La OTAN propone dar un salto en su financiaci¨®n con la llegada al poder de Biden
La Alianza plantea ampliar el presupuesto para sufragar las operaciones militares que ahora asumen los pa¨ªses integrantes de cada misi¨®n
La OTAN es un gigante militar con pies financieros de calderilla, una debilidad que parece llamada a corregirse gracias a la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ha propuesto este lunes reforzar el flanco presupuestario de la Alianza mediante un aumento de las aportaciones a la caja com¨²n para mutualizar el coste de las operaciones militares, asumidos ahora por cada aliado. Stoltenberg cree que el compromiso de la nueva administraci¨®n estadounidense con la Alianza brinda una ocasi¨®n hist¨®rica para ampliar tanto sus recursos financieros como sus capacidades de actuaci¨®n en un escenario mundial crecientemente hostil e inestable.
La propuesta de Stoltenberg llega en v¨ªsperas de la reuni¨®n de ministros de Defensa de la OTAN de esta semana (17 y 18 de febrero), la primera a la que asiste el nuevo secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin. La cita abordar¨¢, entre otras cosas, la situaci¨®n de las operaciones de la Alianza en Afganist¨¢n. Pero el encuentro, virtual como consecuencia de la pandemia, servir¨¢ sobre todo para marcar el inicio de una nueva etapa en las relaciones transatl¨¢nticas despu¨¦s de un mandato de Donald Trump que lleg¨® a poner en peligro la supervivencia de la OTAN y, sobre todo, puso en duda el compromiso de defensa mutua que impera entre los aliados.
El m¨¢ximo dirigente de la OTAN propondr¨¢ a los ministros ¡°aumentar la financiaci¨®n¡± de las actividades de defensa y disuasi¨®n. El objetivo del incremento presupuestario ser¨¢, seg¨²n el mandatario de la Alianza, financiar el despliegue de batallones en la parte oriental de la Alianza, las operaciones militares, los despliegues mar¨ªtimos y las maniobras.
La caja com¨²n de los 30 aliados para 2021 solo asciende a 258,9 millones de euros para el presupuesto civil (funcionarios y sede en Bruselas, entre otros gastos) y a 1.610 millones de euros para el presupuesto militar (que cubre los gastos de explotaci¨®n de los cuarteles generales de la Alianza y de sus misiones por el mundo). A ello se a?ade un programa de inversi¨®n com¨²n en seguridad que este a?o tiene un techo de gasto de 710 millones. En total, poco m¨¢s de 2.500 millones de euros. En el caso de la UE, solo la partida administrativa (funcionarios) cuenta con 10.000 millones de euros para este a?o. Y la embrionaria pol¨ªtica europea de defensa ya tiene asignados este a?o hasta 1.700 millones.
El debate sobre la posible reorganizaci¨®n financiera de la OTAN arranca esta semana y podr¨ªa cristalizar durante la cumbre que se espera celebrar en Bruselas con presencia de Biden, en la que podr¨ªa ser su primera visita a Europa como presidente de EE UU: ¡°Nuestra cumbre ser¨¢ una oportunidad ¨²nica para comenzar un nuevo cap¨ªtulo en las relaciones transatl¨¢nticas¡±, ha se?alado Stoltenberg durante una rueda de prensa previa a la ministerial de esta semana. ¡°En la cumbre presentar¨¦ a los l¨ªderes una ambiciosa agenda para la seguridad y la defensa transatl¨¢ntica¡±, ha se?alado el secretario general.
Stoltenberg quiere aprovechar el relevo de la Casa Blanca para relanzar la OTAN, dot¨¢ndola de mayor m¨²sculo financiero, y establecer una iniciativa sobre innovaci¨®n tecnol¨®gica, profundizar la coordinaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica y realizar un ejercicio anual de verificaci¨®n de los puntos vulnerables de cada aliado y de la situaci¨®n de sus infraestructuras neur¨¢lgicas, incluida la posible presencia de capital extranjero.
La mutualizaci¨®n de la factura de las operaciones y las maniobras tendr¨ªa importantes ventajas, seg¨²n Stoltenberg. En primer lugar, contribuir¨ªa a mejorar el reparto de la carga econ¨®mica de la defensa europea, una demanda de la administraci¨®n estadounidense desde tiempos de Barack Obama y que se convirti¨® en obsesi¨®n durante la era Trump. En segundo lugar, los gastos compartidos servir¨ªan de incentivo para que los aliados participen m¨¢s a menudo en las operaciones conjuntas, a sabiendas de que el coste ser¨¢ sufragado totalmente o en parte por el presupuesto de la OTAN. Y por ¨²ltimo, el elemento pol¨ªtico m¨¢s importante perseguido por Stoltenberg, es el de fortalecer la vigencia del art¨ªculo 5 del Tratado de la OTAN, que impone la defensa mutua en caso de agresi¨®n. ¡°Gastar m¨¢s dinero juntos demostrar¨ªa la Fortaleza de nuestro compromiso con el art¨ªculo 5, nuestra promesa de defendernos unos a otros¡±, ha se?alado Stoltenberg.
En la actualidad, cada aliado cubre los gastos generados por los efectivos o el armamento que aportan a una determinada misi¨®n. La nueva f¨®rmula permitir¨ªa compartir esa factura a trav¨¦s de la caja com¨²n, que se nutre de las contribuciones de cada pa¨ªs en funci¨®n, entre otras cosas, de su producto interior bruto. Los gastos comunes de la OTAN han sido objeto de interminables debates desde la fundaci¨®n de la organizaci¨®n hace 70 a?os, pero siempre han girado en torno al reparto de los costes m¨¢s que sobre la ampliaci¨®n del presupuesto.
El ¨²ltimo ajuste se introdujo en 2019, cuando Alemania acept¨® elevar su aportaci¨®n al 16,35% del total para igualar la aportaci¨®n de Washington y calmar las continuas quejas de Trump sobre la carga financiera de EE UU (a Espa?a le corresponde el 5,99% de la factura de los gastos comunes). La ampliaci¨®n del presupuesto com¨²n podr¨ªa ahora calmar tambi¨¦n el debate sobre el objetivo de alcanzar un gasto en defensa equivalente al 2% del PIB nacional en 2024, una meta inalcanzable solo a base de gasto en armamento para pa¨ªses como Alemania.
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