Conte salva la votaci¨®n en el Senado, pero solo podr¨¢ gobernar en minor¨ªa
El primer ministro no logra la mayor¨ªa absoluta reclutando a tr¨¢nsfugas y ahora deber¨¢ consultar con el presidente de la Rep¨²blica sobre la viabilidad de un Ejecutivo tan fr¨¢gil
El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, ha tenido que conformarse con sobrevivir a la crisis abierta en las ¨²ltimas semanas. Los n¨²meros en el Senado solo le han permitido obtener una mayor¨ªa simple para sustituir a los 18 parlamentarios de Italia Viva, el partido de Matteo Renzi, que finalmente se abstuvo. Despu¨¦s de d¨ªas convencido de que podr¨ªa hacerlo holgadamente, solo logr¨® una pr¨®rroga con una ajustad¨ªsima votaci¨®n (156 votos a favor y 140 en contra) que no augura un gran futuro a la coalici¨®n. Ahora Conte deber¨¢ consultar con el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, y valorar la posibilidad de dimitir. Pero todo indica que seguir¨¢ adelante, al menos, unos d¨ªas m¨¢s para aprobar las medidas pendientes y tratar de reunir a m¨¢s parlamentarios.
Matteo Renzi sac¨® el revolver pasadas las cinco y media de la tarde y desafi¨® al primer ministro. ¡°Usted ha decidido enrocarse. Quiere jugar la carta del ataque llam¨¢ndonos irresponsables. Se?or Conte, veamos si llega a 161 senadores¡±. Sab¨ªa que no lo conseguir¨ªa y, si hubiera querido, pod¨ªa tumbar al Ejecutivo. El ¨®rdago, sin embargo, termin¨® siendo menor. Porque Renzi orden¨® al mismo tiempo a su partido abstenerse en una ca¨®tica votaci¨®n en la que Forza Italia expuls¨® en directo a sus parlamentarios tr¨¢nsfugas y en la que, en el colmo del surrealismo, hubo que tirar de repetici¨®n de la jugada para comprobar la validez de uno de los sufragios. La decisi¨®n de Renzi de ponerse de perfil rebaj¨® el umbral m¨ªnimo que necesitaba Conte para superar la prueba, evit¨® liquidarle con una votaci¨®n negativa y le permite legalmente seguir adelante sin dimitir. Visto desde el punto de vista estrat¨¦gico de Renzi, se trata m¨¢s bien de dejar que el Ejecutivo se cueza en su propia salsa en los pr¨®ximos d¨ªas.
Italia, sin embargo, que gobierna desde hace a?os poniendo una vela al sism¨®grafo de las crisis, es el lugar menos indicado para un Ejecutivo en minor¨ªa: ha sucedido 13 veces de los 67 Gobiernos que ha habido desde la Segunda Guerra Mundial. Esta vez servir¨¢, como m¨ªnimo, para aprobar algunas medidas clave en los pr¨®ximos d¨ªas y ganar tiempo. Luego habr¨¢ que pensar en una soluci¨®n m¨¢s s¨®lida. La oposici¨®n, liderada por Matteo Salvini (Liga) y Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) anunciaron nada m¨¢s terminar la votaci¨®n que quieren reunirse con el presidente de la Rep¨²blica.
Conte intent¨® desesperadamente en las ¨²ltimas horas formar un grupo en el Senado de tr¨¢nsfugas a los que ¨¦l llamaba ¡°constructores¡±. Era una petici¨®n expresa del presidente de la Rep¨²blica. ¡°Un mercadeo indigno¡±, critic¨® Renzi en su intervenci¨®n. La mayor¨ªa absoluta en el Senado est¨¢ fijada en 161 votos y Conte pod¨ªa contar seguro con solo 139 votos: 91 del Movimiento Cinco Estrellas (un senador no votaba por enfermedad), 35 del PD, seis del izquierdista Libres e Iguales y siete de las Autonom¨ªas. El resto hab¨ªa que gan¨¢rselos.
La idea era que se convencieran de la necesidad de mantener el Gobierno en pie y ofrecerles un pacto de legislatura. De ese modo pod¨ªa sustituir a Italia Viva en la coalici¨®n de Gobierno sin tener que dimitir. Pero la seducci¨®n de parlamentarios no lleg¨® a buen puerto. Ahora Conte deber¨¢ consultar con el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, la viabilidad de una operaci¨®n altamente inestable.
Conte compareci¨® por la ma?ana en el Senado para tratar de convencer a los parlamentarios con dudas de que le dieran su apoyo. El discurso realizado, calcado al del d¨ªa anterior, solo puso de manifiesto la finalidad de estas dos jornadas de solemne puesta en escena parlamentaria: materializar el trabajo en los pasillos para conseguir apoyos. Pero enseguida se vio que Conte intu¨ªa que deb¨ªa rebajar sus expectativas. ¡°Los n¨²meros son importantes, pero lo es m¨¢s la calidad del proyecto¡±, se?al¨® anticipando un posible fracaso en conseguirlos.
Los senadores que cambiaron su postura lo hicieron por motivos variados. Anunciaron su intenci¨®n de apoyar a Conte el ex primer ministro Mario Monti o la senadora vitalicia y superviviente del Holocausto Liliana Segre. Por responsabilidad, dijeron. Otros lo iban a hacer tambi¨¦n por intereses personales. Est¨¢n en juego cargos, mayor presencia, conservar un esca?o para evitar elecciones... La mayor¨ªa hab¨ªa tomado ya la decisi¨®n antes de que el primer ministro empu?ase el mont¨®n de papeles con los que repiti¨® el discurso del d¨ªa anterior, casi punto por punto. Algunos, como Emma Bonino, l¨ªder de +Europa, decidieron votar en rechazo al Ejecutivo pese a haber sido sondeados.
Ganar tiempo
Los n¨²meros para la mayor¨ªa absoluta no cuadraban. Estaba ya muy claro por la ma?ana. Pero Conte volvi¨® a cerrar la puerta a la reconciliaci¨®n con Renzi con las mismas palabras del lunes. ¡°Hay que pasar p¨¢gina¡±. Sab¨ªa que, como m¨ªnimo, ganar¨ªa tiempo.
La realidad es que casi nadie quiere ir a elecciones. Ni el Ejecutivo, ni el Palacio del Quirinal. Tampoco todos los que forman parte de los partidos que a priori podr¨ªan ganarlas. Muchos de los parlamentarios, especialmente despu¨¦s de la reducci¨®n de esca?os impuesta en ambas C¨¢maras por este Ejecutivo, no podr¨ªan repetir. Pero Conte, como novedad respecto al d¨ªa anterior, a?adi¨® el argumento del malestar social que puede convertirse en rabia si no se llega a acuerdos. ¡°Necesitamos fuerzas voluntariosas. Necesitamos personas disponibles para reconocer la importancia de la pol¨ªtica. Tenemos la urgencia de hacer pol¨ªtica. Solo la pol¨ªtica nos ofrece la posibilidad de interpretar el malestar de la sociedad impidiendo que explote en rabia y en formas destructivas¡±.
El reclutamiento de tr¨¢nsfugas, eso fue lo m¨¢s sorprendente, se hizo a la luz del d¨ªa y sin complejos. El propio Conte les pidi¨® ayuda. ¡°Quien tenga ideas y proyectos, voluntad de hacerse constructor, que sepa que es el momento justo de contribuir a esta prospectiva¡±. Pero la crisis, con este resultado, no se cerrar¨¢ definitivamente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.