La crisis fronteriza ampl¨ªa la brecha que divide a los polacos
Una exigua mayor¨ªa aprueba la actuaci¨®n del Gobierno de Ley y Justicia mientras que el partido ultraconservador sigue cayendo en las encuestas
La crisis en la frontera con Bielorrusia ten¨ªa todos los elementos para relanzar la alica¨ªda popularidad del Gobierno polaco y mitigar la acusada polarizaci¨®n social: un enemigo externo de fuera de la UE y aliado de Rusia ¨Dpa¨ªs con el que Varsovia mantiene una hist¨®rica relaci¨®n de desconfianza¨D, un estridente l¨ªder autoritario (Aleksandr Lukashenko) y el apoyo firme de la Uni¨®n y de la OTAN ante lo que Europa considera un ¡°ataque h¨ªbrido¡± tras meses de trifulcas con Bruselas a cuenta del Estado de derecho y la independencia judicial. El manual de la pol¨ªtica, sin embargo, a veces no funciona. Los sondeos de opini¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas reflejan un nuevo descenso en las perspectivas de voto del partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), en el ocaso de un a?o plagado de pol¨¦micas que se ha llevado por delante la coalici¨®n de Gobierno.
Un sondeo difundido este lunes por el diario polaco Gazeta Wyborcza otorga un 30% de intenci¨®n de voto al PiS del primer ministro, Mateusz Morawiecki, que lleg¨® el poder en 2015 y logr¨® un 43,6% de los sufragios en las elecciones de 2019. Son dos puntos porcentuales menos que hace un mes, antes del punto ¨¢lgido de la crisis, y seis menos que hace un a?o. Mientras, se mantienen m¨¢s o menos estables la principal fuerza de la oposici¨®n, la Plataforma C¨ªvica de Donald Tusk (24%), que b¨¢sicamente est¨¢ optando por el mutismo, y La Izquierda (8%). Polonia 2050, el proyecto personalista del periodista y presentador televisivo Szymon Ho?ownia, salta del 10% al 14% y la Confederaci¨®n, de extrema derecha, del 6% al 9%.
La encuesta, efectuada la semana pasada, tiene un elemento interesante. Aunque las pr¨®ximas elecciones no est¨¢n programadas hasta 2023, un 78% de los consultados declara que ir¨¢ ese d¨ªa a las urnas (un 57%, con toda seguridad), sobre todo partidarios de la Plataforma C¨ªvica y de Polonia 2050. La participaci¨®n en 2015 fue del 51% y en 2019, del 62%. Las victorias electorales del PiS se han basado precisamente en la movilizaci¨®n de su base electoral ¨Dpersonas mayores, tradicionales y cat¨®licas en pueblos o ciudades peque?as, sobre todo del sudeste¨D y la desmovilizaci¨®n de las alternativas. Un 2% de los encuestados dice que votar¨¢ a ¡°alg¨²n partido de la oposici¨®n¡±, aunque no tiene a¨²n claro a cu¨¢l.
¡°El lenguaje del Gobierno es que las personas que est¨¢n en la frontera son una amenaza. Da igual si son mujeres o ni?os, se les mete en el saco de los agresores. Pero incluso para algunos de los que lo apoyan, lo que est¨¢ pasando en la frontera es inaceptable desde un punto de vista humano¡±, explica por tel¨¦fono Dorota Heidrich, profesora de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Estudios Internacionales de la Universidad de Varsovia.
Kajetan Kozowski es un ejemplo de estos dilemas. Tiene 20 a?os y no querr¨ªa verse estos d¨ªas al frente de su pa¨ªs. ¡°Es una situaci¨®n muy compleja. No me gusta el Gobierno, pero no hay mucha alternativa a lo que est¨¢ haciendo¡±, afirma en el supermercado en el que trabaja en la localidad polaca de Hajnowka, a 30 kil¨®metros de la frontera con Bielorrusia. Por un lado, saca a relucir con una sonrisa una frase fetiche entre la oposici¨®n ¡°Jeba? PiS¡± (Que se joda el PiS). Por otra, ¡°en tanto que alguien que tiene amigos en la Guardia de Fronteras¡±, admite que ve las im¨¢genes en la valla y ¡°a migrantes vestidos con Puma o Nike¡± y entiende las devoluciones en caliente.
Dos sondeos publicados en los ¨²ltimos d¨ªas por el peri¨®dico Rzeczpospolita coinciden en otorgar al PiS un 30% de votos (tambi¨¦n con seis puntos de ca¨ªda) y reflejan la divisi¨®n pol¨ªtica que vive el pa¨ªs. Un 39% apoya la actuaci¨®n del Gobierno en la frontera, un 36% la rechaza y un 25% no opina. En ocasiones, las respuestas reflejan una mezcla de miedos y sentimientos contradictorios. Por ejemplo, un 54% defiende la reciente enmienda de la ley nacional de extranjer¨ªa que permite las devoluciones en caliente ¨Dilegales, seg¨²n el derecho internacional, y que Polonia ha aplicado masivamente en esta crisis¨D y, a la vez, m¨¢s de un 60% quiere que los migrantes que crucen ilegalmente a Polonia y pidan protecci¨®n internacional entren en el procedimiento de asilo, que impide su expulsi¨®n autom¨¢tica a Bielorrusia.
