Cuarentena y vigilancia extrema para Alex¨¦i Navalni en una de las colonias penales m¨¢s severas de Rusia
El destacado opositor describe con iron¨ªa el centro de detenci¨®n en el que est¨¢ interno, a 100 kil¨®metros de Mosc¨², como ¡°campo de concentraci¨®n amistoso¡±


Vigilancia constante. Hasta tal punto que cada dos horas durante el d¨ªa y por la noche cada 60 minutos un guardia registra con una c¨¢mara que est¨¢ bien; que no se ha fugado. As¨ª ha empezado su estancia el opositor Alex¨¦i Navalni en la Colonia Penal N¨²mero dos (IK-2), conocido por ser uno de los centros de reclusi¨®n m¨¢s estrictos de Rusia, notorio por someter a los presos a un proceso de aislamiento psicol¨®gico. ¡°Debo admitir que el sistema penitenciario de Rusia logr¨® sorprenderme¡±, comenta Navalni ir¨®nicamente en una carta que ha podido pasar a sus abogados. ¡°No imagin¨¦ que fuera posible montar un verdadero campo de concentraci¨®n a 100 kil¨®metros de Mosc¨²¡±, a?ade en la misiva, publicada por su equipo en su cuenta de Instagram.
Despu¨¦s de un mes en la notoria c¨¢rcel preventiva moscovita de Matrosskaya Tishina y dos semanas en un centro provisional, Navalni ha sido trasladado a la colonia IK-2, en Pokrov, una localidad de la regi¨®n del presidente Vlad¨ªmir Putin. Podr¨ªa pasar all¨ª los dos a?os y medio de condena, o volver a ser trasladado en un juego al despiste con la familia y los seguidores del destacado opositor, que se enfrenta ahora al reto may¨²sculo de mantener su perfil pol¨ªtico entre rejas.
Fue arrestado nada m¨¢s regresar a Mosc¨² en enero desde Alemania, donde se recuper¨® del grav¨ªsimo envenenamiento que sufri¨® en agosto en Siberia y tras el que se percibe la mano del Kremlin. Su detenci¨®n se produjo por una condena por incumplir la libertad condicional mientras estaba fuera del pa¨ªs por una pol¨¦mica sentencia antigua que provoc¨® las mayores protestas en Rusia en una d¨¦cada. Esto gener¨® tambi¨¦n una condena internacional. Pero aunque por ahora el activista ha logrado mantener la comunicaci¨®n a trav¨¦s de esos mensajes y cartas filtradas en las redes sociales, el Kremlin est¨¢ trabajando duro para silenciarle. Sobre todo de cara a frenar a sus partidarios y aliados en las elecciones parlamentarias previstas para septiembre.

Navalni deber¨¢ completar ahora un tiempo (por establecer) de cuarentena a la que se someten todos los reci¨¦n llegados a la Colonia Penal N¨²mero Dos. Est¨¢ en una estancia con otros cinco reclusos, seg¨²n comenta su abogada Olga Mijailova, que pudo charlar brevemente con ¨¦l a trav¨¦s de un cristal este lunes. Su familia llevaba varios d¨ªas sin noticias del opositor, una se?al que ya apuntaba que iba a ser trasladado. Clasificado como ¡®en riesgo de fuga¡¯ por las autoridades rusas, el activista, de 44 a?os, debe llevar constantemente una tarjeta de identificaci¨®n prendida a la solapa con sus datos y esa etiqueta descriptiva subrayada en rojo.
¡°Aunque no he visto ning¨²n tipo de violencia o incluso indicio de violencia¡±, dice Navalni, ¡°la postura tensa de los reclusos, que se mantienen firmes y temen girar la cabeza, me hace creer f¨¢cilmente los numerosos relatos de personas golpeadas casi hasta la muerte con martillos de madera recientemente aqu¨ª en IK-2 Pokrov¡±. ¡°Pero los m¨¦todos han cambiado y ni siquiera puedo recordar un lugar donde todos hablen con tanta cortes¨ªa. Llamo a mi nuevo hogar nuestro amistoso campo de concentraci¨®n¡±, comenta con su caracter¨ªstico humor el opositor, que explica que le han afeitado la cabeza nada m¨¢s llegar y que los insultos e incluso las expresiones vulgares est¨¢n terminantemente prohibidas. Y, ¡°sorprendentemente¡± para una c¨¢rcel, esa prohibici¨®n se cumple, se?ala el activista en su mensaje que su equipo ha acompa?ado con una fotograf¨ªa antigua del opositor rapado.

IK-2, es una de esas t¨ªpicas colonias heredadas de los tiempos del Gulag sovi¨¦tico. Un centro en el que los reclusos viven juntos en grandes estancias y deben trabajar en alguna de las industrias asociadas. Pero la de Pokrov es famosa, adem¨¢s, por sus medidas disciplinarias. Es, en lenguaje carcelario, una ¡°colonia roja¡±; un lugar en el que la administraci¨®n del centro tiene control total sobre la vida de los presos y en el que los oficiales se ayudan en ocasiones de otros reclusos para controlar. Y esas son las colonias m¨¢s temidas frente a las ¡°negras¡±, en las que las autoridades negocian con los cabecillas entre los reos y las reglas son m¨¢s laxas.
El activista Konstantin Kotov, condenado por participar en protestas no autorizadas, pas¨® en IK-2 alrededor de un a?o. En ese tiempo se sinti¨® muy s
olo, cuenta por tel¨¦fono. ¡°Se prohibi¨® a otros presos comunicarse conmigo. Y no se puede desobedecer, porque por cada infracci¨®n hay sanciones; hasta violencia f¨ªsica¡±, explica este ingeniero inform¨¢tico de 35 a?os, que sali¨® de la colonia el pasado diciembre. ¡°Era muy duro estar rodeado de gente y sentirme un paria con el que nadie hablaba¡± dice Kotov, que remarca que a diferencia de otros centros de reclusi¨®n en los que hay un sistema de correo electr¨®nico ¨Caunque controlado¡ªy se reciben mensajes cada tres d¨ªas, en IK-2 solo se puede recibir cartas en papel. Y los reclusos tienen una hora al d¨ªa para responderlas. ¡°Me comuniqu¨¦ con el mundo exterior a trav¨¦s del papel, y esto me ayud¨® a mantener mi salud mental en condiciones dif¨ªciles de presi¨®n psicol¨®gica¡±, cuenta.
Kotov y otros expresos que han estado en IK-2 hablan tambi¨¦n del seguimiento extremo, de las c¨¢maras de videovigilancia instaladas por doquier y de los castigos constantes por incumplir las ¡°interminables, severas e imposibles normas¡± que regulan todos y cada uno de los aspectos de la vida dentro. Sanciones tambi¨¦n por nimiedades: desde no saludar a un funcionario a no abrocharse un bot¨®n del uniforme. Faltas que se van acumulando y que pueden costar al recluso un tiempo en las celdas de aislamiento, donde tambi¨¦n hay c¨¢maras.
Esa es la vida que puede esperar ahora Navalni. ¡°Creo que alguien en las alturas ley¨® 1984 de [George] Orwell y dijo: ¡®Oh, asombroso. Vamos a hacer eso. Educaci¨®n a trav¨¦s de la deshumanizaci¨®n¡±, dice el opositor.
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