido Laborista¡±. Brian McGill, un antiguo minero de 83 a?os de manos fuertes y cara curtida, es uno de ellos. ¡°He votado toda mi vida a los laboristas. ?Toda mi vida!¡±, se lamenta. ¡°Pero el partido no escucha la voluntad de la gente y en cambio Johnson hace exactamente lo que la gente pide¡±, dice en referencia al ajustad¨ªsimo resultado del refer¨¦ndum de 2016, en el que el 51,9% del pa¨ªs opt¨® por el portazo a la UE. ¡°?l es el ¨²nico que puede llevar a cabo el Brexit¡±, asevera. M¨¢s tarde a?ade que espera que Johnson sea premier durante m¨¢s de un mandato, algo que ya auguran muchos analistas gracias a esa ¡°pedazo de mayor¨ªa¡± ¡ªcomo repite el mandatario¡ª que le dieron los brit¨¢nicos: 365 esca?os de 650.
Fotogaler¨ªa. La ca¨ªda del 'Red Wall'
Paul Howell, de 60 a?os y nuevo diputado tory?en Sedgefield que ahora ocupa en Westminster la silla que un d¨ªa fue de Tony Blair, reconoce que muchos de los votos que le hicieron ganar en diciembre fueron ¡°prestados¡± por votantes de izquierdas. ¡°Quieren mirar al futuro y el partido laborista actual est¨¢ anclado en un pasado que ya no existe¡±, dice mientras toma un t¨¦ preparado por su esposa, Lillian. Su gata Pepsi merodea por la casa en busca de las caricias de un due?o que ahora desaparece de lunes a jueves para trabajar en la C¨¢mara de los Comunes. ¡°Intentar¨¦ acercar las pol¨ªticas de Londres a mis votantes¡±, promete. Coupe explica que la gente en el noreste del pa¨ªs a¨²n se siente desconectada de la capital. ¡°?Y mucho m¨¢s de Bruselas!¡±. Mientras m¨¢s del 60% de la regi¨®n votaba a favor de irse de la UE, ¨¦l vot¨® a favor de quedarse. Ahora acepta el resultado de una consulta que tacha de error.
Abandono
A pesar de que el Brexit ha dirigido el cambio pol¨ªtico de esta regi¨®n de tres millones de habitantes y a¨²n sumergida en el recuerdo del humo de las f¨¢bricas de hierro, acero y las minas de carb¨®n, existe otro factor casi m¨¢s relevante para que sus vecinos hayan cambiado de religi¨®n: la desconfianza hacia el actual l¨ªder laborista, Jeremy Corbyn. El alcalde de Sedgefield le vot¨®, pero dice que en el fondo se sab¨ªa que no estaba capacitado para ser primer ministro. ¡°Le vot¨¦ para que hubiera un segundo refer¨¦ndum y frenar el Brexit¡±, dice mientras pasea alrededor de la iglesia que corona el pueblo y junto a la que ondea la Union Jack (bandera tricolor del Reino Unido). ¡°La gente se ha sentido ninguneada y olvidada por este laborismo¡±, resume. Aqu¨ª, unos y otros coinciden en que ¡°Corbyn dio por sentado¡± que volver¨ªa a ganar en la muralla roja. Pero se confi¨®. Se desentendi¨®. Y perdi¨®.
Una vez que la gente dice ¡®vamos fuera¡¯, vamos fuera. ?Esto es una democracia! Paul Howell, diputado 'tory' por Sedgefield
Los vecinos de este rinc¨®n del mundo estaban acostumbrados a estar en el candelero en un pasado que para todo el laborismo siempre fue mejor. En el pueblo minero de Trimdon (2.800 habitantes), a pocos kil¨®metros de Sedgefield, una gran casa de ladrillo oscuro destaca sobre las dem¨¢s, api?adas, con s¨¢banas y ropa aire¨¢ndose a la luz de un resol invernal. Su inquilino fue Blair, representante de esta regi¨®n en Westminster y el primer ministro del pa¨ªs durante una d¨¦cada (1997-2007). Shirley Swalwell, de 77 a?os, siempre lo apoy¨® porque ¡°representaba al centro¡±. Al hablar de Corbyn, esta empleada del hogar pone una mueca de rechazo: ¡°Es el extremo. Representa a un pasado minero que ya no existe por aqu¨ª¡±.
