Los agujeros del Gran Hermano ruso
El pa¨ªs tiene un denso sistema de vigilancia de la ciudadan¨ªa y recopilaci¨®n de informaci¨®n privada, pero tambi¨¦n un jugoso mercado negro de datos que se puede volver contra el Kremlin
A Anna Kuznetsova le cost¨® menos de 200 euros trazar su vida en Mosc¨² durante un mes. Una larga lista de los sitios y las fechas en los que la densa malla de videovigilancia de la capital rusa la hab¨ªa captado. La transacci¨®n fue sencilla: localiz¨® en la aplicaci¨®n de mensajer¨ªa Telegram a alguien que se anunciaba como vendedor de datos privados almacenados por la Administraci¨®n, le mand¨® unas cuantas fotos de su rostro para que pudieran bucear a partir de ellas en el programa de reconocimiento facial al que se conectan m¨¢s de la mitad de las c¨¢maras y le pag¨® en bitcoins a trav¨¦s de un intermediario. Dos d¨ªas despu¨¦s, la activista Kuznetsova ten¨ªa una detallada y escalofriante radiograf¨ªa de su actividad en un archivo PDF.
En Rusia, con un denso legado de vigilancia de la ciudadan¨ªa desde la ¨¦poca sovi¨¦tica en el que a¨²n descansa buena parte de su sistema, y porosas leyes de protecci¨®n de datos privados, las autoridades se apoyan cada vez m¨¢s en la llamada tecnolog¨ªa autoritaria. El Gobierno, que ha legislado para tratar de controlar internet, tiene incontables mecanismos para monitorizar a las personas y acceder, sin orden judicial, a abundante informaci¨®n personal almacenada por las compa?¨ªas privadas, que aunque sean extranjeras deben mantener en Rusia los datos de sus usuarios rusos. Poderosas redes de c¨¢maras, geolocalizaci¨®n e informaci¨®n de llamadas telef¨®nicas, direcciones IP, fotograf¨ªas.
Pero todos esos datos que las autoridades ya han usado, por ejemplo, para localizar y procesar a personas que han participado en protestas prohibidas, y que se pueden emplear para trazar los movimientos de individuos inc¨®modos, alertan los expertos, tambi¨¦n han dado lugar a abundantes filtraciones y a un jugoso mercado negro en el que se puede hallar pr¨¢cticamente todo: desde registros de vuelos a informaci¨®n bancaria, n¨²meros de matr¨ªculas de veh¨ªculos o expedientes m¨¦dicos y antecedentes penales.
Un agujero en el Gran Hermano ruso que no solo aprovechan estafadores y detectives privados, sino del que tambi¨¦n se han servido algunos activistas o ¡ªpese a la controversia del m¨¦todo¡ª periodistas de investigaci¨®n, y que se est¨¢ volviendo contra el Kremlin, apunta Andrei Soldatov, experto en los servicios de seguridad rusos y autor de The Red Web, sobre el uso del Kremlin de la tecnolog¨ªa autoritaria.
El problema de seguridad se hizo muy evidente el pasado diciembre, cuando un equipo de periodistas liderados por el medio especializado Bellingcat identific¨® en una investigaci¨®n a los agentes de la inteligencia rusa que vigilaron y siguieron al destacado opositor Alex¨¦i Navalni durante meses y que supuestamente participaron en el envenenamiento del pol¨ªtico el pasado agosto en Siberia que casi le mata. Una informaci¨®n construida a trav¨¦s del an¨¢lisis detallado de informaci¨®n privada y datos de pasaportes, registros telef¨®nicos y de vuelos filtrados y comprados en el mercado negro a distintos proveedores por unos 30.000 euros.
Aunque con cierto silencio, las autoridades rusas han procesado a dos polic¨ªas como sospechosos de vender los datos que alimentaron la investigaci¨®n de Bellingcat. Y en un esfuerzo por tapar los agujeros de los que es consciente hace tiempo, el Kremlin ha sacado adelante un nuevo paquete de leyes sobre la protecci¨®n de datos que proh¨ªbe, por ejemplo, la difusi¨®n p¨²blica de informaci¨®n de funcionarios de seguridad ¡ªdesde polic¨ªas hasta los miembros de los servicios de inteligencia¡ª, independientemente de si esos datos suponen o no una amenaza. Tambi¨¦n trabaja en otra medida para garantizar el acceso sin orden judicial a la geolocalizaci¨®n de los m¨®viles de los ciudadanos, una iniciativa destinada a buscar personas desaparecidas que, en un momento de descontento social, puede tener otro uso, advierten los expertos en privacidad.
