El terrorismo yihadista se enquista en Burkina Faso
El crimen organizado transfronterizo o las disputas tribales alimentan un conflicto al que no logran hacer frente las autoridades de un pa¨ªs en el que fueron asesinados dos reporteros espa?oles en abril
El terrorismo yihadista se ha gangrenado en el Sahel. Entr¨® en la orilla sur del desierto del S¨¢hara hace 15 a?os de la mano de Al Qaeda y Boko Haram, pero muchas cosas han cambiado desde entonces. La violencia ya no es monopolio de esos dos grandes grupos. Decenas de katibas, batallones de insurgentes identificados con la insignia negra del Estado Isl¨¢mico, act¨²an por libre y se venden al mejor postor. Los reporteros espa?oles David Beriain y Roberto Fraile fueron asesinados junto al conservacionista irland¨¦s Rory Young a finales del mes de abril en Burkina Faso en medio de una creciente inseguridad. La investigaci¨®n da por hecho que el ataque fue obra del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, por sus siglas en franc¨¦s), vinculado a Al Qaeda.
¡°Burkina Faso est¨¢ en el centro del Sahel. Hasta hace pocos a?os era un lugar donde nunca pasaba nada. Ahora el terror ha echado ra¨ªces en la mitad norte. Viajar por ese territorio inh¨®spito y semides¨¦rtico es una moneda al aire para los locales y para los blancos, una moneda que siempre cae en cruz. Salir de Uagadug¨², la capital, es un riesgo que los occidentales evitan a toda costa. Las salidas por las cuatro carreteras en direcci¨®n norte y noroeste, est¨¢n vigiladas por la insurgencia. Si ven un coche con occidentales, se mandan la informaci¨®n y fotos por WhatsApp¡±, asegura el agregado de Interior de una embajada europea. ¡°Cuanto m¨¢s se aleje de la ciudad, mayor ser¨¢ el riesgo de secuestro¡±.
Desde hace tres a?os, Burkina Faso es, junto a Mal¨ª, el pa¨ªs de esta regi¨®n africana m¨¢s golpeado por la violencia. En 2020, el a?o m¨¢s sangriento hasta la fecha, hubo 1.215 incidentes armados. Los detallar¨¢ uno a uno la p¨¢gina web sahelwatch.com que est¨¢ a punto de entrar en funcionamiento. Su creador es Mahamadou Sawadogo, un expolic¨ªa retirado. ¡°Lo que caracteriza a este conflicto es su dinamismo. Los actores han ido cambiando porque los terroristas no est¨¢n solos, se les han ido sumando las tribus y los criminales. Geogr¨¢ficamente se ha extendido desde la frontera norte con Mal¨ª a la del este con N¨ªger y a todo el Sahel. Tambi¨¦n han cambiado los objetivos porque al principio los terroristas mataban a miembros de las fuerzas de seguridad y ahora la diana se ha ampliado a los Voluntarios por la Defensa de la Patria (conocidos como VDP) y a la poblaci¨®n civil¡±.
¡°Las causas del conflicto son varias: disputas tribales; sequ¨ªa del Sahel, que est¨¢ provocando un ¨¦xodo masivo del campo a las ciudades. De todos los factores, el yihadismo no es ni el primero ni el m¨¢s importante¡±, sentencia Laurent Saugy, delegado de la Cruz Roja en el pa¨ªs.
El movimiento ciudadano Balai Citoyen tuvo mucho que ver en la ca¨ªda del presidente Blaise Compaor¨¦ en 2014. Lo encabeza el rapero Smockey, un artista libertario y comprometido. ¡°Campoar¨¦ ha contribuido a instalar el terror en la regi¨®n. Burkina estaba a salvo con ¨¦l porque se apoyaba a los terroristas. Evidentemente ¨¦stos no iban a atentar contra su benefactor. Campoar¨¦ ha permitido el desarrollo de todo tipo de tr¨¢fico de armas, drogas, oro. Incluso secuestros porque era ¨¦l el que mediaba en el pago del rescate de los rehenes¡±. As¨ª ocurri¨® con la liberaci¨®n de tres catalanes secuestrados en Mauritania en 2009, en cuya liberaci¨®n fue clave la mediaci¨®n del entonces presidente burkin¨¦s. Con Compaor¨¦ fuera del poder, los terroristas dieron un paso al frente y cruzaron la frontera de Mal¨ª para quedarse en el pa¨ªs.
