El l¨ªder liberal de Turingia dimite tras el esc¨¢ndalo por su elecci¨®n con el apoyo ultra
La canciller Merkel ha calificado de "imperdonable" que Kemmerich se convirtiera en primer ministro regional con los votos conservadores y de los extremistas de AfD
Un mandato hiperbreve. 24 horas despu¨¦s de que el candidato liberal de Turingia fuera elegido en el Parlamento regional gracias a los votos de la ultraderecha, se ha visto obligado a anunciar que? renunciar¨¢ al cargo. Desde que el mi¨¦rcoles trascendiera que Thomas Kemmerich hab¨ªa resquebrajado el cord¨®n sanitario que el resto de partidos alemanes aplica a Alternativa para Alemania (AfD), la presi¨®n para revertir la elecci¨®n ha ido en aumento. Era la primera vez que un primer ministro regional era elegido con el apoyo de los ultras.
La clase pol¨ªtica, incluidos miembros del propio partido liberal sali¨® en tromba para exigir el restablecimiento del cord¨®n. Mientras, en la calle, se multiplicaban las protestas ante las sedes de los partidos. ¡°Es imperdonable y el resultado debe ser revertido¡±, dijo el jueves la canciller alemana Angela Merkel, de visita oficial en Sud¨¢frica. ¡°Fue un mal d¨ªa para la democracia¡±, a?adi¨® la canciller, que no acostumbra a comentar asuntos de pol¨ªtica nacional en viajes al extranjero.
Horas despu¨¦s, Kemmerich anunciaba que su dimisi¨®n es "ineludible" y ped¨ªa la disoluci¨®n del Parlamento de Turingia para abrir el camino a la repetici¨®n de elecciones. ¡°No hubo, hay ni habr¨¢ cooperaci¨®n con AfD¡±, dijo y atribuy¨® a ¡°trucos sucios¡± de la ultraderecha el resultado de la votaci¨®n. La delegaci¨®n de los liberales en Turingia indic¨® que se trataba de eliminar el estigma del apoyo de AfD, pero el da?o al partido y al pa¨ªs estaba hecho. El proceso para nuevos comicios, sin embargo, ser¨¢ complejo, ya que precisa del apoyo de dos tercios del Parlamento regional, algo que de momento no est¨¢ asegurado.?
La ultraderecha, que poco antes se frotaba las manos por haber logrado imponer su voluntad, consider¨® tras el anuncio de Kemmerich que se trataba de una decisi¨®n antidemocr¨¢tica. ¡°Esto demuestra lo lamentable que es nuestra democracia¡±, tuite¨® el copresidente de AfD, J?rg Meuthen.
El pasado octubre, Die Linke, el partido de la izquierda, gan¨® las elecciones en este Estado del Este del pa¨ªs, pero AfD obtuvo un excelente resultado con un 23,6% de los votos. El bloque de la izquierda no sum¨® la mayor¨ªa suficiente para formar gobierno y el partido liberal, con apenas un 5% de los votos consider¨® oportuno presentar a su candidato, con tal de impedir una alianza de izquierda y contando con la posibilidad de que saliera elegido con el apoyo de la ultraderecha. Y de la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU). El partido conservador de Merkel en Turingia apoy¨® al liberal, votando junto a la ultraderecha y en contra de las consignas procedentes de la sede central.
La elecci¨®n ha sacudido con fuerza los cimientos de una pol¨ªtica alemana, crecientemente fragmentada y con dificultades para formar mayor¨ªas, sobre todo en territorios como el Este, donde los ultras ganan fuerza. En Alemania, AfD entr¨® en el parlamento federal por primera vez tras las elecciones generales de 2017. Desde entonces, ning¨²n partido ha accedido a forjar alianzas con la ultraderecha. El caso de Turingia, donde han acabado por saltar unas costuras cada vez m¨¢s tirantes, es especialmente significativo, porque es el cuartel general del ala m¨¢s radical de AfD, capitaneada por Bjorn H?cke. Los servicios secretos internos alemanes consideran a ¡°El Ala¡±, el movimiento de H?cke, como ¡°sospechosa¡±.
Turingia ha reverberado adem¨¢s con fuerza en los despachos de Berl¨ªn y debilitado la gran coalici¨®n en la que conviven conservadores (CDU) y socialdem¨®cratas (SPD). Para el SPD, el apoyo de su socio de Gobierno al candidato liberal que tambi¨¦n apoy¨® la ultraderecha es una l¨ªnea roja. La direcci¨®n socialdem¨®crata pidi¨® una reuni¨®n de crisis de la gran coalici¨®n que est¨¢ prevista que se celebre el s¨¢bado.
¡°Por primera vez en la historia de la Rep¨²blica Federal, la CDU y el Partido Democr¨¢tico Libre (FDP) [liberales] han estrechado la mano a los nazis. Al hacerlo, han renunciado al consenso democr¨¢tico¡±, ha dicho el secretario general del partido Lars Klingbeil a Der Spiegel. El apret¨®n de manos de Kemmerich y H?cke ha ocupado este jueves las portadas de la prensa nacional. Su hom¨®logo en la CDU, Paul Ziemiak, tambi¨¦n se mostr¨® firme: ¡°Cualquier impresi¨®n de que nazis como H?cke u otros de AfD puedan influenciar las oficinas del Gobierno da?a a todo nuestro pa¨ªs¡±, ha dicho. El problema es que los conservadores de Turingia no han sido ni mucho menos tan tajantes.
En busca de una mayor¨ªa para convocar nuevas elecciones
La disoluci¨®n del Parlamento de Turingia tiene que ser solicitada por al menos un tercio de los 90 diputados. El FDP solo tiene cinco, por lo que necesita apoyos de otros partidos para presentar la propuesta, y luego para que sea aprobada con una mayor¨ªa de dos tercios. Esa mayor¨ªa, si no se quiere depender de AfD, solo se alcanzar¨¢ si la CDU, La Izquierda, el Partido Socialdem¨®crata (SPD) y Los Verdes o el FDP votan juntos. La Izquierda y el SPD parecen dispuestos a ello, pero la CDU regional ¡ªen contra de lo dicho por la c¨²pula del partido¡ª y Los Verdes se han mostrado reacios. De no conseguirse la disoluci¨®n, Kemmerich afirma que presentar¨¢ una moci¨®n de confianza para previsiblemente perderla y dar v¨ªa libre a nuevas elecciones.
El copresidente del SPD Norbert Walter-Borjans opin¨® que Kemmerich no se puede mantener en el cargo ni siquiera en funciones, pues fue elegido por ¡°los enemigos de la democracia¡±.
¡°La l¨ªder de la CDU debe demostrar que tiene a su partido bajo control¡±, a?adi¨® Klingbeil. Las cr¨ªticas arrecian contra Annegret Kramp-Karrenbauer, la presidenta de la CDU y la llamada a suceder a Merkel, a la que la prensa alemana acusa de haber desentendido de la situaci¨®n en Turingia y haber propiciado de alguna manera el caos actual.
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