¡°Tienen miedo, los zurdos tienen miedo¡±: el grito de guerra de los ¡°libertarios¡± argentinos
Las elecciones legislativas ponen a prueba la capacidad del peronismo y la oposici¨®n liberal para neutralizar candidatos como Javier Milei, inspirados en Trump o Bolsonaro
Javier Milei (Buenos Aires, 50 a?os) lleva el pelo negro ensortijado. Dice que para secarlo despu¨¦s de la ducha diaria solo abre la ventanilla de su coche y deja que lo peine ¡°la mano invisible¡±. La misma mano invisible es la que defiende con fervor cuando habla del mercado y el liberalismo. Milei considera al Estado ¡°un enemigo¡± y al socialismo el responsable de ¡°haber matado a 150 millones de personas¡±. Es economista, pero tambi¨¦n un provocador que calienta los programas pol¨ªticos de televisi¨®n. Dice que Donald Trump ¡°iba por el buen camino¡±, asegura que particip¨® del plan econ¨®mico de Jair Bolsonaro en Brasil y se proclama ¡°libertario¡±. Grita, insulta y clava sus ojos sin pesta?ear en aquel que le haga una pregunta inc¨®moda. Considerado un personaje divertido, es ahora fuente de preocupaci¨®n de los pol¨ªticos. Milei quiere ser diputado nacional en las elecciones de noviembre, y todo indica que lo lograr¨¢.
¡°Tienen miedo, los zurdos tienen miedo¡±, gritan sus seguidores durante una caminata del candidato por Belgrano, un barrio de clase media y media alta en el norte de la ciudad de Buenos Aires. La mayor¨ªa no pasa de los 20 a?os. Sucede que Milei arrasa entre los m¨¢s j¨®venes, a los que convoca por las redes sociales. ¡°Hoy la revoluci¨®n es liberal¡±, dice en cada entrevista, que son muchas, para explicar el perfil de sus votantes. ¡°Antes, ser rebelde era ser de izquierda y ahora el statu quo es de izquierda. Por eso los m¨¢s j¨®venes, que son rebeldes, abrazan lo contrario de las ideas de izquierda. Adem¨¢s, llevan menos tiempo siendo adoctrinados en el sistema educativo, que en Argentina forma esclavos de la religi¨®n del Estado¡±. Su candidata a concejal en la capital argentina tiene solo 18 a?os y a¨²n no ha terminado la escuela secundaria.
Los sondeos dan a Milei entre 5% y 12% de intenci¨®n de voto, suficiente para que su candidatura supere el piso de 1,5% exigido para sobrevivir en las elecciones primarias, abiertas y obligatorias (PASO) que se celebrar¨¢n el 12 de septiembre. Luego vendr¨¢ la carrera final el 14 de noviembre, cuando seguramente obtenga una banca. ¡°El voto de Milei es un voto de protesta, de gente descontenta con la econom¨ªa¡±, dice Victoria Murillo, directora del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Columbia, EE UU. ¡°Si bien siempre existi¨® [una alternativa de extrema derecha en Argentina ], la caracter¨ªstica de Milei es la estridencia y que se presenta como antisistema. Resulta que hoy la rebeld¨ªa es el liberalismo¡±, dice.
Milei dispara sus ideas como dardos, en frases cortas. Dice que ¡°los tres derechos b¨¢sicos son la vida, la libertad y la propiedad¡± y que ¡°los impuestos son una r¨¦mora de la esclavitud¡±. Se declara contrario al aborto, a favor de las uniones entre parejas del mismo sexo ¡°porque el matrimonio es un contrato¡±, defensor de la portaci¨®n de armas ¡°porque quita al Estado el monopolio de la violencia¡± y dispuesto a liberar el consumo de drogas: ¡°Si vos te quer¨¦s suicidar, no tengo ning¨²n problema¡±. En sus m¨ªtines de campa?a promete ¡°terminar con la casta pol¨ªtica¡±, de la que se siente ajeno. El peronismo, y mucho m¨¢s en su corriente kirchnerista (de izquierda), es todo lo que Milei detesta. Y cuando habla de la oposici¨®n de derecha, reunida alrededor de la figura de Mauricio Macri, la llama ¡°kirchnerismo de buenos modales¡±, ¡°populismo cool¡± o ¡°socialismo amarillo¡±, en referencia a los colores de la coalici¨®n.