El capit¨¢n de la Gendarmer¨ªa, N¡¯Do Laudry lleva m¨¢s de dos a?os destinado en Barani, en el extremo norte. Est¨¢ al frente de una unidad de ¨¦lite GARSI (Grupos de Acci¨®n R¨¢pida, Vigilancia e Intervenci¨®n en el Sahel), formada por instructores de la Guardia Civil, junto a gendarmes franceses, guardas portugueses y carabineros italianos. ¡°Tenemos enfrentamientos continuos con los terroristas. Si el enemigo no viene a nuestro encuentro, nosotros salimos en su b¨²squeda. Siempre est¨¢n ah¨ª, agazapados. En realidad, no sabemos qui¨¦n es nuestro enemigo, ni de qu¨¦ pa¨ªs vienen ni de qu¨¦ etnia son. Tampoco estamos seguros de si act¨²an por ideolog¨ªa o por venganza¡±.
La creaci¨®n del GARSI es una iniciativa de la Guardia Civil para formar unidades de ¨¦lite en el Sahel siguiendo el modelo del Grupo Antiterrorista Rural (GAR) que se forj¨® en la lucha contra ETA. El objetivo es hacer frente a los terroristas en su propio territorio. ¡°El terrorismo en Burkina sirve como excusa y le da cobertura al crimen organizado: el narcotr¨¢fico y el contrabando de tabaco desde el Golfo de Guinea al Sahel cruza el pa¨ªs; la apropiaci¨®n de las minas de oro ilegales; el tr¨¢fico de personas, todo se realiza bajo la tapadera y la falsa apariencia de yihadismo¡±, opina el coronel franc¨¦s Raymond Carter, coordinador del GARSI.
Burkina Faso es el cuarto pa¨ªs productor de oro de ?frica. Exporta una media de sesenta toneladas al a?o. La tierra es del pueblo, pero su gesti¨®n est¨¢ en manos del Estado, que le ha cedido la mayor parte de explotaci¨®n industrial a los potentes grupos mineros canadienses. La miner¨ªa artesanal recoge las migajas del banquete. Hay 1.200 en todo el pa¨ªs, aunque solo la mitad est¨¢n en producci¨®n. Los terroristas han puesto sus ojos en esa veta del fil¨®n dorado.
A principios del mes de junio tuvo lugar la masacre de Sholan, en la frontera con N¨ªger. Los terroristas asesinaron a sangre fr¨ªa a 160 vecinos de la aldea. Los analistas lo ponen como ejemplo de ataque criminal bajo bandera yihadista. ¡°La masacre est¨¢ relacionada con el pillaje. Ning¨²n grupo terrorista la ha reivindicado. Lo que quer¨ªan los atacantes, y lo han conseguido, era expulsar a los mineros de la zona y hacerse con el control de la explotaci¨®n artesanal de oro¡±, asegura Jacob Ou¨¦draogo, director de la Agencia Estatal de Minas Artesanales. Al d¨ªa siguiente del ataque, decenas de vecinos cargaron sus escasas pertenencias en sus motos y huyeron del lugar. El control de la miner¨ªa artesanal por terroristas y criminales est¨¢ provocando un ¨¦xodo de los mineros desde las zonas de guerra hacia zonas m¨¢s seguras.