Tras unos minutos de charla en los que Swalwell se va acomodando, admite que en diciembre tambi¨¦n vot¨® a los tories porque desde que Blair ya no est¨¢, la regi¨®n est¨¢ paralizada. ¡°La gente se ha cansado de votar a los laboristas y ver que nada cambia¡±, a?ade McCormack. El alcalde, nost¨¢lgico, asegura que el Partido Laborista deber¨ªa empezar a agrupar a toda la amplia clase trabajadora.
Muchos de los que sol¨ªan trabajar en las minas est¨¢n jubilados y los antiguos empleados del acero y del hierro viven ahora de indemnizaciones por despido. A¨²n queda en pie una f¨¢brica de Nissan en la regi¨®n. Pero poco m¨¢s. Y pese a que el noreste tiene una tasa de paro del 6% ¡ªla mayor del pa¨ªs¡ª, el fen¨®meno de los trabajadores pobres ha afectado a buena parte de la regi¨®n. Como a Paul, de unos 50 a?os, al que le ha salido un trabajo de manitas. ¡°Ma?ana trabajar¨¦ de otra cosa¡±, dice.
Matthew Goodwin, autor de National Populism (Pelican Books, 2018), y miembro del think tank Chatham House, augura a trav¨¦s de un correo electr¨®nico que el camino que va a recorrer el laborismo para su reconstrucci¨®n ser¨¢ largo porque ni siquiera se ha dado cuenta a¨²n de la dimensi¨®n de su derrota. El experto cree que el partido necesita construir un puente rojo hacia estos bastiones perdidos para recuperar los votos de la clase obrera.
Consumado el Brexit, y consumada su derrota, los laboristas entran ahora en una fase de discusi¨®n interna ¡°fascinante¡±, opina el editor de pol¨ªtica del The Northern Echo, Chris Lloyd, de 55 a?os, desde una redacci¨®n que huele a una mezcla deliciosa de papel, tinta y caf¨¦. ¡°Tendr¨¢n que dirimir si son de derechas o de izquierdas; si quieren estar dentro o fuera de la UE. E incluso si es un partido del norte o del sur¡±. Y es que lo que ocurri¨® hace 52 d¨ªas fue un ¡°tsunami tory¡±, describe. ¡°La gente del noreste no sol¨ªa votar a los conservadores porque sus antepasados [esa antigua clase obrera] se revolver¨ªan en su tumba¡±. Pero el Brexit lo ha puesto todo del rev¨¦s.
Los diputados laboristas en Westminster procedentes de regiones como Darlington o Sedgefield estaban p¨²blicamente a favor de permanecer en la UE. En ese sentido, bloquearon una y otra vez los planes de salida que tanto Theresa May como Boris Johnson presentaban en el Parlamento. Esto no gust¨® a los 778.000 habitantes del noreste (frente a medio mill¨®n) que estaban decididos a salir del club europeo y empezaron a sentirse hu¨¦rfanos en Londres. Su diputado ya no les representaba. Como herramienta para que se hiciera cumplir el resultado en las urnas y en protesta al abandono que sintieron por parte de Corbyn, que nunca tuvo una posici¨®n clara respecto a la madre de todas las cuestiones en el Reino Unido, votaron al ¨²nico que ten¨ªa rumbo: Boris Johnson y su Get Brexit done.
¡°Cuando la gente dice que se quiere ir, es que se quiere ir¡±, ilustra Wendy Gill, de 75 a?os y vecina de Sedgefield, donde vive desde 1973, a?o en el que el pa¨ªs entr¨® en la UE. Y es la t¨®nica general. ¡°Una vez que la gente dice ¡®vamos fuera¡¯, vamos fuera. ?Esto es una democracia!¡±, exclama Howell, quien revela que en 2016, cuando a¨²n trabajaba en el sector privado, vot¨® a favor de quedarse en la UE. Como el primer diputado tory en la historia de Sedgefield, Howell deber¨¢ cumplir ahora con aquellos que le han prestado el voto. ¡°Se pueden debatir muchas cosas, si el refer¨¦ndum estuvo bien o mal¡ Pero una vez que la gente vota, ya no hay vuelta atr¨¢s¡±, insiste. Richard, de 25 a?os, hijo y nieto de trabajadores del acero en Middlesbrough, tambi¨¦n hered¨® esa ideolog¨ªa laborista. Pero en diciembre opt¨® por los tories. Est¨¢ cansado de tanta disputa. ¡°Salgamos [de la UE] y luego ya veremos¡±, opina.
