La carrera por los misiles hipers¨®nicos agita el equilibrio estrat¨¦gico global

¡°Observa con cuidado, esconde nuestra capacidad, espera nuestro tiempo¡±, rezaba la s¨ªntesis de la doctrina estrat¨¦gica de Deng Xiaoping. Tres d¨¦cadas despu¨¦s de su salida del poder, China ya no espera. Ya no esconde. Se hace observar. Las informaciones afloradas acerca del posible lanzamiento de un misil hipers¨®nico con capacidad nuclear y apto para dar la vuelta a la Tierra antes de golpear su objetivo han desatado una ola global de inquietud e inter¨¦s por comprender el alcance real de las capacidades chinas y en general el estado de la competici¨®n entre potencias en este desestabilizante sector armament¨ªstico.

El diario Financial Times inform¨® el fin de semana pasado del supuesto lanzamiento, que se habr¨ªa producido en el verano, de un tipo de arma que rompe los esquemas can¨®nicos gracias a una combinaci¨®n de velocidad, maniobrabilidad y trayectoria que complica enormemente la detecci¨®n e interceptaci¨®n. El nivel hipers¨®nico alcanza una velocidad de al menos cinco veces la del sonido, m¨¢s de 6.000 kil¨®metros por hora. Pek¨ªn lo desmiente, y afirma que se trat¨® de una prueba espacial ordinaria. Washington no se pronuncia de forma expl¨ªcita, pero ha manifestado inquietud. El propio presidente Joe Biden respondi¨® afirmativamente a la pregunta de si estaba preocupado por la cuesti¨®n. Posteriormente, el FT ampli¨® su informaci¨®n y se?al¨® que se produjeron dos pruebas de este tipo de armamento a lo largo del verano.

Se trata del ¨²ltimo desarrollo de una serie de llamativos movimientos en el campo de las armas hipers¨®nicas. En julio, Rusia afirm¨® haber lanzado exitosamente desde un buque de guerra el misil Zircon, tambi¨¦n hipers¨®nico, aunque de mucho menor alcance. En septiembre, el Pent¨¢gono anunci¨® que hab¨ªa probado otro, elaborado por las empresas Raytheon Technologies y Northrop Grumman. Un par de d¨ªas despu¨¦s, hasta Corea del Norte sostuvo que hab¨ªa lanzado uno. A principios de octubre, Mosc¨² hizo dos ensayos con el Zircon, pero lanzado desde submarinos. ?Cu¨¢l es la l¨®gica de estos desarrollos? ?En qu¨¦ estado se halla la competici¨®n de potencias? En ambos casos resulta aventurado ofrecer respuestas tajantes, pero s¨ª es posible apuntar perspectivas.

Dos expertos consultados por este diario coinciden en que la acci¨®n de Pek¨ªn tiene un fuerte significado como mensaje militar y pol¨ªtico a Washington. La l¨®gica militar de fondo es que el control de esta tecnolog¨ªa puede difuminar la gran ventaja competitiva que Estados Unidos tiene sobre sus adversarios en materia de defensa antimisiles. La cuesti¨®n no es tanto el statu quo, sino la din¨¢mica.

Justin Bronk, investigador del Royal United Services Institute brit¨¢nico, comenta: ¡°Chinos y rusos no est¨¢n preocupados por las capacidades de defensa antimisiles actuales de Estados Unidos, sino por las pr¨®ximas fases¡±. Y prosigue: ¡°Con esta tecnolog¨ªa intentan enviar un mensaje de alguna manera disuasorio a Estados Unidos. Intentan decirles: ¡®Es in¨²til que sig¨¢is por esa senda, que desarroll¨¦is una nueva generaci¨®n de defensa antimisiles bal¨ªsticos, porque nosotros hemos abierto otro camino¡±. En la actualidad, Washington dispone de una clara ventaja defensiva, pero no suficiente como para neutralizar un eventual ataque m¨²ltiple contempor¨¢neo. Sin embargo, la perspectiva resulta inquietante para Mosc¨² y Pek¨ªn, que tienen por tanto inter¨¦s en alterar esa din¨¢mica.

Petr Topychkanov, investigador del programa sobre Desarme, Control de Armas y No Proliferaci¨®n del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo, se?ala: ¡°No sabemos exactamente qu¨¦ ha ocurrido, no hay fuentes abiertas fiables. Pero lo que podemos decir es que China est¨¢ intentando mostrar. Es una se?al pol¨ªtica hacia Estados Unidos¡±. Seg¨²n el experto, ¡°el tiempo en que China pod¨ªa ser considerada militarmente como una peque?a Rusia se ha acabado: Pek¨ªn quiere ser considerado como un actor estrat¨¦gico a la par¡±.

