Estados Unidos 2020: un refer¨¦ndum sobre los multimillonarios
Con candidatos como Bloomberg o Trump, y otros con agresivas pol¨ªticas para redistribuir la riqueza, el poder pol¨ªtico de los s¨²per ricos marca la campa?a de las elecciones de noviembre
El eslogan de la campa?a presidencial de Michael Bloomberg es escueto y de una elocuencia pasmosa: ¡°Mike lo har¨¢¡±. Sacar a Donald Trump de la Casa Blanca es la prioridad de m¨¢s o menos la mitad de los estadounidenses de cara a las elecciones de noviembre, y el candidato dem¨®crata dice que ¡°lo har¨¢¡±. ?Por qu¨¦? Porque tiene 64.200 millones de d¨®lares para hacerlo.
Nunca en la historia una carrera presidencial ha explorado tan abiertamente las posibilidades que proporciona el dinero para alcanzar el poder pol¨ªtico en Estados Unidos. Y sucede adem¨¢s cuando la mera existencia de los mil millonarios y su efecto en la sociedad constituye uno de los grandes debates ideol¨®gicos en las primarias dem¨®cratas. Dos candidatos, Bloomberg y Tom Steyer, tercero y s¨¦ptimo en los sondeos, pertenecen al selecto club de los 607 estadounidenses con fortunas de m¨¢s de mil millones de d¨®lares. Y otros dos, Bernie Sanders y Elizabeth Warren, primero y cuarta, basan sus campa?as en reducir las cada vez m¨¢s extremas desigualdades econ¨®micas que arrastra el pa¨ªs, con agresivos planes fiscales para redistribuir la riqueza de esa ¨¦lite.
¡°A eso hay que a?adir que, por primera vez en la historia, el presidente que se presenta a la reelecci¨®n tambi¨¦n es mil millonario¡±, apunta Jason Seawright, profesor de la universidad Northwestern (Illionis), que investiga sobre las preferencias pol¨ªticas de los estadounidenses ricos y su papel en la democracia. ¡°Eso cambia el juego. En una campa?a que enfrenta a Trump, Bloomberg y Sanders, la conversaci¨®n sobre el dinero y la pol¨ªtica es inevitable¡±.
Las elecciones de noviembre ser¨¢n, de alguna manera, un refer¨¦ndum sobre los multimillonarios. Los votantes podr¨¢n elegir entre deshacerse de ellos (Sanders, Warren), poner a uno al frente del pa¨ªs (Trump, Bloomberg, Steyer) o dejarlos m¨¢s o menos como est¨¢n (Joe Biden, Pete Buttigieg, Amy Klobuchar).
En el debate de los candidatos dem¨®cratas del mi¨¦rcoles pasado en Las Vegas, la expresi¨®n ¡°mil millonario¡± se pronunci¨® m¨¢s veces que, por ejemplo, ¡°China¡±, ¡°inmigraci¨®n¡± o ¡°cambio clim¨¢tico¡±. M¨¢s que una nota del debate, los multimillonarios constituyen la melod¨ªa misma de la carrera. Son los candidatos y sus n¨¦mesis. Son los jefes de la econom¨ªa que ha creado las desigualdades que provocaron la ola populista que vive el pa¨ªs. Y son tambi¨¦n, de Mark Zuckerberg a Jeff Bezos pasando por Rupert Murdoch, quienes controlan las plataformas de persuasi¨®n.
La irrupci¨®n de los millonarios en la primera l¨ªnea de la pol¨ªtica estadounidense, explica Seawright, ¡°ha sido gradual¡±. ¡°Un factor es que cada vez hay m¨¢s multimillonarios¡±, defiende. ¡°Desde los a?os 80 ha aumentado enormemente la brecha que separa a los m¨¢s ricos del resto. Otro factor es que, desde que se introdujeron reformas en los sistemas de primarias en los a?os 70, el control que tienen los partidos pol¨ªticos sobre el proceso de elecci¨®n de sus candidatos es m¨¢s d¨¦bil¡±.
El 95% de los votantes dem¨®cratas considera que las desigualdades econ¨®micas son un gran problema para el pa¨ªs hoy, seg¨²n un estudio de Pew Research. Est¨¢ arriba en la lista de preocupaciones, apenas detr¨¢s del coste de la asistencia sanitaria y el cambio clim¨¢tico. El 55% de los dem¨®cratas que apoyan a Sanders y el 49% de los que respaldan a Warren consideran que la existencia de personas con fortunas de m¨¢s de mil millones de d¨®lares es mala para el pa¨ªs, mientras que el 69% de los simpatizantes de Bloomberg y el 67% de quienes apoyan a Biden consideran que no es ni bueno ni malo.
¡°A?os de desigualdades crecientes en EE UU han acabado convirti¨¦ndolo en un asunto central en la pol¨ªtica¡±, explica David Callahan, investigador y director de Inside Philantropy, un proyecto que persigue el control y la transparencia de la filantrop¨ªa a gran escala. ¡°La desigualdad econ¨®mica siempre se traslada a desigualdad pol¨ªtica, al encontrar los ricos maneras de convertir su dinero en influencia. En una ¨¦poca con m¨¢s personas ricas que tienen m¨¢s dinero, esa ¨¦lite goza de una influencia creciente¡±.