De momento, la semana pasada un grupo de tories se apunt¨® un tanto con la inauguraci¨®n de siete rutas desde el aeropuerto de Teesside, en el centro de la regi¨®n. Los destinos ya sugieren la l¨ªnea del Gobierno: Aberdeen (Escocia), Cardiff (Gales), Belfast (Irlanda del Norte), Dubl¨ªn (Irlanda), isla de Man (entre Irlanda e Inglaterra), Southampton (una de las mayores ciudades portuarias) y Londres. ¡°Vamos a unir al pa¨ªs y traer inversi¨®n a esta regi¨®n que ha estado abandonada por los laboristas¡±, dice Peter Gibson, primer diputado tory de Darlington, tras el espect¨¢culo en el que se convirti¨® el anuncio: los pol¨ªticos bajando de un avi¨®n con el ¨¦xito de The Killers Brightside (El lado bueno) como banda sonora.
Pero a los tories no les basta con ganar. Ni siquiera con arrebatar bastiones a los laboristas. Se trata tambi¨¦n de lograr consolidarse en la muralla roja, desliza Lewis Mates, profesor en la Universidad de Durham. Ello depender¨¢ de si Johnson es capaz de cumplir sus promesas y mejorar las condiciones de vida de, por ejemplo, los que acuden habitualmente a los 2.000 food banks (bancos de alimentos) de todo el pa¨ªs ¡ªfrente a los 55 de Espa?a¡ª como ¨²ltimo recurso para subsistir en este pa¨ªs, la segunda econom¨ªa europea.
Empobrecimiento
¡°Si el actual Gobierno no tiene un plan inteligente para mitigar los efectos del Brexit, regiones como el noreste van a sufrir much¨ªsimo m¨¢s¡± que el resto, vaticina Mates. El PIB per c¨¢pita aqu¨ª es de 28.500 euros frente a los 58.300 de Londres. El noreste es la regi¨®n m¨¢s pobre de Inglaterra, y la tercera del Reino Unido, solo por delante de Gales e Irlanda del Norte. El experto culpa del empobrecimiento a la Tercera V¨ªa de Blair y Anthony Giddens por la que ¡°hicieron creer que la clase media era m¨¢s grande de lo que realmente era¡±. El efecto fue, seg¨²n ¨¦l, que los m¨¢s vulnerables quedaron en el olvido.
Los motores econ¨®micos del noreste se empezaron a apagar hace d¨¦cadas: primero, las minas de carb¨®n; luego, el hierro y el acero. Es el dinero p¨²blico lo que se echa en falta. ¡°Esta regi¨®n lleva sufriendo desde los a?os setenta¡±, revela con marcado acento norte?o el exmarine Stuart Hudson, de 55 a?os y ahora encargado del mayor almac¨¦n de comida de la regi¨®n. Seg¨²n Trussell Trust, la ONG paraguas de los bancos de alimentos, el 87% de los beneficiarios son nacidos en el Reino Unido. ¡°Brit¨¢nicos blancos¡±, a?ade Hudson.
En Newcastle, Chris, de 40 a?os, en el paro desde hace un lustro y padre de una ni?a peque?a, recibe y tambi¨¦n ayuda a dar comida a gente ¡ª35.000 personas solo en este banco en 2019¡ª que no se siente arropada ni por Londres, ni por Bruselas. ¡°Los bancos de alimentos y sus causas son inaceptables¡±, opina Howell, que asegura afrontar¨¢ esta crisis durante su mandato como diputado en Londres. Kelly, 37 a?os, tres hijos y maltratada hasta haber sido apu?alada por su primer marido, llora tras recoger su comida: ¡°La pol¨ªtica me da asco¡±. Brian Le Fevre lleva un par de a?os como voluntario y confiesa que ver esta realidad fue ¡°un shock¡±.
Mientras, en el arc¨¦n de la autov¨ªa que recorre esta regi¨®n, una joven vende caf¨¦ y hamburguesas desde una caravana. Robert, de 31 a?os, reconoce asomado a la ventanilla de su cami¨®n que tampoco le interesa la divisi¨®n izquierda-derecha, pero tiene claro que a ¨¦l le ir¨¢ mejor fuera de la UE. ¡°Take back control¡±, sonr¨ªe. Un lema que, junto al tambi¨¦n pegadizo Get Brexit done ¡ªambos ideados por Dominic Cummings, el estratega n¨²mero uno del primer ministro y oriundo de esta zona¡ª, es ya una realidad con Johnson entronizado en el n¨²mero 10 de Downing Street.