Este es el contenido pol¨ªtico, en un momento marcado por fuertes tensiones entre el gigante asi¨¢tico y la superpotencia americana, con Taiw¨¢n como punto de fricci¨®n central. En un giro sumamente llamativo, Biden rompi¨® el jueves la tradicional pol¨ªtica de ambig¨¹edad de Estados Unidos con respecto a la isla ¨Dpor la que no dice expl¨ªcitamente si la defender¨ªa en caso de conflicto con China¨D y afirm¨® que se activar¨ªa para protegerla de producirse un ataque de Pek¨ªn. La Casa Blanca posteriormente precis¨® que las palabras del presidente no supon¨ªan un cambio de la posici¨®n de fondo de Estados Unidos, aunque la frase fue cristalina.

Los expertos debaten hasta qu¨¦ punto la tecnolog¨ªa hipers¨®nica puede convertirse en un desequilibrio. Misiles de estas caracter¨ªsticas se han buscado desde hace tiempo. Los bal¨ªsticos tradicionales tambi¨¦n son hipers¨®nicos en su fase de regreso, pero su trayectoria previsible y escasa maniobrabilidad ¨Dlas nuevas generaciones cuentan con una capacidad para ello en su fase final, pero muy reducida¨D los convierte en m¨¢s f¨¢cilmente detectables e interceptables. La nueva generaci¨®n de misiles representa un cambio en este sentido. Pero Topychkanov, como muchos otros expertos, tiene dudas de que sea un factor profundamente desestabilizador. ¡°No est¨¢ claro a estas alturas que esta tecnolog¨ªa sea un elemento de revoluci¨®n del tablero. Es dif¨ªcil competir con la eficacia y los precios de los misiles bal¨ªsticos¡±, dice.

La radiograf¨ªa del equilibrio entre potencias en este apartado, por su parte, resulta complicada por la escasa transparencia. China ya no se esconde, pero esto no es sin¨®nimo de transparencia. Bronk se?ala que la nueva capacidad china ¡°aportar¨ªa el plus de poder proceder desde el hemisferio sur¡±, cuando las defensas estadounidenses est¨¢n todas preparadas para el norte. Rusia, que desde hace a?os es muy expl¨ªcita ¨Dpor el propio presidente, Vlad¨ªmir Putin¨D en su determinaci¨®n de perseguir esta clase de armamento, trabaja en las dos alternativas centrales: misiles hipers¨®nicos de propulsi¨®n y planeo (que reciben el impulso inicial de un misil bal¨ªstico, del que posteriormente se desgaja un veh¨ªculo planeador armado) y de crucero (que no utilizan un impulso bal¨ªstico inicial). Ambas potencias trabajan en la l¨ªnea de poder armarlos con cabeza nuclear. China, seg¨²n las ¨²ltimas noticias, maneja una capacidad de alcance mayor, aunque seg¨²n el FT el misil cay¨® a m¨¢s de 20 millas n¨¢uticas de su objetivo. Tanto Bronk como Topychkanov estiman que se trata de una tecnolog¨ªa todav¨ªa inmadura.

Estados Unidos, por su parte, est¨¢ incrementando la inversi¨®n en el sector. ¡°Hasta ahora, no parecen haber estado enormemente inquietos por esta cuesti¨®n¡±, dice Bronk. Habr¨¢ que ver hasta qu¨¦ punto los hechos del verano cambian esta actitud. A diferencia de Mosc¨² y Pek¨ªn, Washington no ha experimentado en la direcci¨®n de misiles armados con cabezas nucleares, sino convencionales. El pulso viene marcado por las coordenadas tradicionales: Rusia tiene experiencia; China tiene recursos; Estados Unidos, ambos. Puede que en este caso Washington no tenga una posici¨®n de ventaja como ocurre en pr¨¢cticamente todos los ¨¢mbitos; pero tiene condiciones para acelerar el paso.

Otros actores siguen la misma senda. Francia y Reino Unido impulsan desde hace a?os un misil de esta clase ¡ªel FC/ASW¡ª que desarrolla la empresa MBDA y que, seg¨²n Londres, podr¨ªa estar operativo en 2028. En el caso de Corea del Norte, tras el ensayo de septiembre las Fuerzas Armadas de Corea del Sur apuntaron que, a su juicio, se trataba de un arma en estado de desarrollo muy primario, lejana de una real capacidad operativa.

En un entorno de escasa transparencia, algunas cosas quedan en evidencia. Por un lado, la importancia de los marcos de control de armas. Los pactos bilaterales entre Estados Unidos y Rusia han tenido un papel muy importante desde la Guerra Fr¨ªa. Pero se han ido debilitando a lo largo de lo que va de siglo y, sobre todo, dejan manos libres a China. Por otra parte, queda clara la creciente determinaci¨®n de Pek¨ªn, una actitud que ya no esconde. El desfile militar por el 70? aniversario del poder comunista, en 2019, fue emblem¨¢tico de ese cambio, con una gran exhibici¨®n de armamento, incluido un modelo hipers¨®nico de propulsi¨®n y planeo, el DF-17. Xi Jinping debe pensar que ha llegado el tiempo del que hablaba Deng Xiaoping.

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