Y los militares egipcios mostraron su poder
El tradicional control del pa¨ªs por parte de las Fuerzas Armadas ha entrado en una nueva fase con el general Al Sisi, una d¨¦cada despu¨¦s de la Primavera ?rabe
Una furgoneta azul convertida en tienda ambulante de carne espera su pr¨®ximo cliente aparcada frente a la hist¨®rica mezquita de Sayeda Zainab, cerca del centro de El Cairo, sin que quienes la regentan se esmeren en captar clientela. En un lateral del veh¨ªculo, junto a la bandera de Egipto, se puede leer que se trata de un puesto de venta de productos de las Fuerzas Armadas. Solo unos kil¨®metros m¨¢s al norte, delante de la concurrida estaci¨®n de tren de Ramses, otro puesto expone desde ropa y mochilas hasta dulces y carne a precios bajos. Tambi¨¦n aqu¨ª, un cartel recuerda que se trata de un punto de venta de productos de las Fuerzas Armadas.
Cuando se cumplen 10 a?os del levantamiento popular en Egipto que forz¨® la ca¨ªda del dictador Hosni Mubarak despu¨¦s de tres d¨¦cadas en el poder, escenas cotidianas como las de la mezquita de Sayeda Zainab y la plaza Ramses muestran c¨®mo las ramificaciones de los militares egipcios se han mantenido en su sitio desde entonces. A su manera, son un recordatorio sutil de la penetraci¨®n de las Fuerzas Armadas en la vida diaria de la poblaci¨®n, y de que, si alg¨²n cambio ha reconfigurado los cimientos del pa¨ªs en el pasado reciente, no fue tanto en 2011 como en 1952, cuando los militares derrocaron a la monarqu¨ªa y asumieron el poder para no soltarlo. Desde aquel momento, los militares han dominado sin tregua el Estado profundo de Egipto, y todos los presidentes, excepto uno, han procedido de sus rangos.
Con casi un mill¨®n de personas en sus filas, entre miembros en activo y en reserva, y pese a contar con un n¨²mero marginal de mujeres, las Fuerzas Armadas se consideran la instituci¨®n m¨¢s representativa de la sociedad egipcia y una de las m¨¢s relevantes para articular la naci¨®n. Tradicionalmente, los militares han intentado forjar su imagen p¨²blica con relatos que idealizan su rol de creadores y protectores de la Rep¨²blica y de los intereses del pueblo, y que exaltan el legado militar de sus primeros a?os de vida, sobre todo contra Israel. Las Fuerzas Armadas se retratan como un actor neutral alejado de agendas partidistas, y como una instituci¨®n s¨®lida, coherente y con una gran organizaci¨®n, lo que les convierte en el mayor Ej¨¦rcito del mundo ¨¢rabe y les confiere capacidades de gesti¨®n superiores a las de los civiles.
¡°Existe mucha promoci¨®n de las Fuerzas Armadas como guardi¨¢n de la identidad egipcia, y se plasma en los medios, la educaci¨®n, la calle o en el servicio militar obligatorio, que es un medio muy ¨²til para presentarse como una parte integral de la egipcianidad, sobrepasando la idea de ser una fuerza pol¨ªtica. Son mucho m¨¢s que eso: a ojos de la gente, se convierten en Egipto¡±, reflexiona Gehad Quisay, investigadora de la historia moderna de Egipto.
Adem¨¢s de su apuesta simb¨®lica, los militares tambi¨¦n conf¨ªan considerablemente su imagen a lo que pueden ofrecer a la gente. Y aqu¨ª hay para todos. Para las clases populares, la mano de los militares se extiende en forma de bienes y servicios b¨¢sicos subvencionados o de construcci¨®n de vivienda social. Y para las clases medias, los militares disponen de hoteles, clubs, resorts, centros de formaci¨®n o hasta productos de consumo asequibles.
Determinar el ¨¦xito que han tenido hist¨®ricamente los militares para ganarse los corazones de los egipcios es imposible. Pero durante la breve ventana abierta en el pa¨ªs en 2011, la mayor¨ªa de encuestas sugirieron que, al menos aparentemente, la estrategia funcion¨®, siendo las Fuerzas Armadas la instituci¨®n mejor valorada del pa¨ªs de forma sistem¨¢tica.
¡°Yo no lo tomar¨ªa necesariamente como indicador de la opini¨®n p¨²blica, porque es f¨¢cil decir que te gusta el Ej¨¦rcito y mucho m¨¢s dif¨ªcil decir que no. Tambi¨¦n porque puede gustarte y a la vez tener una opini¨®n mucho m¨¢s matizada¡±, alerta, sin embargo, Robert Springborg, uno de los expertos m¨¢s reputados del Ej¨¦rcito egipcio y actual asesor cient¨ªfico del Instituto Italiano de Asuntos Internacionales.
A lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada, esa relaci¨®n de las Fuerzas Armadas con los egipcios ha alcanzado otro nivel de complejidad. A ra¨ªz de las protestas de 2011, la c¨²pula militar asumi¨® abiertamente el poder por primera vez en d¨¦cadas, dirigi¨® campa?as de represi¨®n y acab¨® llevando a cabo un golpe de Estado liderado por el actual presidente, Abdelfat¨¢ al Sisi. Todas estas maniobras no solo pusieron fin al experimento democr¨¢tico en Egipto, sino tambi¨¦n a su pretensi¨®n de no retener las riendas del Estado.
¡°Antes de que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas [asumiera el poder], el Ej¨¦rcito disfrutaba de una distancia prudencial respecto a la gobernanza del d¨ªa a d¨ªa¡±, apunta Quisay. ¡°En el momento en el que sali¨® de la sombra y pas¨® a ser el ¨²nico poder, de alg¨²n modo rompi¨® una barrera e hizo que la gente los mirara como los que mueven los hilos directamente¡±, agrega. En este sentido, un sondeo del Centro de Investigaci¨®n Pew segu¨ªa reflejando en 2014 que los militares representaban una buena influencia a ojos de la mayor¨ªa (56%), pero tambi¨¦n que su reputaci¨®n se hab¨ªa resentido muy significativamente.
Lejos de intentar retroceder a la normalidad previa a 2011, desde que Al Sisi tom¨® el poder, los privilegios militares han crecido como nunca, seg¨²n notan la mayor¨ªa de analistas. Los militares han firmado acuerdos de armas a un ritmo fren¨¦tico, miembros procedentes de sus filas ocupan puestos clave del Gobierno, del Parlamento y de las gobernaciones provinciales, y sus poderes judiciales y constitucionales se han ampliado hasta otorgarle un estatus supraconstitucional. ¡°La principal diferencia entre Al Sisi y sus predecesores es que ning¨²n civil ocupa un cargo realmente importante en el Estado¡±, se?ala Springborg.
Asimismo, la intervenci¨®n en la econom¨ªa de los militares ha experimentado una notable expansi¨®n en su alcance y escala desde 2013 respecto al protegido pero limitado imperio que hab¨ªan ido amasando en las d¨¦cadas previas, seg¨²n han documentado numerosos expertos. Sus actividades se han ampliado en sectores tan alejados como el turismo, la siderurgia, la farmac¨¦utica o el mercado inmobiliario. Y centenares de oficiales retirados contin¨²an ocupando altos cargos en empresas p¨²blicas fuera de la econom¨ªa formal militar, que ya comprende m¨¢s de setenta grandes empresas de productos y servicios civiles y militares, seg¨²n el ¨ªndice de relaciones c¨ªvico-militares en el mundo ¨¢rabe Tawazun.
Aunque el control directo de los militares sobre la econom¨ªa nacional sigue representando una porci¨®n limitada, muchos analistas alertan de que la comparativamente desproporcionada influencia que ejercen, y su af¨¢n de extralimitarse con las atribuciones que se les presuponen ¨Cy de hacerlo, adem¨¢s, en competici¨®n con otros servicios de seguridad e inteligencia¨C, acarrean un crecimiento econ¨®mico alarmante de grandes sectores sociales.
Inevitablemente, esta huida hacia delante ha obligado a los militares a revisar las anteriores formas de relacionarse con el pueblo. ¡°Dado que los militares ya no se encontraban al margen de la pol¨ªtica, hab¨ªa mayor necesidad de administrar su imagen e interactuar con el p¨²blico¡±, explica en condici¨®n de anonimato un destacado analista egipcio en cuestiones de defensa y seguridad. ¡°Con Al Sisi, los medios de comunicaci¨®n han sido una herramienta principal para generar legitimidad pol¨ªtica y han pasado a cubrir el d¨ªa a d¨ªa de los militares, en lugar de su legado¡±, agrega. ¡°Todo lo que hacen los militares ocupa ahora un lugar central en las noticias, programas de entrevistas y hasta en las telenovelas de Ramad¨¢n¡±.
De nuevo, conocer el ¨¦xito de las Fuerzas Armadas al recomponer su imagen p¨²blica no es posible, pero muchos analistas coinciden en que 2011 marc¨® un punto de inflexi¨®n. ¡°Entre grupos de activistas pol¨ªticos y personas interesadas en pol¨ªtica, definitivamente ha habido un cambio en la percepci¨®n del Ej¨¦rcito¡±, considera Quisay. Yezid Sayigh, director del programa sobre relaciones c¨ªvico-militares en los pa¨ªses ¨¢rabes del Centro Carnegie para Oriente Pr¨®ximo, se?ala por su parte que ¡°la evidencia anecd¨®tica sugiere que la clase empresarial se ha ido inquietando cada vez m¨¢s por la intervenci¨®n de los militares en la econom¨ªa y el comercio, al menos en los ¨²ltimos dos a?os¡±.
¡°A¨²n existe un amplio apoyo por las Fuerzas Armadas¡±, cree un analista egipcio que prefiere no identificarse, pero ¡°las percepciones sobre los militares, en general, se han vuelto m¨¢s complejas¡±. ¡°No sabemos la dimensi¨®n de ese apoyo,¡± concluye, ¡°pero ciertamente ha habido un cambio importante en c¨®mo los egipcios en su conjunto ven a las Fuerzas Armadas¡±.
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