Ir¨¢n vota en unas elecciones presidenciales dominadas por los conservadores y bajo la sombra de la covid
La imposibilidad de que el resultado cambie el curso pol¨ªtico del pa¨ªs desanima a muchos de los 59 millones de potenciales votantes
Los primeros datos de medios semioficiales sobre las elecciones presidenciales de este viernes en Ir¨¢n confirman el temido descenso de participaci¨®n. A las 19.00, 12 horas despu¨¦s de la apertura de las urnas, apenas hab¨ªan votado 15 millones de iran¨ªes, menos del 25% de los 59 millones de electores. Los comicios, celebrados bajo la sombra de la covid-19, estaban dominados por los conservadores: tres de los cuatro candidatos pertenecen a esa corriente. Pero sea cual sea el resultado, ni la pol¨ªtica exterior ni el programa nuclear de Ir¨¢n van a cambiar, ya que ambos son prerrogativa del l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamene¨ª.
Con esas cifras, algunos analistas ve¨ªan ajustado que se llegara al 40% de participaci¨®n antes del cierre de los colegios electorales, ampliado hasta la medianoche (con posibilidad de extenderlo dos horas m¨¢s) para evitar las aglomeraciones y respetar las normas sanitarias por la pandemia. Ser¨ªa la cifra m¨¢s baja desde la revoluci¨®n de 1979. La mayor¨ªa de los iran¨ªes han perdido la fe en que sus votos sirvan para reformar el sistema isl¨¢mico. Su abstenci¨®n, casi un acto de desobediencia civil, busca evitar legitimarlo. No habr¨¢ resultados antes del pr¨®ximo lunes.
Los principales contendientes son Ebrahim Rais¨ª, el ultraconservador jefe del Poder Judicial, y en un muy distante segundo puesto, Abdolnaser Hemmat¨ª, un moderado que hasta su aprobaci¨®n como candidato era el gobernador del Banco Central. A pesar del apoyo recibido a ¨²ltima hora de algunos dirigentes reformistas, la ¨²nica oportunidad de ¨¦xito de Hemmat¨ª es que Rais¨ª no consiga el 50% de los votos. Entonces, ir¨ªan a una segunda vuelta que podr¨ªa movilizar a los m¨¢s esc¨¦pticos para frenar a quien se percibe como favorito del r¨¦gimen.
Junto a las decimoterceras elecciones presidenciales se celebran tambi¨¦n municipales. Los comicios son una gran operaci¨®n log¨ªstica en Ir¨¢n, un pa¨ªs de 1,648 millones de kil¨®metros cuadrados. Se movilizan 1,5 millones de personas entre personal electoral y de seguridad. Pero la coreograf¨ªa est¨¢ muy ensayada despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas de sucesivas convocatorias. La jornada se inici¨® con el voto del l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamene¨ª, en una mezquita anexa a su residencia de Yamar¨¢n, al norte de Teher¨¢n. Luego, fueron votando los candidatos, de forma escalonada para que pudieran captarlos las c¨¢maras de televisi¨®n.
Pero toda la atenci¨®n estaba en el voto de los iran¨ªes, decepcionados por la falta de diversidad ideol¨®gica entre los candidatos y desalentados por la crisis econ¨®mica. A la mala gesti¨®n hist¨®rica de sus dirigentes y las sanciones reimpuestas por Estados Unidos a ra¨ªz de su abandono unilateral del acuerdo nuclear en 2018, se ha sumado en el ¨²ltimo a?o la pandemia.
¡°Hemos comprendido que el problema no es el Gobierno, sino el r¨¦gimen. Que cambie el presidente o los miembros del Parlamento no soluciona la corrupci¨®n que corroe todo el sistema¡±, confiaba un profesional de la salud que sue?a con emigrar.
La ¡°democracia religiosa¡±, como los dirigentes califican el peculiar sistema iran¨ª, cuenta con un doble entramado institucional en el que los cargos elegidos ven limitadas sus responsabilidades por otros designados. Las competencias del presidente son m¨¢s las de un primer ministro en un sistema presidencial, cuya m¨¢xima autoridad pol¨ªtica y espiritual es el l¨ªder supremo, quien tiene la ¨²ltima palabra en todos los asuntos de seguridad nacional y pol¨ªtica exterior.
Apat¨ªa en las ciudades
Entonces ?por qu¨¦ el inter¨¦s del r¨¦gimen en que salga elegido Rais¨ª? Dado que el ayatol¨¢ Jamene¨ª ha cumplido 82 a?os, entra dentro de lo previsible que toque su relevo durante los ocho a?os que el pr¨®ximo presidente puede estar en el cargo. En ese caso, formar¨ªa parte de la terna que constituye el Consejo de Liderazgo (junto con el jefe del Poder Judicial y un cl¨¦rigo) encargado de la transici¨®n hasta la elecci¨®n de un sustituto. Algunos analistas ven a Rais¨ª como un posible sucesor de Jamene¨ª, quien tambi¨¦n fue presidente antes de ser designado l¨ªder supremo, pero dado el desgaste que supone el paso por el Gobierno, puede convertirse en un caramelo envenenado.
A pesar de la apat¨ªa con la que se ha vivido la campa?a electoral, sobre todo en Teher¨¢n y en otras grandes ciudades, donde vive el 75% de los 85 millones de iran¨ªes, resulta complicado estimar el nivel de asistencia a las urnas. No existe un censo que asigne colegio electoral en funci¨®n del lugar de residencia. Los iran¨ªes pueden votar en cualquier lugar del pa¨ªs donde se encuentren. Este a?o, adem¨¢s, debido a la covid, no se impregnar¨¢ de tinta el dedo de los votantes y el control del carn¨¦ de identidad se har¨¢ de forma electr¨®nica.
Algunos analistas hab¨ªan sugerido que la preselecci¨®n de candidatos mayoritariamente conservadores y la criba de todos los reformistas indicaba que al r¨¦gimen ya no le importa el nivel de participaci¨®n. Sin embargo, tanto el ayatol¨¢ Jamene¨ª como el presidente saliente, Hasan Rohan¨ª, han hecho los habituales llamamientos a votar.
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