El veto a los candidatos moderados elimina la rivalidad en las elecciones presidenciales de Ir¨¢n
Sin la concurrencia del expresidente del Parlamento Ali Lariyan¨ª, el previsible triunfo del ultraconservador Rais¨ª carecer¨¢ de brillo
El Consejo de Guardianes de Ir¨¢n ha eliminado cualquier rivalidad digna de ese nombre en las elecciones presidenciales del pr¨®ximo 18 de junio, seg¨²n se desprende de la lista anunciada este martes por el Ministerio del Interior. Aunque ha aprobado a siete candidatos, el veto a varias figuras moderadas, en especial al expresidente del Parlamento Ali Lariyan¨ª, deja la v¨ªa libre al ultraconservador Ebrahim Rais¨ª. Varios de los otros seis parecen actuar como meras comparsas y se espera que se retiren a favor del favorito antes del voto. El propio Rais¨ª ha pedido un marco ¡°m¨¢s competitivo¡±.
El ¨²nico asociado con el campo reformista es el poco conocido Mohsen Mehr-Alizadeh, que fue candidato en 2005. Del resto, el exnegociador nuclear Said Yalili, que concurri¨® a las presidenciales de 2013, y el exgeneral de la Guardia Revolucionaria Mohsen Rezae¨ª, que lo ha intentado en cuatro ocasiones, son claramente conservadores. Los otros tres son pol¨ªticos desconocidos a escala nacional. ¡°Es un resultado muy desequilibrado hacia los conservadores¡±, se?ala Luciano Zaccara, especialista en Ir¨¢n y profesor de Estudios del Golfo en la Universidad de Qatar.
A pocos observadores ha sorprendido el veto del Consejo (un ¨®rgano formado por 12 juristas y controlado por el l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamenei) al expresidente Mahmud Ahmadineyad o incluso al actual vicepresidente primero, Eshaq Yahangir¨ª. Ahmadineyad acab¨® su mandato en 2013 enfrentado a Jamenei y este ya le aconsej¨® que no se volviera a presentar en 2017. En cuanto a Yahangir¨ª, es uno de los ¨²ltimos reformistas que queda en activo tras la expulsi¨®n de esa corriente de la escena pol¨ªtica en 2009.
De hecho, el giro conservador del r¨¦gimen isl¨¢mico ha conseguido que pol¨ªticos como Lariyan¨ª o el presidente Hasan Rohan¨ª sean percibidas como moderadas. De ah¨ª que, al concluir el segundo mandato de este (que por ley no puede renovar), quienes a¨²n creen en la capacidad de regeneraci¨®n del sistema vieran en el expresidente del Parlamento una especie de Rohan¨ª bis, la ¨²ltima esperanza de frenar el total dominio de los ultras, que ya controlan los poderes legislativo y judicial.
Formalmente, el secretario general del Consejo de Guardianes, el ayatol¨¢ Ahmad Yannat¨ª, hab¨ªa advertido a Lariyan¨ª por haber empezado a hacer campa?a antes de tiempo. En un v¨ªdeo publicado hace unos d¨ªas cuestionaba el marco legal que permite al Estado intervenir en los asuntos personales de la gente. Y tal vez para bru?ir sus credenciales progresistas alegaba que cuando fue ministro de Cultura levant¨® la prohibici¨®n a los reproductores de v¨ªdeo. Que esas declaraciones por parte de un miembro de la ¨¦lite pol¨ªtica preocupen a las m¨¢ximas autoridades da una idea de la situaci¨®n en el pa¨ªs.
Pero el veto a Lariyan¨ª, o a cualquier otro candidato que pudiera hacer sombra a Rais¨ª, va mucho m¨¢s all¨¢. Tiene que ver con el temor a perder el control de un pa¨ªs que elecci¨®n tras elecci¨®n ha apostado por el candidato menos oficialista del restringido abanico de posibilidades. Desde la elecci¨®n de Mohamed Jatam¨ª en 1997, todos los nuevos presidentes han sido, en alguna medida, un llamamiento a la reforma del r¨¦gimen isl¨¢mico salido de la revoluci¨®n de 1979.
¡°La actitud del Consejo de Guardianes (¡) vac¨ªa las elecciones de sentido y al final debilitar¨¢ uno de los pilares de la Rep¨²blica Isl¨¢mica¡±, ha denunciado en Telegram Azar Mansur¨ª, portavoz del Frente Reformista. Incluso el beneficiado Rais¨ª ha admitido impl¨ªcitamente ese riesgo. En un v¨ªdeo que ha colgado en sus redes sociales, el hasta ahora jefe del Poder Judicial y flamante candidato a presidente expresaba su incomodidad. ¡°Desde anoche, cuando me informaron del resultado de la selecci¨®n (¡), he hecho llamadas y estoy manteniendo consultas para hacer la escena electoral m¨¢s competitiva y participativa¡±, dice el cl¨¦rigo ante un selecto grupo de acad¨¦micos y universitarios.
Para Zaccara, que lleva a?os estudiando los procesos electorales iran¨ªes, su preocupaci¨®n tiene sentido. ¡°En las ¨²ltimas elecciones obtuvo 15 millones de votos frente a los 20 millones de Rohan¨ª. Hay que remontarse a mediados de los a?os ochenta [del siglo pasado] para encontrar un candidato que ganara con esa cifra y entonces los votantes eran muchos menos. Eso significa que solo ganar¨ªa si la participaci¨®n no supera el 30%¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica desde Doha.
Participaci¨®n
La Rep¨²blica Isl¨¢mica siempre ha basado su legitimidad en una nutrida participaci¨®n en las urnas. Sin embargo, las ¨²ltimas encuestas internas revelan una elevada tendencia a la abstenci¨®n. Algunos observadores han sugerido un cambio de paradigma en el que ya no importa tanto el n¨²mero de votantes como el resultado. Zaccara expresa sus dudas: ¡°Rais¨ª aspira a ser el pr¨®ximo l¨ªder supremo y llegar a la presidencia con 15 millones de votos en un pa¨ªs de 83 millones de habitantes no parece un respaldo suficiente¡±.
Quienes no han sido aprobados como candidatos disponen de varios d¨ªas para presentar alegaciones. Seg¨²n la prensa iran¨ª, el presidente Rohan¨ª ha pedido al l¨ªder supremo que intervenga. No es inusitado. Lo ha hecho en alguna ocasi¨®n anterior como en 2005, cuando restituy¨® a Mehr-Alizadeh y al principal candidato reformista de entonces, Mostaf¨¢ Moin.
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