Jamie Raskin, el congresista que calde¨® la primera sesi¨®n del ¡®impeachment¡¯
El dem¨®crata que dirige la acusaci¨®n contra Donald Trump record¨® el asalto al Capitolio, un d¨ªa despu¨¦s de enterrar a su hijo
Un d¨ªa despu¨¦s de enterrar a su hijo, el congresista dem¨®crata por Maryland Jamie Raskin, que dirige la acusaci¨®n contra Donald Trump, crey¨® estar a punto de morir cuando una horda de seguidores de aquel asalt¨® el Capitolio, ¡°haciendo el ruido m¨¢s inquietante que he o¨ªdo jam¨¢s¡± y precipit¨¢ndose sobre las puertas de la C¨¢mara ¡°como un ariete¡±. Su conmovedor discurso, con referencias a su malogrado hijo Tommy, de 25 a?os, que no pudo superar la depresi¨®n, sobrecogi¨® a los senadores y al p¨²blico que segu¨ªa por televisi¨®n la primera jornada, caldeando una sesi¨®n meramente procedimental en el segundo juicio pol¨ªtico contra el expresidente republicano.
Raskin, anestesiado por el dolor pero entero, ha hablado m¨¢s veces en p¨²blico de la experiencia de perder a su hijo, por ejemplo en una entrevista en directo a la cadena CNN, poco despu¨¦s del entierro, para quebrar el tab¨² que rode¨® el padecimiento de Tommy ¨C¡±una luz radiante en un mundo roto¡±- y normalizar el debate. ¡°No voy a perder a mi hijo en 2020 [muri¨® en Nochevieja] y a mi pa¨ªs en 2021¡±, declar¨® el 17 de enero, en referencia al asalto y el proceso de impeachment, en el programa State of the Union de la cadena televisiva.
Del mediod¨ªa de aquel 6 de enero tumultuoso en el interior del Capitolio, Raskin record¨® la sensaci¨®n de miedo cerval entre sus pares y colaboradores. ¡°A mi alrededor todos llamaban a sus esposos, a sus maridos, a sus seres queridos, para despedirse¡±, cont¨® el martes en la tribuna del Senado. Su hija y su yerno, que hab¨ªan acudido como acompa?antes a la sesi¨®n de confirmaci¨®n de Joe Biden como presidente, se escondieron bajo la mesa de otro despacho, no lejos de donde ¨¦l estaba. El congresista de Maryland, exprofesor de Derecho Constitucional, relat¨® c¨®mo una vez pasado el episodio se disculp¨® con Tabitha, su hija, por el mal trago, apenas horas despu¨¦s del que fuera ¡°el d¨ªa m¨¢s triste de nuestras vidas¡±. ¡°Pap¨¢, no quiero volver al Capitolio¡±, le respondi¨® ella cuando Raskin le prometi¨® llevarla en el futuro, en circunstancias m¨¢s amables. ¡°Creyeron [Tabitha y su esposo] que iban a morir¡±, confes¨® conteniendo las l¨¢grimas.
Ante una audiencia emocionada, Raskin no carg¨® las tintas ni en el dolor ni en el miedo, y se limit¨® a recordar los hechos, con la ayuda de un v¨ªdeo que muestra la irrupci¨®n de la manada trumpista. De entre todas las im¨¢genes de violencia y furia escogi¨® la visi¨®n de un polic¨ªa ca¨ªdo, mientras los v¨¢ndalos le golpeaban ¡°sin piedad, inmisericordemente¡± con el m¨¢stil de una bandera, como s¨ªmbolo del atropello a un s¨ªmbolo ¡°que el polic¨ªa estaba dispuesto a defender con su propia vida¡±.
¡°Muri¨® gente ese d¨ªa¡±, record¨® el dem¨®crata. ¡°Agentes de polic¨ªa que terminaron con da?o cerebral; otro que sufri¨® un infarto, un tercero, la p¨¦rdida de tres dedos. Dos m¨¢s se quitaron la vida¡±, dijo sobre las v¨ªctimas de la asonada. De los legisladores, record¨® c¨®mo muchos se quitaban apresuradamente las insignias con la bandera de EE UU que lucen en la solapa, ¡°para que los trumpistas no pudieran identificarlos mientras trataban de escapar¡±.
¡°Senadores, este no puede ser nuestro futuro. Esto no puede ser el futuro de Am¨¦rica¡±, concluy¨® Raskin su alocuci¨®n. A¨²n tuvo el gesto de agradecer a todos sus colegas, dem¨®cratas y republicanos, sus palabras de aliento y el p¨¦same que muchos le hicieron llegar esa misma ma?ana del 6 de enero, con su hijo reci¨¦n sepultado y a punto de desencadenarse la tormenta sobre el Capitolio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.