De disidente anti-Putin a filtrador de v¨ªdeos sexuales en Par¨ªs
¡°El artista debe atragantarse a todo poder¡±, defiende en una entrevista Piotr Pavlenski, el agitador ruso que ha sacudido la pol¨ªtica francesa
Piotr Pavlenski tiene el aspecto y habla como un personaje de una novela rusa del siglo XIX, uno de aquellos nihilistas alucinados que quer¨ªan cargar contra todo y contra todos, un artista o un provocador, un activista o un agente ¡ªvoluntario o involuntario¡ª de qui¨¦n sabe qu¨¦ fuerzas extra?as, un visionario o un delincuente, un profeta o un demonio, un pose¨ªdo.
¡°Siempre, en mi trayectoria art¨ªstica, se me han condenado por criminal, por loco o, ahora, por agente del FSB [los servicios de inteligencia rusos, herederos del KGB]¡±, dijo ayer Pavlenski en una entrevista con EL PA?S y otros medios en Par¨ªs. ¡°Se parece mucho a cuando Adolf Hitler hablaba del arte degenerado. ?l dec¨ªa: ¡®El artista que no me gusta es un artista degenerado: loco, o criminal, o enemigo¡±, a?adi¨®, en un franc¨¦s tan precario como claras tiene las ideas.
Pavlenski, nacido hace 35 a?os en San Petersburgo (entonces Leningrado, en la Uni¨®n Sovi¨¦tica todav¨ªa en pie), se encuentra en el centro del esc¨¢ndalo pol¨ªtico del a?o en Francia. Una filtraci¨®n de v¨ªdeos privados sexuales ha precipitado la ca¨ªda de un candidato municipal en Par¨ªs y ha abierto las puertas de la vida p¨²blica francesa a pr¨¢cticas hasta ahora nada habituales.
El 14 de febrero, d¨ªa de San Valent¨ªn, Benjamin Griveaux, colaborador de primera hora del presidente Emmanuel Macron y aspirante por su partido a la alcald¨ªa de la capital, anunci¨® que abandonaba la campa?a. El detonante fue la publicaci¨®n en una p¨¢gina web llamada Porno Politique de im¨¢genes ¨ªntimas que Griveaux hab¨ªa enviado dos a?os antes a una mujer que no era su esposa.
La destinataria era una estudiante de 29 a?os llamada Alexandra de Taddeo, hoy pareja de Pavlenski. Ambos fueron detenidos el 15 de febrero para ser interrogados y el 17 fueron imputados por la difusi¨®n de la grabaci¨®n. Quedaron en libertad, pero con la prohibici¨®n de establecer contacto entre ellos.
¡°Es un ataque contra el amor¡±, lamenta Pavlenski, que asume toda la responsabilidad en el caso y exonera a Taddeo. En mayo de 2018, Taddeo inici¨® una breve relaci¨®n con Griveaux, cuando este era portavoz del Gobierno de Macron, y almacen¨® las im¨¢genes.
Un tiempo despu¨¦s, Taddeo se convirti¨® en la pareja de Pavlenski, que admite: ¡°Yo rob¨¦ el material de su ordenador". Asegura que ella, aunque colabor¨® en la preparaci¨®n de Porno Politique, y aunque sab¨ªa que su novio preparaba una acci¨®n de impacto, ignoraba de qu¨¦ se trataba. Se sorprendi¨® al ver que los v¨ªdeos que Griveaux hab¨ªan saltado a la arena p¨²blica.
¡°No estaba nada contenta¡±, reconoce. ¡°Pol¨ªticamente me apoya¡±, a?ade en el despacho de Juan Branco, el tercer personaje, con Pavlenski y Taddeo, en el tri¨¢ngulo que desde hace 10 d¨ªas lleva de cabeza al mundillo pol¨ªtico, medi¨¢tico y judicial parisino. Branco ¡ªautor de un ensayo superventas contra Macron, exabogado de Julian Assange y pr¨®ximo a los chalecos amarillos¡ª aconsej¨® jur¨ªdicamente a Pavlenski antes de publicar los v¨ªdeos. Durante la conversaci¨®n, los gatos de Branco dormitan o se pasean por encima de las mesas; Pavlenski responde sin prisa, inconfundible con su signo imborrable: la oreja mutilada.
Pavlenski cuenta en el libro Le cas Pavlenski. La politique comme art (¡°El caso Pavlenski. La pol¨ªtica como arte¡±, publicado en franc¨¦s en 2016 por la editorial Louison) que creci¨® como hijo ¨²nico de un padre ge¨®logo que muri¨® alcoholizado, y una madre que de joven trabaj¨® en un hospital psiqui¨¢trico y viv¨ªa obsesionada con el qu¨¦ dir¨¢n.
Actos pol¨¦micos
En la escuela, dibujaba a sus compa?eros protagonizando escenas pornogr¨¢ficas, lo que le hizo ver ¡°la capacidad del arte para exponer la naturaleza humana bajo una luz inesperada¡±.
