Un duro castigo para quienes no lleven mascarilla: cavar las tumbas de muertos por covid
Una localidad del este de Java, en Indonesia, toma una excepcional medida para aleccionar a su poblaci¨®n ante los elevados contagios y muertes por la pandemia
El uso de mascarilla se ha convertido en un claro objeto de pol¨¦mica en muchas partes del globo. No llevarlas o cubrirse parcialmente con ellas ¨Cel famoso destape?de nariz¨C suele penalizarse con sanciones econ¨®micas, pero en Indonesia, el pa¨ªs con m¨¢s v¨ªctimas mortales del sureste asi¨¢tico, han decidido que eso ya no es suficiente para disuadir a la gente de ir sin antifaz. Las autoridades de Gresik, al este de la isla de Java, han ideado un ins¨®lito ¨Cy macabro¨C?castigo para los infractores: ponerles a cavar tumbas de fallecidos por Covid-19.
En total, ocho personas que hab¨ªan violado el protocolo sanitario al no llevar mascarilla en espacios p¨²blicos fueron enviadas por las autoridades locales a un cementerio del poblado de Ngabetan, seg¨²n publica el diario The Jakarta Post. ¡°Solo hay tres sepultureros disponibles por el momento, as¨ª que pens¨¦ que lo mejor ser¨ªa ponerles a trabajar con ellos¡±, explic¨® Suyono (que como muchos indonesios se identifica ¨²nicamente con un nombre), jefe del distrito de Cerme, en Gresik.
Aunque inusual, la decisi¨®n de Suyono y su equipo responde a la desesperaci¨®n de las autoridades indonesias por contener la propagaci¨®n del coronavirus. El funcionario explic¨® que los casos siguen creciendo en su distrito, lo que ha llevado a que se endurezcan las medidas de distanciamiento y las multas a los infractores.
El repunte en esa parte de Java va en l¨ªnea con lo que ocurre en el resto del pa¨ªs, que este mi¨¦rcoles bati¨® un nuevo r¨¦cord de infecciones diarias, con 3.963 casos, derivado en parte del mayor n¨²mero de test realizados entre la poblaci¨®n: m¨¢s de 30.000 en un d¨ªa. El archipi¨¦lago, habitado por 267 millones de personas, registra la cifra m¨¢s alta de fallecimientos por covid-19 del sureste asi¨¢tico (8.965 muertes), superior a la de todos los pa¨ªses de la regi¨®n combinados.
As¨ª las cosas, Suyono esper¨® que la peculiar sanci¨®n, considerada un servicio comunitario ¨Clo que forma parte de los castigos contemplados por incumplir la normativa anti-covid en esa regi¨®n¨C, ¡°genere un efecto disuasorio y prevenga m¨¢s violaciones de las normativas¡±, seg¨²n publica The Jakarta Post. Divididos en grupos de dos, mientras uno cavaba la tumba, otro era encargado de extender tablas de madera en el interior del nicho. ¡°Urgimos a la gente a llevar mascarilla¡±, exhort¨® en paralelo el jefe de la polic¨ªa local, Nur Amin.?
No se trata de la ¨²nica decisi¨®n heterodoxa tomada en Indonesia para asegurar que la poblaci¨®n obedece las medidas impuestas. El subdirector de la polic¨ªa nacional, el general Gatot Eddy Pramono, anunci¨® recientemente un plan para incluir a ¡°l¨ªderes comunitarios¡± y de ¡°bandas locales¡± en las tareas de concienciaci¨®n sobre los protocolos sanitarios. ¡°No reclutamos a g¨¢nsters, les involucramos¡±, defendi¨® Pramono el pasado lunes en el parlamento. Una iniciativa controvertida, pues dichas bandas, normalmente presentes en aparcamientos p¨²blicos o mercados para ofrecer seguridad a cambio de dinero, no son muy bien percibidas por la poblaci¨®n.?
Su asistencia, defendi¨® Pramono, servir¨¢ para compensar el n¨²mero limitado de polic¨ªas y militares necesarios para disciplinar a la poblaci¨®n sobre la necesidad de llevar mascarilla y respetar la distancia de seguridad. Adem¨¢s de estos grupos, el mando de la polic¨ªa asegur¨® que tambi¨¦n contar¨¢n con la ayuda de conductores de motocicletas de servicio p¨²blico. ¡°Utilizaremos todos los recursos disponibles. Si hacemos esto juntos, pararemos la transmisi¨®n del virus¡±, a?adi¨® Pramono, que es tambi¨¦n subdirector del comit¨¦ encargado de gestionar la pandemia en Indonesia.?
Unas medidas como poco extraordinarias que buscan evitar m¨¢s situaciones como la de la capital, Yakarta, que el pasado 14 de septiembre comenz¨® su segundo cierre parcial, de una duraci¨®n prevista de dos meses. Menos estricto que el primero, decretado en abril, se impone cuando en solo diez d¨ªas, del 1 al 11 de septiembre, la ciudad ha registrado cerca de 4.000 nuevos casos, que suponen el 25 por ciento del total contabilizado en los seis meses anteriores.
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