La nueva legislaci¨®n sobre datos personales implica que a partir de ahora, apunta la jurista especializada Alina Zhestovskaya, ¡°la llamada ¡®b¨²squeda de fuentes abiertas¡¯ tambi¨¦n entrar¨¢ en un ¨¢rea de sombra¡±. El que vende, el que compra, el que filtra, el que escucha ¨Chaya o no dinero de por medio¨C, o incluso el que publica esos datos violar¨¢ la ley, sostiene la experta.
La normativa tiene, adem¨¢s, ciertos flecos que garantizan el poder de vigilancia de las autoridades: como que una persona no podr¨¢ negarse a ser filmado por los sistemas de vigilancia del Estado, tales como Ciudad Inteligente, que gestiona las m¨¢s de 200.000 c¨¢maras de videovigilancia de Mosc¨², que se prev¨¦ extender ahora a otras cinco ciudades, apunta Andrei Kaganskij, de la organizaci¨®n que promueve la protecci¨®n de datos digitales y la libertad de la Red RosKomSvoboda, que cree que el siguiente paso de las autoridades ser¨¢ reunir en una sola biblioteca todo ese conjunto de datos supuestamente an¨®nimos y ahora dispersos en distintas bases.
En Rusia, explica Kaganskij, un colosal n¨²mero de funcionarios tiene acceso a todo tipo de bases de datos del Estado. Hasta hace poco, m¨¢s de 16.000 empleados del Gobierno, oficiales de inteligencia y de seguridad ten¨ªan acceso a las bases de datos de las c¨¢maras de Mosc¨². Y para los polic¨ªas es sencillo revisar los registros de vuelos, por ejemplo, o extraer informaci¨®n financiera. Muchos funcionarios, sobre todo en las provincias, tienen sueldos muy bajos y algunos no ven demasiado riesgo en sacarse un extra con la venta de esa informaci¨®n privada, que adquieren, en esencia, investigadores privados o timadores. Las condenas por hacerlo son escasas; la mayor¨ªa contra empleados de compa?¨ªas privadas, como bancos o empresas de telecomunicaciones.
Despu¨¦s de que Anna Kuznetsova acudiera a las autoridades a denunciar que hab¨ªa podido comprar el pasado septiembre sus datos en el mercado negro, el comit¨¦ de investigaci¨®n ruso ha abierto un caso penal contra dos polic¨ªas y un intermediario, explica su abogada, Ekaterina Abashina. La demanda que presentaron contra la Administraci¨®n para que dejase de utilizar la red de c¨¢maras con las que Mosc¨² aspira a desafiar a China como uno de los lugares con m¨¢s v¨ªdeos escrutados del mundo hasta que haya normas claras sobre el uso del sistema ha sido desestimada; tambi¨¦n recurrida.
Comprar los datos del pasaporte de una persona por hasta 20 euros
Y aunque desde el esc¨¢ndalo de Bellingcat es m¨¢s dif¨ªcil y m¨¢s caro conseguir cierta informaci¨®n (por ejemplo, los registros telef¨®nicos), el prol¨ªfico mercado negro sigue ah¨ª, apunta el periodista de la BBC Andrei Zajarov, cuya investigaci¨®n pionera en 2019 ¡ªen la que lleg¨® a comprar por unos 20 euros los datos e im¨¢genes de su pasaporte actual y todos los antiguos¡ª puso sobre la mesa el tema. ¡°Y as¨ª seguir¨¢ hasta que se pongan trabas reales para acceder a esos datos y hacerlo tenga mayores consecuencias¡±, recalca Zajarov por tel¨¦fono.
Muchas cosas se pueden encontrar a trav¨¦s de los foros ilegales en internet ¡ªotras filtraciones, en la Dark Web¡ª o en Telegram, donde compradores y vendedores intercambian mensajes. Hoy, explica Zajarov, se puede comprar datos sobre los pasaportes de una persona por unos 15 euros; registros de vuelos por unos 50. Los datos procedentes de las bases del Estado son los m¨¢s baratos y tambi¨¦n los m¨¢s sencillos de obtener. La informaci¨®n para geolocalizar a una persona puede suponer un coste de unos 1.000 euros; pero tambi¨¦n se puede comprar.
Andrei Kaganskij, de RosKomSvoboda, tambi¨¦n cree que, pese a las nuevas leyes, el mercado negro seguir¨¢ expandi¨¦ndose. ¡°En todo lo relacionado con la seguridad de la informaci¨®n, cuando se cierra una puerta, se abre una ventana¡±, asegura. Y en un pa¨ªs en el que la conciencia de la ciudadan¨ªa sobre su informaci¨®n privada es mucho menor que en los occidentales y en el que la Administraci¨®n y las empresas privadas almacenan cada vez m¨¢s datos ¡ªahora est¨¢ en expansi¨®n la recogida de los biom¨¦tricos, por ejemplo¡ª, esa ventana puede ofrecer unas vistas colosales.
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