Mientras tanto, Milei llama a una guerra moral. ¡°No podemos seguir abrazando los valores morales del socialismo, que son la envida y el resentimiento, el trato desigual ante la ley y el robo y hasta el asesinato. Cuando Argentina abraz¨® la idea de la libertad, con la Constituci¨®n de 1853, en 35 a?os nos convertimos en el pa¨ªs m¨¢s rico del mundo¡±, dijo en el canal de televisi¨®n del diario La Naci¨®n.
El sistema pol¨ªtico argentino est¨¢ hoy estructurado en dos grandes coaliciones, a contramano de la mayor parte de la regi¨®n. Mientras los candidatos independientes han acaparado la Asamblea Constitucional en Chile o un ignoto maestro de escuela rural llamado Pedro Castillo es presidente de Per¨², el Frente de Todos (peronista) y Juntos por el Cambio (centro-derecha liberal), dominan la pol¨ªtica del pa¨ªs sudamericano.
Sendas coaliciones han servido de cortafuegos a las irrupciones antisistema y han logrado mantener la paz social, pero ¡°podemos estar ahora ante el principio de algo complicado, porque es posible que su eficacia no siga indefinidamente¡±, advierte el polit¨®logo Eduardo Fidanza, director de Poliarqu¨ªa. ¡°Que Argentina, con la pobreza y la inflaci¨®n que tiene, no haya generado protestas tiene que ver con el peronismo, los sindicatos, la Iglesia y los movimientos sociales. Pero estos anticuerpos pueden no ser absolutos¡±, agrega.
Argentina no cedi¨® a figuras como Milei ni siquiera en la crisis del corralito de 2001 y 2002. Y cuando en 2015 el modelo kirchnerista se agot¨®, el sistema altern¨® con el macrismo. El fracaso econ¨®mico eyect¨® a Macri del poder tras solo un mandato y los argentinos se abrazaron otra vez al peronismo kirchnerista. Victoria Murillo dice que ¡°estas nuevas coaliciones [surgidas con el nuevo siglo] se han organizado m¨¢s ideol¨®gicamente de lo que era tradici¨®n en el sistema argentino¡±, que hist¨®ricamente alberg¨® en un mismo partido, el peronismo, todos los extremos posibles. Como ¡°el kirchnerismo ha movido el centro gravitacional del peronismo a la izquierda¡± han quedado resquicios para que figuras como las de Milei ¡°tengan una oportunidad¡±.
Sucede que d¨¦cadas de crisis econ¨®mica han minado el poder convocante del peronismo tradicional, basado en los sindicatos. El desempleo y la informalidad le han quitado poder a esas organizaciones verticalistas. ¡°Argentina, Uruguay y Bolivia est¨¢n organizados en dos polos¡±, dice Murillo, ¡°pero no quiere decir que con cambios en la estructura social el sistema no estalle¡±. Entonces, ?hay espacio en Argentina para un candidato antisistema, al estilo Bolsonaro? ¡°Por ahora¡±, dice Eduardo Fidanza, ¡°hay impugnaciones sist¨¦micas y discusiones sobre la naturaleza de la democracia, pero reglas b¨¢sicas como la transparencia de los comicios o la alternancia se mantienen¡±. Murillo coincide en que estas elecciones legislativas y las presidenciales de 2023 no encumbrar¨¢n a un antisistema, pero advierte: ¡°No s¨¦ si podr¨¦ decir lo mismo en 2027¡±.
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