Cosme da Silva, l¨ªder campesino: ¡°Mi vida vale 10 hect¨¢reas de tierra¡±
El nombre de Cosme forma parte de una lista que circula entre sicarios en la regi¨®n de Boca do Acre, en el sur de Amazonas, a 1.028 kil¨®metros de Manaos
Una pesadilla recurrente invade a veces el sue?o de Cosme Capistano da Silva. ¡°Estoy corriendo, es una situaci¨®n de conflicto en el campo. Hay muchos disparos, mucha gente armada que grita mi nombre¡±, cuenta este agricultor de 56 a?os, que a los nueve ya trabajaba pr¨¢cticamente en situaci¨®n de esclavitud en plantaciones de caucho de la Amazonia brasile?a. La escena de horror no surgi¨® en sus sue?os de la nada: su nombre apareci¨® en una lista de personas a las que los sicarios tienen que matar en la regi¨®n de Boca do Acre, en el sur del estado de Amazonas. Estaba junto a otros cuatro nombres, entre ellos el del abogado Fernando Ferreira da Rocha y el dirigente campesino Manuel, dos de sus amigos. ¡°A Manuel lo asesinaron con 15 tiros en julio de 2019. Al se?or Fernando con siete, dentro de casa, este a?o. Mi nombre es ahora uno de los primeros de la lista¡±.
Cosme es un agente de la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra, una entidad que opera en el interior del pa¨ªs para ayudar a los campesinos en la lucha por la tierra. La regi¨®n de Boca do Acre, municipio situado a 1.028 kil¨®metros de Manaos, est¨¢ marcada por la violencia y los conflictos agrarios. La tierra se la disputan a balazos los grandes terratenientes, los grileiros (ladrones de tierras p¨²blicas) y los madereros, y la vida de Cosme vale ahora ¡°10 hect¨¢reas, o 100.000 reales [18.000 d¨®lares]¡±, dice. Es el precio que se le paga a un sicario ¡°por la cabeza de un l¨ªder campesino, un cura o un integrante de la Pastoral¡±.
Sentado en el porche de su casa, una construcci¨®n de mamposter¨ªa con paredes sin enlucir, disfruta de un raro momento de tranquilidad con sus hijos, de 4 a?os y 10 meses. Observa los campos de soja y los pastos que se extienden hasta donde alcanza la vista, a lo largo de los m¨¢rgenes de la carretera BR-317. La buc¨®lica escena contrasta con la dura realidad: seguir vivo a pesar de que le hayan puesto precio a su cabeza pasa factura. ¡°Esto [la lista] me preocupa. Sobre todo porque te das cuenta de que, siempre que hacen una amenaza, la cumplen, por desgracia¡±, dice. Para garantizar su seguridad, duerme en lugares y ciudades diferentes. ¡°Solo le digo a mi familia adonde voy. Cuando voy a las comunidades tampoco lo comunico, solo se los digo a los l¨ªderes locales. No tengo un lugar fijo donde quedarme. Hoy estoy aqu¨ª, otro d¨ªa estoy en otra parte¡±, dice.
Como agente de la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra, Cosme moviliza a 2.152 familias que ocupan una extensa zona de conflicto de tierras, de Boca do Acre al sur de L¨¢brea, en el estado de Amazonas. Una lucha contra gente con dinero y contactos pol¨ªticos. Es responsable de articular y movilizar a los trabajadores, ¡°principalmente para hacer valer los derechos de las familias y denunciar la cuesti¨®n del trabajo esclavo, el robo de tierras p¨²blicas y la violencia en el campo, que ocurre mucho con los peque?os¡±. Para quienes integran la parte m¨¢s d¨¦bil del conflicto, muchas veces la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra es el ¨²nico apoyo en un escenario donde los poderes p¨²blicos act¨²an poco o, en ocasiones, con parcialidad: ¡°Aqu¨ª, desgraciadamente, la polic¨ªa y la justicia est¨¢n al servicio del latifundio, eso es muy habitual¡±.
