Trump se despide de la presidencia con un r¨¦cord de ajusticiamientos de presos federales
Un juez de Indiana suspende la ejecuci¨®n de la primera mujer en 70 a?os en EE UU
La orden de ejecuci¨®n de seis penas de muerte en tiempo de descuento deja tras Donald Trump una estela de sangre. La presidencia del republicano muere matando, con un r¨¦cord siniestro sin precedentes en periodo de relevo de poder. Aunque suele ser competencia de los Estados, esta semana estaba previsto que tres presos federales fueran ejecutados en Terre Haute (Indiana), si las peticiones de clemencia y la movilizaci¨®n de activistas y ONG no lograban impedirlo, lo que elevar¨ªa la cifra a 13 en menos de un a?o. De los tres casos, hab¨ªa uno especialmente estremecedor: el de Lisa Montgomery, la primera mujer que iba a ser ejecutada, este martes, por el Gobierno federal desde 1953; un caso lleno de aristas en el que la condenada aparece como una v¨ªctima del infortunio. A petici¨®n de sus abogados, un juez de Indiana ha suspendido la aplicaci¨®n de la condena pocas horas antes de expirar el plazo.
Una inyecci¨®n letal de pentobarbital en la penitenciar¨ªa de Terre Haute ¡ªla ¨²nica prisi¨®n federal que dispone de una sala de ejecuciones operativa¡ª iba a acabar esta noche con la desdichada vida de Montgomery, de 52 a?os, que en 2004 asesin¨® a una mujer encinta de ocho meses para rasgarle el vientre y quedarse con su beb¨¦, que sobrevivi¨®. Fue un crimen horripilante, a la altura de la torturada trayectoria vital de la asesina. Un c¨²mulo de enfermedades mentales y d¨¦cadas de abyecciones por parte de su madre y las parejas de esta empujaron aquel d¨ªa de diciembre a Montgomery a casa de Jo Stinnett, de 23 a?os, con quien hab¨ªa contactado en Internet y a quien quer¨ªa comprar un cachorro de terrier. Stinnett muri¨® desangrada.
Los abogados de Montgomery y los activistas y organizaciones contra la pena de muerte ¡ªentre ellas la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos, as¨ª como 41 fiscales retirados y en activo¡ª reclamaron clemencia al considerar que la mujer es una enferma mental v¨ªctima de su pasado; los allegados de la joven asesinada aplaud¨ªan la ejecuci¨®n, demasiado reciente su muerte como para haberse enfriado los ¨¢nimos. El repaso a la vida de Montgomery hiela la sangre; la violencia como rutina cotidiana en la casa que compart¨ªa con su medio hermana, que corri¨® mejor suerte y fue entregada en adopci¨®n. Porque los abusos f¨ªsicos, psicol¨®gicos y sexuales ven¨ªan de la madre, Judy, y de sus novios. Judy lleg¨® a prostituir a Lisa a cambio de chapuzas dom¨¦sticas gratis, por no hablar de la violaci¨®n sistem¨¢tica, seguida de palizas y todo tipo de torturas, como orinarle encima, que sufri¨® por parte del segundo marido de su madre antes de llegar a la adolescencia.
Cuando Montgomery lleg¨® al peque?o pueblo de Skidmore (Misuri) desde su Kansas natal, provista de una cuerda para estrangular a su v¨ªctima, era una mujer rota en pedazos. Seg¨²n sus abogados, en el momento del crimen sufr¨ªa un brote psic¨®tico que le hab¨ªa hecho perder el contacto con la realidad. En prisi¨®n, le ha sido diagnosticado un largo historial de trastornos que empezaron antes de nacer, el s¨ªndrome alcoh¨®lico fetal, y al que luego se sumaron un da?o cerebral irreversible a consecuencia de las palizas, s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico ¡ªde ni?a, su madre le tapaba la boca con cinta adhesiva y la arrojaba desnuda a la nieve¡ª y trastorno bipolar y disociativo.
La vida de Lisa era un hilv¨¢n de jirones cuando se cas¨® con un hermanastro cruel y violento, tuvo cuatro hijos, volvi¨® a ser v¨ªctima de abusos y torturas, y fue esterilizada. Para entonces ya viv¨ªa en un mundo paralelo, obsesionada con los ni?os, como el beb¨¦ arrancado del vientre de su madre al que la polic¨ªa la encontr¨® acunando, convencida de haberlo parido. A su historial psiqui¨¢trico se suma la negligencia de las autoridades, que pese a ser informadas de los abusos en, al menos, dos ocasiones no fueron capaces de protegerla.
El historial de horrores parece haber sido capaz de frenar su ejecuci¨®n, tras la ¨²ltima apelaci¨®n de urgencia de sus abogados, este viernes. No en balde una sentencia del Supremo estableci¨® en su d¨ªa que ejecutar a ¡°dementes¡± es inconstitucional. Solo el 55% de los estadounidenses consideran hoy, seg¨²n una encuesta de Gallup, que la pena capital es el castigo adecuado para un asesino, el apoyo m¨¢s bajo de la historia. Lisa Montgomery se ha salvado este martes in extremis de la inyecci¨®n letal, de ser el cuarto preso federal ejecutado desde noviembre. Hasta julio pasado, no se hab¨ªa ejecutado a ning¨²n reo federal en 17 a?os, un r¨¦cord al que puso t¨¦rmino el ritmo impreso por la Administraci¨®n de Donald Trump, responsable del mayor n¨²mero de ejecuciones en cien a?os, y contrario a la tendencia a la baja apreciable en los Estados. El presidente electo, Joe Biden, ha prometido acabar con la aplicaci¨®n de la pena de muerte.
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