Los testimonios que relatan la crueldad del secuestro en Colombia
El tribunal de paz escuch¨® a m¨¢s de 2.000 v¨ªctimas y determin¨® que las FARC cometieron delitos de lesa humanidad y cr¨ªmenes de guerra
Son m¨¢s de 2.000 testimonios. De hombres, mujeres y ni?os que fueron v¨ªctimas de secuestro por parte de las FARC. Tambi¨¦n est¨¢n las voces de mandos medios de la guerrilla, 250 hablaron y reconocieron el sufrimiento al que sometieron a los secuestrados. Sus relatos han sido determinantes para que este jueves la Sala de Reconocimiento de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP) acuse por cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad a ocho miembros de la c¨²pula de la extinta guerrilla.
¡°No eran excesos de la guerr...
Son m¨¢s de 2.000 testimonios. De hombres, mujeres y ni?os que fueron v¨ªctimas de secuestro por parte de las FARC. Tambi¨¦n est¨¢n las voces de mandos medios de la guerrilla, 250 hablaron y reconocieron el sufrimiento al que sometieron a los secuestrados. Sus relatos han sido determinantes para que este jueves la Sala de Reconocimiento de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP) acuse por cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad a ocho miembros de la c¨²pula de la extinta guerrilla.
¡°No eran excesos de la guerra. Fueron las m¨¢ximas infracciones al acuerdo internacional humanitario, delitos de lesa humanidad. No hubo errores, hubo cr¨ªmenes de guerra¡±, ha reiterado la magistrada Julieta Lemaitre, relatora del caso. Durante los secuestros hubo tortura y en muchos casos violencia sexual. ¡°Los trataban como animales¡±, ha dicho el magistrado Eduardo Cifuentes, presidente de la JEP.
Los testimonios son devastadores: ¡°Fui secuestrada el 12 de mayo de 1997. Yo era enfermera de un hospital. Como a las 6.30 de la tarde lleg¨® una camioneta blanca que era conducida por el comandante Richard y me sacaron a la fuerza. Me llevaron a un campamento de la guerrilla donde ellos ten¨ªan un hospital, hab¨ªa secuestrados. Me llevaban a los combates como enfermera. Me violentaron sexualmente. Me empalaron¡±. La castigaban por no querer usar el uniforme camuflado de la guerrilla. Cuando despert¨® despu¨¦s del empalamiento -cuenta en su relato- descubri¨® que le hab¨ªan sacado los ovarios. ¡°La verdad no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s me hicieron. El 17 de junio del a?o 2000 logr¨¦ escaparme del campamento. A partir de ah¨ª comenzaron las llamadas y me declararon objetivo militar¡±.
Si los l¨ªderes guerrilleros reconocen los cargos tendr¨¢n sanciones de entre 5 y 8 a?os con penas restaurativas que no incluyen c¨¢rcel. En caso de que no los acepten podr¨ªan enfrentar penas de hasta 20 a?os de prisi¨®n. La JEP esperaba empezar a escuchar los testimonios en vivo en marzo del a?o pasado, pero debido a la pandemia tuvieron que recibirlos por escrito. Las v¨ªctimas, que incluye a soldados, relatan con detalles lo que recuerdan: ¡°Fue el 3 de agosto de 1998, en la toma a la base militar Miraflor en Guaviare. Nos atacaron m¨¢s o menos 2.000 guerrilleros con cilindros incendiarios y armamento durante m¨¢s de 20 horas. Al d¨ªa siguiente nos secuestraron, nos llevaron por un r¨ªo, navegamos como dos o tres d¨ªas. Pr¨¢cticamente todo el secuestro fue as¨ª traslad¨¢ndonos de un sitio a otro, caminatas largas cargando pesos superiores al nuestro, la comida en ocasiones ten¨ªa vidrio o estaba sucia, nos obligaban a hacer del cuerpo dentro de las botas de caucho o en bolsas pl¨¢sticas. En las noches nos tocaba orinar en las mismas vasijas donde com¨ªamos, viv¨ªamos amarrados las 24 horas del d¨ªa¡±.
La JEP se?ala que las v¨ªctimas tienen episodios de ansiedad, temor y tristeza. Para muchas el miedo nunca desapareci¨®, incluso d¨¦cadas despu¨¦s de recobrar la libertad f¨ªsica. El 79% de los secuestrados fueron hombres y el 21% mujeres. Sobre estas ¨²ltimas la justicia ha distinguido condiciones especiales que intensificaron el sufrimiento. ¡°Las mujeres cautivas estaban en una situaci¨®n adicional de vulnerabilidad y desprotecci¨®n en un contexto masculino y militar. La ausencia de intimidad para asearse y para defecar y orinar cre¨® un sufrimiento diferencial a las mujeres¡±.
¡°Yo ten¨ªa 17 a?os, iba llegando al colegio y me agarraron y me metieron a un carro, me vendaron los ojos, despu¨¦s de varias horas llegamos a un sitio donde hab¨ªa varios hombres, me bajaron y me llevaron hasta un lugar donde me pusieron cadenas en las manos y en los pies. Alguien dijo: ¡®Ah¨ª trajimos a esa perra porque el viejo no hab¨ªa pagado la vacuna [extorsi¨®n]¡¯, refiri¨¦ndose a mi pap¨¢. Dijeron que como ¨¦l no hab¨ªa pagado se la iban a cobrar conmigo. Me empezaron a violar -hasta donde me acuerdo fueron nueve personas- y qued¨¦ inconsciente. Despu¨¦s de eso me violaron otras tres veces. Me liberaron porque mi pap¨¢ pag¨®¡±. Esta mujer, que ya tiene m¨¢s de 50 a?os, no hab¨ªa denunciado antes por miedo.
La JEP determin¨® la existencia de un patr¨®n de malos tratos en los cautiverios en todos los bloques de las FARC. Encadenamientos y amarres como forma de castigo y humillaci¨®n; marchas forzadas sin consideraci¨®n de la edad o la salud; agresiones f¨ªsicas y psicol¨®gicas con golpes, gritos, burlas; vulneraci¨®n total de la intimidad. Hab¨ªa campamentos donde los secuestrados estaban hacinados, sin luz, sin aire.
¡°La guerrilla nos captur¨® y nos llev¨® retenidos. Aproximadamente 3 a?os, durante el cautiverio, nos castigaron, nos amarraron a un ¨¢rbol, y en unas jaulas peque?as, que son como unos corrales para pollos, recibimos tortura psicol¨®gica¡±, escribe un soldado. El documento que imputa a la antigua c¨²pula de las FARC se?ala la pr¨¢ctica ¡°sistem¨¢tica y masiva¡± del secuestro por parte de la guerrilla durante al menos 30 a?os, entre 1982 y 2012. Hay m¨¢s de 21.000 v¨ªctimas.
¡°Cometimos muchos errores, hechos muy dolorosos dentro de la din¨¢mica de esa guerra¡±, ha dicho Pastor Alape, miembro del secretariado de las antiguas FARC y l¨ªder del partido pol¨ªtico Comunes, pero la investigaci¨®n y los testimonios de civiles y militares, le han permitido a la JEP, por primera vez, imputarles cr¨ªmenes de lesa humanidad y cr¨ªmenes de guerra.