En este contexto, es dif¨ªcil descubrir a los autores de los delitos y las amenazas. ¡°Lo sabemos, pero no tenemos c¨®mo dar nombres. Son los terratenientes y los madereros de la regi¨®n. No hay otros. Son estas personas, pero no puedo decir ¡®es fulanito¡¯¡±, explica Cosme. La lista negra de los sicarios lleg¨® a conocimiento de la Pastoral en 2018, a trav¨¦s de un exempleado de una hacienda que escuch¨® una reuni¨®n entre sicarios y terratenientes en la que discut¨ªan a qui¨¦nes iban a matar. Cerca de un corral a orillas de la carretera BR-317, tambi¨¦n se encontr¨® una nota con la misma lista de personas mencionadas en la conversaci¨®n. ¡°Con la muerte de Manuel y del se?or Fernando, al que estaba muy unido, quedamos yo, Paulo da Palotina [l¨ªder comunitario] y el se?or F¨¦lix [abogado vinculado a causas populares]¡±, dice Cosme.
Las amenazas son una constante en su vida. La primera que recuerda fue en 2009: ¡°Me llamaron por tel¨¦fono diciendo que iba a morir ese a?o¡±. Dos a?os despu¨¦s ¡°llamaron a la oficina de la Pastoral y dijeron que Darlene, que es una de las coordinadoras, y yo ¨ªbamos a morir¡±. Los casos se acumulan en la memoria de Cosme: ¡°En 2015 me amenaz¨® personalmente el hacendado Jos¨¦ Baiano, que se present¨® en la oficina de la Pastoral con matones armados. El mismo a?o un sicario llamado Ivaldomiro dijo que mi cabeza ten¨ªa que amanecer en un palo... Y as¨ª sucesivamente¡±.
En 2012, la mala suerte se convirti¨® en suerte: ¡°Fui a una reuni¨®n en un cruce, aqu¨ª en la carretera. Y hab¨ªa una camioneta con cuatro tipos para matarme. Iba en moto con un amigo, y solo conoc¨ªan la cara de este chico que me acompa?aba¡±, cuenta Cosme. A un kil¨®metro del cruce se rompi¨® la cadena de la moto. ¡°Como llegaba tarde, fui a pie. Pas¨¦ junto a ellos [los sicarios], los salud¨¦ y me alej¨¦. Estaban todos armados, no me mataron porque no me reconocieron, solo conoc¨ªan al chico y sab¨ªan que llegar¨ªamos en moto. En ese momento tampoco sab¨ªa que estaban all¨ª para matarme.
Un grupo de polic¨ªas corruptos, que la Pastoral denunci¨®, tambi¨¦n han amenazado de muerte a Cosme. En 2020, dos polic¨ªas militares fueron expulsados de la corporaci¨®n por sus v¨ªnculos con los sicarios y el comercio ilegal de armas. ¡°Dijeron que estaban dejando que el polvo se asentara, porque matarme ahora ser¨ªa demasiado evidente. Dijeron que hab¨ªa acabado con sus vidas. Yo no. Ellos mismos acabaron con sus vidas. Eran ellos los que mataban, robaban e iban a buscar carne en las haciendas para hacer barbacoas¡±, dijo.
La primera vez que se enfrent¨® a hombres armados ten¨ªa 17 a?os, en una parcela de esta misma BR-317. ¡°Unos sicarios expulsaron a las familias y se apoderaron del lugar, protegi¨¦ndolo de la llegada de cualquiera¡±, recuerda. El bautismo de fuego de Cosme tuvo lugar junto a una de las figuras m¨¢s legendarias de la lucha por la defensa de la selva y los peque?os agricultores. ¡°Chico Mendes [asesinado en 1988] vino de Rio Branco y trajo a unos 40 hombres. La gente de Boca do Acre trajo otros 60¡å, cuenta.