El yacimiento artesanal de Nongsin est¨¢ a unos 100 kil¨®metros de Uagadug¨². 30 mineros excavan un terreno ¨¢rido, salpicado por mont¨ªculos de arena y pozos abiertos en la tierra por los que apenas cabe un hombre. Horadan a mano hoyos de hasta 80 metros de profundidad para llegar a la veta. A la entrada del recinto espera un vigilante, que dormita a la sombra de una lona con una escopeta de caza rudimentaria entre las piernas. ¡°Cuando escucho lo que pasa en las minas del Este y en el Sahel, me entra miedo porque puede ocurrirnos lo mismo a nosotros¡±, cuenta el capataz del yacimiento, Ou¨¦draogo Lazare. En yacimientos artesanales como el de Nongsin, trabajan familias enteras, incluidos los ni?os. Los mineros se quejan de que nadie les protege. ¡°Hay una mina industrial cerca de aqu¨ª. Ser¨ªa necesario que sus vigilantes privados nos defendieran porque nosotros tambi¨¦n somos mineros¡±, comenta resignado Yobi Salomon mientras ayuda a tirar de la cuerda que saca a uno de ellos del pozo.
En Burkina Faso act¨²an por su cuenta dos potentes grupos yihadistas: el Estado Isl¨¢mico del Sahel, con al-Saharawi al frente, y el Grupo por el Apoyo del Islam y de los Musulmanes (JNIM, por sus siglas en ¨¢rabe), encabezado por el tuareg Iyad Ag Ghali. JNIM es una alianza de cuatro grupos terroristas, fraguada en marzo de 2017. Sus ataques constantes a todo lo que representa al Estado les ha hecho fuertes en el territorio. El ej¨¦rcito burkin¨¦s se ha replegado a cuarteles dispersos en las principales poblaciones. El resto es desierto minado de campamentos y bases de entrenamiento yihadistas.
¡°Hemos repelido hasta 18 ataques en los ¨²ltimos meses. El gobierno tiene que saber que si cae ese baluarte, los insurgentes van a llegar a las puertas de la capital¡±.Aly Nana, portavoz de Voluntarios por la Defensa de la Patria (VDP)
Para recuperar la iniciativa, se crearon en enero de 2020 los llamados VDP. Son grupos de autodefensa reclutados entre la poblaci¨®n local, la mayor¨ªa cazadores que conocen el terreno. El Gobierno se ha parapetado detr¨¢s de esa milicia paramilitar de 2.300 personas, que cobran una paga de 25.000 francos CFA al mes, algo menos de 40 euros. Los voluntarios llegan all¨ª donde no est¨¢ el Ej¨¦rcito y se han convertido en la primera l¨ªnea de choque contra la insurgencia. ¡°Estamos soportando una batalla real en torno al poblado de Namsignia. Hemos repelido hasta 18 ataques en los ¨²ltimos meses. El Gobierno tiene que saber que si cae ese baluarte, los insurgentes van a llegar a las puertas de la capital. Nadie les va a parar en la carretera nacional 22. Ser¨ªa un paseo triunfal para ellos¡±, asegura Aly Nana, uno de los portavoces de los VDP.
Silencio gubernamental
Desde que estall¨® el conflicto en 2016 se han producido unas 900 detenciones de presuntos terroristas. Seg¨²n el Movimiento burkin¨¦s de los Derechos Humanos y de los Pueblos (MBDHP), la mayor¨ªa sigue en prisi¨®n preventiva sin causa judicial abierta. ¡°Si la justicia liberara a los prisioneros por terrorismo que son inocentes, eso provocar¨ªa un problema mayor porque a continuaci¨®n las fuerzas de seguridad, en vez de detener a un sospechoso, le linchar¨ªan directamente¡±, vaticina Sanou Aly, al frente del MBDHP.
