El presidente de Hait¨ª, Jovenel Mo?se, asesinado a tiros en su domicilio
El mandatario muri¨® mientras dorm¨ªa en su domicilio por los disparos de unos asaltantes que no han sido identificados. El Gobierno anuncia la detenci¨®n de dos ¡°presuntos asesinos¡±
Era la 1 de la madrugada del mi¨¦rcoles en la calle Peregrin 5, en el barrio de P¨¦tion-Ville de la capital, Puerto Pr¨ªncipe. El presidente de Hait¨ª, Jovenel Mo?se, estaba durmiendo junto a su esposa cuando un comando que hablaba espa?ol e ingl¨¦s, seg¨²n el comunicado oficial de las autoridades haitianas, asalt¨® la elegante vivienda, entr¨® en su habitaci¨®n y dispar¨® contra ¨¦l. El mandatario, de 53 a?os, falleci¨® al instante y su esposa se encontraba estable, con una bala fragmentada dentro del cuerpo. Si alguien de su equipo abri¨® la puerta de la habitaci¨®n o fue una violenta operaci¨®n organizada por alguno de sus muchos enemigos, sigue siendo un misterio varias horas despu¨¦s del magnicidio. El testimonio de su hijo, uno de los primeros en llegar a la habitaci¨®n, y algunas grabaciones filtradas son las ¨²nicas pruebas existentes hasta el momento.
El primer ministro, Claude Joseph, pidi¨® calma a la poblaci¨®n y asegur¨® que tanto la polic¨ªa como el Ej¨¦rcito se est¨¢n encargando de mantener el orden. ¡°La situaci¨®n est¨¢ bajo control. Estoy en una reuni¨®n para garantizar la seguridad y tomar todas las medidas para la continuidad del Estado¡±, inform¨® Joseph. Al t¨¦rmino del encuentro, Joseph declar¨® el estado de sitio, una figura que sit¨²a a las Fuerzas Armadas como m¨¢ximas garantes de la seguridad e implica la instauraci¨®n de tribunales militares. Por la tarde, el ministro de Comunicaciones, Frantz Exantus, anunci¨® la detenci¨®n de dos ¡°presuntos asesinos¡± del presidente tras un operativo realizado en el barrio de Pelerin, en Puerto Pr¨ªncipe.
La muerte de Mo?se aboca al pa¨ªs a una etapa de incertidumbre y alimenta la idea de la creaci¨®n de una ¡°Somalia en las Am¨¦ricas¡±, como han descrito algunos analistas. A la crisis humanitaria provocada por un a?o de pandemia y huracanes se suma la violencia de las bandas urbanas, que han elevado el nivel de terror por los asaltos y secuestros que asolan el pa¨ªs. Paralelamente, el caos pol¨ªtico parece instalarse como ¨²nica forma de gobierno en la naci¨®n m¨¢s pobre de Am¨¦rica (y una de las m¨¢s pobres del mundo).
El asesinato ha sorprendido entre las clases pol¨ªticas y diplom¨¢ticas en el pa¨ªs, ya que se produce a poco m¨¢s de dos meses de las elecciones presidenciales y legislativas convocadas para el pr¨®ximo 26 de septiembre. En esos comicios ya quedaba establecido que Mo?se no pod¨ªa ser candidato y, por tanto, era la hoja de ruta aceptada por la comunidad internacional para dar salida a la crisis. La oposici¨®n acusaba a Mo?se de aferrarse al poder y gobernar por decreto desde que disolvi¨® la Asamblea. En una entrevista concedida a este peri¨®dico, el mandatario asegur¨® que dejar¨ªa el poder en 2022 con el argumento de que su llegada real al puesto se hab¨ªa producido en 2017, m¨¢s tarde de lo previsto.
Al magnicidio se suma el vac¨ªo de poder en que ha quedado sumido el pa¨ªs, ya que ni siquiera hay certeza de qui¨¦n dirige desde ayer la naci¨®n caribe?a. Antes de ser asesinado, Mo?se hab¨ªa nombrado un primer ministro que, sin embargo, no hab¨ªa sido ratificado y se desconoce si ejercer¨¢. Su nombramiento abri¨® tambi¨¦n una guerra intestina en el interior de su partido el PHTK, que a?ade enemigos a la larga lista de quienes lo quer¨ªan fuera del poder.
Mo?se asumi¨® el cargo en 2017, en medio de unas pol¨¦micas elecciones que tuvieron que ser repetidas, pero que posteriormente gan¨® con claridad y sin necesidad de segunda vuelta. Despu¨¦s de romper relaciones comerciales con Venezuela, estuvo envuelto en varias crisis por acusaciones de corrupci¨®n vinculadas a PetroCaribe y cuyos se?alamientos eran la venganza del chavismo por darles la espalda a Caracas y abrazar la pol¨ªtica del entonces presidente estadounidense, Donald Trump.
El pasado febrero, Mo?se denunci¨® un fallido golpe de Estado y un intento de magnicidio y hasta un juez de la Corte Suprema se proclam¨® presidente leg¨ªtimo. ¡°El golpe de Estado no es un hecho puntual, sino una secuencia de acciones. Hasta ahora los Gobiernos eran t¨ªteres de los grupos econ¨®micos, pero esto hoy no sucede y nuestras decisiones sientan muy mal a quienes se sienten poderosos e intocables. Un peque?o grupo de oligarcas est¨¢ detr¨¢s del golpe y quiere apoderarse del pa¨ªs¡±, denunci¨® entonces en la entrevista a EL PA?S.
En los ¨²ltimos 35 a?os, el primer pa¨ªs de Am¨¦rica Latina en conseguir la libertad ¡ªcuando en 1803 los hombres de P¨¦tion y Dessalines pasaron por el machete en pocos meses a miles de franceses¡ª ha tenido 20 presidentes, con perfiles muy distintos (desde generales a pastores evang¨¦licos). Jovenel Mo?se fue elegido en 2015 con la promesa de llevar agua corriente y electricidad a todo el pa¨ªs. Con la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, tanto el Departamento de Estado, la OEA (Organizaci¨®n de Estados Americanos) y el Core group, el grupo de pa¨ªses amigos de Hait¨ª, entre los que est¨¢ Canad¨¢, Estados Unidos, Francia, Espa?a o Brasil, respaldaban la opci¨®n de que Mo?se concluyera su mandato en 2022, aunque exig¨ªan la restauraci¨®n de los diferentes poderes del Estado.
Despu¨¦s de ganar las elecciones con un eslogan que dec¨ªa ¡°todos comeremos en la misma mesa¡±, Mo?se lleg¨® al poder con el 55% de los votos y una larga lista de promesas que ha incumplido y han decepcionado masivamente. La ola de violencia y secuestros han llevado el hartazgo a una poblaci¨®n que cuenta en su poder con m¨¢s armas que nunca, tal y como se?alan los expertos a este diario. Paralelamente, la descomposici¨®n social mantiene inalterable su macabro ritmo y cada d¨ªa siguen aterrizando en Puerto Pr¨ªncipe aviones procedentes de Estados Unidos con centenares de deportados, muchos de ellos ni?os.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.