Salt¨® a la fama con sus acciones, en las que pon¨ªa en juego su cuerpo: coserse los labios, envolverse desnudo en alambre de espinos, clavarse los test¨ªculos en la plaza Roja de Mosc¨², incendiar la puerta del FSB o cortarse el l¨®bulo de la oreja derecha.
Una acusaci¨®n de violaci¨®n le llev¨® a ¨¦l y a Oksana Chaliguina, su pareja de entonces y madre de sus dos hijas, a trasladarse a Francia en 2017. ¡°En Rusia me quer¨ªan destruir¡±, dice. Obtuvieron el asilo pol¨ªtico. Por su primera acci¨®n en este pa¨ªs, la quema de la sede del Banco de Francia en la plaza de la Bastilla, pas¨® 11 meses en prisi¨®n.
Pavlenski dice hacer arte pol¨ªtico. Y sostiene que la divulgaci¨®n de las im¨¢genes privadas de Griveaux son un mero elemento ¡ªcomo el cuchillo con el que se mutil¨® la oreja¡ª en una obra m¨¢s amplia con la que quiere poner en relaci¨®n la pol¨ªtica y la pornograf¨ªa. Defiende que su objetivo, al exponer al candidato macronista, era revelar el supuesto contraste entre los valores familiares que exhib¨ªa en p¨²blico y sus pr¨¢cticas privadas. ¡°Respeto la vida privada cuando no es contradictoria con la vida p¨²blica¡±, proclama. En contra de los que dio a entender hace unos d¨ªas, ahora deja en el aire si tiene o no m¨¢s v¨ªdeos: ¡°No quiero hablar de mis planes¡±.
La satisfacci¨®n que su golpe en Francia ha despertado entre algunos simpatizantes de su antiguo enemigo, el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, no le molesta. ¡°El artista debe atragantarse a todo poder¡±, replica. ¡°No me importa qu¨¦ tipo de poder ni Gobierno: el ruso que oprime al pueblo ruso, el franc¨¦s que oprime al franc¨¦s, el de Estados Unidos que oprime a gente ah¨ª, o en ?frica que oprime a los africanos¡±.
Pavlenski no tiene ninguna intenci¨®n de marcharse de Francia. ¡°Soy franc¨¦s ahora, parisino¡±, dice, aunque no ha pedido la nacionalidad. ¡°Puedo participar en las elecciones y en la vida pol¨ªtica¡±.
Exsimpatizantes de Pavlenski cuestionan su ¨²ltima acci¨®n
"Nos hemos equivocado un poco respecto a ¨¦l", dice la historiadora de origen ruso Galia Ackerman, que en 2016 tradujo al franc¨¦s el libro Le cas Pavlenski. La politique comme art. "De hecho, no era un opositor a Putin, sino al Estado en general", a?ade. Y explica que, al releer la publicaci¨®n se dio cuenta de que ¨¦l no hab¨ªa cambiado tanto: ya ten¨ªa esta visi¨®n cuando muchos le consideraba un disidente democr¨¢tico.
"Lo sorprendente es que en Rusia solo ejerc¨ªa una violencia sobre s¨ª mismo: practicaba un arte que consist¨ªa en ponerse en escena en lugares y momentos simb¨®licos, y con ejercicios de automutilaci¨®n para, de hecho, denunciar la violencia del poder ruso. Ahora cambia totalmente de m¨¦todo, y me cuesta hablar de acci¨®n art¨ªstica: al divulgar v¨ªdeos ¨ªntimos ejerce una violencia sobre otra persona", dice Michel Eltchaninoff, prologuista de Le cas Pavlenski y redactor jefe de la revista Philosophie. "Me recuerda casi al discurso del Kremlin que permanentemente denuncia la hipocres¨ªa de Occidente, esta idea seg¨²n la cual Occidente es hip¨®crita porque invoca el derecho para imponer sus intereses o porque sus pol¨ªticos no son lo que dicen", contin¨²a Eltchaninoff. "Y, adem¨¢s, utiliza con el v¨ªdeo la t¨¢ctica del kompromat [m¨¦todo ruso para conseguir informaci¨®n comprometedora y chantajear], utilizada desde hace d¨¦cadas por el KGB y el FSB [los servicios de inteligencia sovi¨¦tico y ruso]. Es extra?o ver a un opositor ruso usar esta t¨¢ctica con un objetivo pol¨ªtico: hacer caer un candidato del partido presidencial".
Desde las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, Francia, como otros pa¨ªses occidentales, vive bajo el fantasma de la injerencia rusa. La semana pasada, tras divulgarse las im¨¢genes ¨ªntimas de Benjamin Griveaux, candidato a la alcald¨ªa de Par¨ªs del partido del presidente Emmanuel Macron, en seguida proliferaron las teor¨ªas sobre una posible manipulaci¨®n. La publicaci¨®n de un v¨ªdeo sexual recuerda a los llamados kompromat que han servido en Rusia para tender trampas a adversarios pol¨ªticos. En la Conferencia de la Seguridad de M¨²nich, el d¨ªa despu¨¦s de que Griveaux abandonase su campa?a, Macron avis¨® de que Mosc¨² "continuar¨ªa intentando desestabilizar" las democracias occidentales.
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