Otros casos en la misma regi¨®n fronteriza ejemplifican el cisma social. En un lado est¨¢n Piotr Zojbert, de 44 a?os, y Ela Moczynska, de 37, una pareja que defiende que Polonia deber¨ªa destinar a acoger migrantes el dinero que costar¨¢ construir la planeada barrera en la frontera. Trabajan en marketing en la capital ¨Ddonde la Plataforma C¨ªvica super¨® al PiS y La Izquierda obtuvo un buen resultado en los comicios de 2019¨D y han venido a pasar unos d¨ªas a una casa rural que tienen a escasos kil¨®metros de la frontera, justo antes de la zona vetada a los no residentes por el estado de emergencia.
¡°El otro d¨ªa iba conduciendo y [las fuerzas de seguridad] me pararon en plan pel¨ªcula de zona de guerra, con armas largas y deslumbr¨¢ndome con la linterna en la cara. Tuve mucho m¨¢s miedo de ellos que de las personas de las que se supone que nos protegen. Porque, ?de qu¨¦ deber¨ªa estar asustado? ?De gente en la frontera que como mucho tiene una piedra? Est¨¢bamos tan lejos del Gobierno que con esto casi hemos dado la vuelta y llegado al otro lado¡±, dice ¨¦l entre risas frente a un supermercado en el pueblo de Narewka. ¡°Cre¨ªamos que el Gobierno no pod¨ªa cruzar m¨¢s l¨ªneas rojas, pero lo ha hecho¡±, tercia ella.
A pocos kil¨®metros geogr¨¢ficos, pero al otro lado de la brecha pol¨ªtica, est¨¢ Ula Z. ¡°Yo har¨ªa lo mismo que el Gobierno. S¨¦ que esa gente no est¨¢ bien en sus pa¨ªses, pero Polonia no tiene por qu¨¦ aceptarlos. Ya tienen un pa¨ªs. Est¨¢n todo el tiempo con eso de [que quieren llegar a] ¡®Alemania, Alemania, Alemania¡¡¯ ?Por qu¨¦ no piden asilo en Bielorrusia?¡±, protesta en Hajnowka esta empleada de banca de 32 a?os que prefiere no dar su apellido. O Stefan Martyniuk, que trabaja en una tienda de electrodom¨¦sticos en la misma localidad. Tiene 38 a?os y se define como ¡°patriota¡±, cristiano evang¨¦lico y votante de la Confederaci¨®n, el partido ultraderechista cuyo l¨ªder, Korwin Mikke, defendi¨® en la Euroc¨¢mara que las mujeres deber¨ªan ganar menos que los hombres. ¡°El Gobierno miente, pero yo apoyo a nuestros soldados [en la frontera] porque los respeto: han jurado por Dios y la patria¡±, afirma Martyniuk.
Adam Traczyk, analista pol¨ªtico del think tank Global.Lab, considera que la estrategia del Gobierno de ¡°movilizar a la gente con la bandera y presentar a la oposici¨®n como agentes extranjeros¡± ha sido ¡°demasiado obvia¡±. ¡°Ha exagerado esa carta y no ha convencido a nadie m¨¢s all¨¢ de su electorado principal¡±, a?ade. ¡°La gente ha entendido que el peligro no era tan grande y que eso de la mayor crisis en 30 a?os era una exageraci¨®n, como se puede ver estos ¨²ltimos d¨ªas. Y s¨ª, la UE ha cerrado filas con Polonia, pero los grandes temas con Bruselas, como el Estado de derecho o el debate de la condicionalidad [en la entrega de fondos europeos] no han desaparecido¡±, se?ala.
Antes de la crisis en la frontera, pasaron muchas otras cosas que explican el deterioro en la popularidad del Ejecutivo. La m¨¢s reciente fue hace apenas tres semanas, cuando se dio a conocer la muerte de una embarazada. Izabela, de 30 a?os, falleci¨® el pasado septiembre de un shock s¨¦ptico en un hospital. El feto ten¨ªa una malformaci¨®n grave y los m¨¦dicos no practicaron un aborto (ella lleg¨® al centro m¨¦dico expulsando l¨ªquido amni¨®tico) porque un a?o antes el Tribunal Constitucional hab¨ªa declarado inconstitucional el supuesto legal bajo el que se encuadraban el 97% de interrupciones legales del embarazo, el de malformaci¨®n fetal. Polonia ya ten¨ªa una de las leyes del aborto m¨¢s restrictivas de Europa.
El caso gener¨® vigilias y manifestaciones, igual que un mes antes, cuando decenas de miles de polacos salieron a las calles de un centenar de ciudades para reivindicar su europe¨ªsmo tras el rechazo del Constitucional a un pilar de la pertenencia a la UE: la primac¨ªa del derecho comunitario sobre el nacional. Ese mismo mes, el Tribunal de Justicia de la UE mult¨® a Polonia con un mill¨®n de euros al d¨ªa por vulnerar la independencia judicial.
Tampoco ha ayudado al PiS la nueva imagen de inestabilidad. El pasado agosto y en apenas 24 horas, se vino abajo la coalici¨®n tripartita de Gobierno, Derecha Unida, con el cese de un vicepresidente y la dimisi¨®n de tres viceministros, aunque la ha retomado con una escisi¨®n reciente.
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