Los 400 estadounidenses m¨¢s ricos han triplicado su porci¨®n de la riqueza del pa¨ªs desde los a?os 80, y hoy tienen m¨¢s que la suma de los 150 millones de adultos que constituyen el 60% de los hogares, seg¨²n un estudio del economista de Berkeley Gabriel Zucman. Cuatro de cada cinco estadounidenses apoyan subidas de impuestos a los m¨¢s ricos para financiar una mayor cobertura social, similar a la que existe en la mayor¨ªa de democracias ricas. Pero esas preferencias no acaban de reflejarse en las pol¨ªticas p¨²blicas. ¡°Nuestras investigaciones muestran desde hace tiempo que los estadounidenses est¨¢n a favor de medidas que redistribuyan el dinero de los m¨¢s ricos¡±, explica Seawright. ¡°Sin embargo, las pol¨ªticas econ¨®micas sistem¨¢ticamente caen del lado de esos ricos. Hay un problema de no representaci¨®n, y tiene que ver con la industria de la influencia y el lobby¡±.
Los multimillonarios llevan d¨¦cadas marcando la pol¨ªtica estadounidense sin necesidad de presentarse a elecciones. La explosi¨®n de la industria de la influencia en Washington ha sido espectacular. En 1971 hab¨ªa 175 grupos de lobby registrados. En 2019, hab¨ªa 11,862. La filantrop¨ªa tambi¨¦n se ha convertido en un eficaz arma de influencia pol¨ªtica. ¡°Gracias a las leyes laxas de financiaci¨®n de campa?as y a las directrices difusas para las contribuciones ben¨¦ficas, los multimillonarios disponen de m¨²ltiples opciones para convertir su riqueza en influencia¡±, explica Callahan.
Organizaciones ben¨¦ficas como la que ten¨ªa Trump hasta diciembre de 2018 se convirtieron, seg¨²n denuncia la periodista Jane Mayer en su libro Dinero oscuro, en ¡°una nueva generaci¨®n de fundaciones hiperpol¨ªticas¡± que ¡°invierten en ideolog¨ªa como capitalistas de riesgo¡±. Tambi¨¦n Bloomberg lleva tiempo financiando a colectivos claves en causas progresistas, as¨ª como a campa?as de congresistas y pol¨ªticos locales, tejiendo una extensa red de apoyos muy valiosa para una carrera presidencial.
Menci¨®n aparte merecen los hermanos Koch, Charles y el ya fallecido David, cuyo sofisticado trabajo en la sombra durante a?os ha sido decisivo en la propagaci¨®n de las ideas del populismo de derechas que ha llevado a Trump a la Casa Blanca. Han invertido, por ejemplo, en educaci¨®n universitaria para inculcar sus ideas a las nuevas generaciones, con becas y fundaciones que financian programas e investigaciones acad¨¦micas alineadas con su visi¨®n de la econom¨ªa y la pol¨ªtica.
Pero la influencia del dinero no entiende de color pol¨ªtico, y hoy muchos de los estadounidenses m¨¢s ricos financian a candidatos dem¨®cratas y causas asociadas con dicho partido. ¡°La diferencia es que los progresistas hablan m¨¢s y dan menos, y los conservadores hablan menos y dan m¨¢s¡±, apunta Seawright.
En este contexto destaca el caso de Bernie Sanders, cuya campa?a se financia exclusivamente con micro contribuciones de sus seguidores, y que se jacta de no haber recibido un solo d¨®lar de los multimillonarios. ¡°Si los que te dan el dinero son los ciudadanos, gobiernas para los ciudadanos. Si te dan el dinero los multimillonarios, ?para qui¨¦n gobiernas?¡±, preguntaba a la multitud la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, en un mitin del senador en New Hampshire. Pero no es Sanders el ¨²nico candidato que no piensa aceptar un d¨®lar de ning¨²n donante multimillonario. Tampoco Bloomberg lo har¨¢. Le sobra con lo que tiene.
Cubrir la campa?a del jefe
"Michael Bloomberg recibe por todos lados en un animado debate dem¨®crata". Nadie podr¨¢ negar que el titular refleja lo que ocurri¨® en el ¨²ltimo choque entre los aspirantes a enfrentarse a Donald Trump, el primero en el que participaba el multimillonario candidato centrista, celebrado el pasado mi¨¦rcoles en Las Vegas. Titulares as¨ª se vieron por todos los medios. Lo excepcional de este en concreto estaba un poco m¨¢s arriba, en la cabecera del medio que lo llevaba: Bloomberg.
Una ma?ana de diciembre, John Micklethwait, director de la prestigiosa agencia internacional de noticias Bloomberg News, lleg¨® a la redacci¨®n con una misi¨®n peliaguda: explicar a su equipo de redactores de pol¨ªtica c¨®mo cubrir una campa?a presidencial en la que participa tu jefe. "Escribiremos de pr¨¢cticamente todos los aspectos de esta campa?a presidencial de la misma manera que lo hemos hecho hasta ahora", escribi¨® en un memorando. Pero Bloomberg News no podr¨ªa "investigar" al jefe y la prohibici¨®n se extender¨ªa al resto de candidatos dem¨®cratas. S¨ª pueden seguir investigando a la Casa Blanca, pero la campa?a del ahora tambi¨¦n candidato Donald Trump consider¨® que eso era un sesgo y ha negado a los periodistas de Bloomberg acceso para cubrir sus eventos
Entre las directrices que ya exist¨ªan en la compa?¨ªa est¨¢ la prohibici¨®n de cubrir "la riqueza y la vida personal" del jefe. "No quiero que los reporteros a los que pago escriban una historia mala sobre m¨ª", dijo en una entrevista en 2018. Sus tres mandatos en la alcald¨ªa de Nueva York, y la propia carrera del empresario como fil¨¢ntropo y donante pol¨ªtico, ya ofrecieron a los 2.700 periodistas de su compa?¨ªa un campo de pruebas para manejar los conflictos de intereses. Pero esto es otra liga. Para tranquilidad de sus trabajadores, seg¨²n asegur¨® esta semana uno de sus consejeros, si gana las elecciones Bloomberg vender¨¢ la empresa que lleva su apellido.
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