La Burkina pos-Compaor¨¦ se ha sumido en el caos sangriento. Su sucesor en las urnas, Roch Kabor¨¦, ha ganado en noviembre pasado sus segundas elecciones legislativas y presidenciales seguidas. El Gobierno se niega a reconocer el problema y ha declinado hacer declaraciones a EL PA?S. La oposici¨®n parlamentaria ha lanzado marchas de protesta en todas las ciudades y pueblos importantes en los ¨²ltimos d¨ªas. ¡°No hay estrategia antiterrorista. Le exigimos al Gobierno que haga un diagn¨®stico para identificar a los atacantes. No sabemos ni tan siquiera qui¨¦nes son nuestros enemigos. Con este Gobierno no vamos a ganar la guerra, por eso, hemos suspendido el di¨¢logo. Solo vamos a hablar con la fuerza de la calle¡±, asegura Eddie Komboigo, l¨ªder de la oposici¨®n.
Uagadug¨² es una ciudad vibrante con restaurantes de chef franc¨¦s y vinos de 100 euros en la carta, una veintena de joyer¨ªas, tiendas con art¨ªculos occidentales y decenas de hoteles, con extremas medidas de seguridad. Los occidentales saben que pueden recorrer la ciudad con total seguridad, pero al caer la tarde regresan a sus hoteles.
Durante el fallido golpe de Estado de septiembre de 2016, la Junta Militar, que ocup¨® el poder durante una semana, bombarde¨® el estudio de grabaci¨®n Abaz¨®n, propiedad del artista Smockey. Ahora reconstruido, es un icono de la vanguardia musical del pa¨ªs. ¡°Burkina es una democracia plena¡±, asegura Smockey. ¡°No hay m¨¢s que pasearse por la calle para ver que cada uno dice lo que le da la gana. El problema es que las instituciones no son s¨®lidas y la clase pol¨ªtica est¨¢ envejecida¡±.
En 1984, el l¨ªder revolucionario Thomas Sankara eligi¨® los colores rojo y verde del panafricanismo para la bandera del pa¨ªs. M¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s, sobre Burkina Faso ondea la amenaza de otras banderas, las de color negro del terrorismo yihadista.
Cuatro v¨ªctimas espa?olas
La opini¨®n p¨²blica espa?ola puso a Burkina Faso en el mapa cuando a finales de abril cayeron asesinados dos periodistas, David Beriain y Roberto Fraile. La Polic¨ªa atribuye el ataque al grupo yihadista JNIM por las comunicaciones interceptadas entre ellos. Los servicios de espionaje internacionales han conseguido adem¨¢s fotograf¨ªas intercambiadas entre miembros del comando en las que se mostraban los tel¨¦fonos m¨®viles y ordenadores de las v¨ªctimas.
La Fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional, que ha abierto diligencias, tiene encima de la mesa el nombre del terrorista que orden¨® ajusticiar a los periodistas y a Rory Young, el ciudadano irland¨¦s que les acompa?aba. Se trata de Abou Hanifa y es el cabecilla de la katiba de Gouma, provincia de Burkina Faso donde ocurrieron los hechos.
Los dos periodistas estaban grabando un documental sobre el furtivismo en un parque nacional fronterizo con Ben¨ªn, cuando el convoy de 40 soldados que les proteg¨ªa fue atacado por una kabila de m¨¢s de 100 terroristas. La refriega dur¨® m¨¢s de tres horas y los occidentales cayeron en poder de los yihadistas. Ante la dificultad de secuestrarlos, Abou Hanifa habr¨ªa dado la orden a sus sicarios de ejecutar a los rehenes. Los cad¨¢veres aparecieron a la ma?ana siguiente con varios disparos en la nuca. Los investigadores reconocen la dificultad de identificar y detener a los autores materiales de los hechos.
Las dos primeras v¨ªctimas del conflicto fueron dos misioneros salesianos: los padres Antonio C¨¦sar Fern¨¢ndez y Fernando Hern¨¢ndez. A ra¨ªz de estos hechos, en 2019 la orden misionera repatri¨® a todos los religiosos occidentales.
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