De un lado, casi un centenar de campesinos con machetes y guada?as. Del otro, una docena de sicarios con armas de fuego. Se anticipaba un ba?o de sangre. ¡°Ellos desenfundaron sus armas. Y entonces, Mendes, siempre al frente, liderando el grupo con otros chicos, les dijo a los sicarios que no val¨ªa la pena disparar, que ten¨ªan familia, que ¨¦l sab¨ªa que nadie estaba all¨ª porque quisiera estar, sino porque les pagaban por hacerlo¡±. La ret¨®rica del l¨ªder cauchero surti¨® efecto y consigui¨® neutralizar la situaci¨®n: ¡°Al final los sicarios se rindieron. Luego los atamos, los entregamos a la polic¨ªa y la gente volvi¨® a su tierra¡±. Chico Mendes fue asesinado a los 44 a?os en 1988, en Xapuri, en el estado de Acre, como resultado de toda una vida de lucha contra el latifundio.
Pero el contacto de Cosme con la violencia en la tierra se produjo mucho antes, cuando a¨²n era un ni?o. ¡°Me crie en el trabajo esclavo, con la explotaci¨®n del caucho. En aquella ¨¦poca ¨¦ramos esclavos del modelo llamado coroneles de barranco [nombre que recibe la pr¨¢ctica del caudillismo en la Amazonia, a menudo centrado en la explotaci¨®n del caucho]¡±, dice Cosme. Su familia ¡ªpadre, madre y sus 12 hermanos¡ª se encontr¨® atrapada en un r¨¦gimen de esclavitud por deudas. ¡°Ten¨ªa nueve a?os, pero ya trabajaba en el caucho. Y ten¨ªamos mucho saldo a favor, pero nunca ve¨ªamos ning¨²n dinero. El jefe nunca pagaba, esperaba a que compraras todo el saldo [en su venta y en su feria], o a que dedujeras todos los gastos que hac¨ªan los ni?os. Porque en aquella ¨¦poca ni siquiera se pod¨ªa plantar, solo se pod¨ªa comprar al jefe¡±, explica. Aunque no fue testigo de ninguna muerte, Cosme creci¨® escuchando las historias que le contaba su padre: ¡°Dec¨ªa que cuando ten¨ªas demasiado saldo a tu favor, el jefe te hac¨ªa matar para no pagarte. Y eso era habitual en las plantaciones de caucho¡±.
La indignaci¨®n de Cosme con las desigualdades sociales viene de esta dura infancia trabajando en la selva. ¡°Siempre le dec¨ªa a mi madre que cuando creciera luchar¨ªa contra este modelo de esclavitud, de explotar y chupar lo que tienen los pobres¡±, cuenta. Sin embargo, su visi¨®n del mundo no calaba en sus padres, m¨¢s preocupados por asegurar la subsistencia de sus 13 hijos. ¡°Me dijo que me callara, porque en aquella ¨¦poca no se pod¨ªa hablar mucho o te expulsaban del cauchal. Y cuando te expulsaban, escrib¨ªan una carta y la enviaban a todos coroneles, y entonces ya no volv¨ªas a trabajar con el caucho¡±. A los 16 a?os, el joven encontr¨® su camino: ¡°Me un¨ª al movimiento social, ingres¨¦ en la Iglesia cat¨®lica y particip¨¦ en los sindicatos¡±. A principios de los a?os 2000, empez¨® a trabajar en la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra.
A pesar de todas las amenazas, Cosme no piensa dejar de luchar y abandonar Boca do Acre. ¡°Para m¨ª, irme es matar tambi¨¦n la mitad de mi vida. Si me voy tambi¨¦n me muero. Mi tierra, mi familia y mis amigos. Irme de aqu¨ª tambi¨¦n es una forma de matarme¡±, dice. ¡°Y en el sue?o siempre me despierto antes de que me den¡±.
CR?DITOS:
Reportaje: Gil Alessi
Edici¨®n del texto: Carla Jim¨¦nez y Talita Bedinelli
Fotos: Alexandre Noronha, Fernando Souza y Silva Santos
Dise?o y Desarrollo: Alfredo Garc¨ªa
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