Tres vidas en la mira de los asesinos
En el Brasil de la impunidad, una jueza, un activista y un periodista amenazados de muerte viven casi como rehenes por tratar de hacer justicia
Tres vidas en la mirade los asesinos
Ir al contenidoLa orden de matar a la jueza Joana Sarmento de Matos, del Juzgado de Ejecuci¨®n Penal de Boa Vista, en el estado de Roraima, vino de la organizaci¨®n criminal Primer Comando de la Capital desde el interior de la C¨¢rcel Agr¨ªcola de Montecristo. Se encontr¨® garabateada en la tapa de un t¨¢per incautado durante un registro de las celdas. El agricultor Cosme Capistano da Silva es el siguiente nombre en la lista de objetivos de los sicarios de la regi¨®n de Boca do Acre, en el estado de Amazonas, donde se mata o muere por unas pocas hect¨¢reas. Con el periodista Vinicius Rosa Louren?o, de Mag¨¦, una ciudad de la regi¨®n metropolitana de R¨ªo de Janeiro marcada por el narcotr¨¢fico y la acci¨®n de milicias, el ataque se produjo sin aviso ni amenaza previa. A pesar de estar en peligro, ellos insisten en sus luchas en un pa¨ªs donde la diferencia entre la vida y la muerte puede estar en una sentencia, un titular de peri¨®dico o la pelea por la tierra. Tres vidas amenazadas de muerte por los asesinos porque buscan justicia. Son casi rehenes en sus casas.
Brasil es un pa¨ªs violento. Seg¨²n el Atlas de la Violencia 2021, realizado por el Instituto de Estudios Econ¨®micos Aplicados en colaboraci¨®n con el Foro Brasile?o de Seguridad P¨²blica, en 2019 se registraron 45.503 homicidios en el pa¨ªs, lo que corresponde a una tasa de 21,7 muertes por cada 100.000 habitantes. O, lo que es lo mismo, 124 asesinatos al d¨ªa. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud considera que una tasa superior a 10 muertes por cada 100.000 es una epidemia. Es decir, se propaga sin control. A modo de comparaci¨®n, ese mismo a?o en Argentina se produjeron 5 homicidios por cada 100.000 habitantes y en Espa?a solo 0,6.
La jueza Joana Matos lidia con las consecuencias directas del avance arrollador de las facciones criminales en Brasil. ¡°Ser juez ya es una actividad que implica riesgos¡±, dice. En un estado fronterizo, ¡°la situaci¨®n empeora a¨²n m¨¢s¡±, explica, refiri¨¦ndose a las rutas del narcotr¨¢fico que cruzan Roraima procedentes de Venezuela, Guyana y los r¨ªos amaz¨®nicos. Estas rutas despertaron el inter¨¦s del Primer Comando de la Capital, nacido en S?o Paulo, y del Comando Vermelho, de R¨ªo de Janeiro, grupos criminales que encontraron en las c¨¢rceles medievales y en las calles de las periferias abandonadas un territorio f¨¦rtil para crecer, dejando una cicatriz que atraviesa el pa¨ªs de norte a sur. Roraima, donde trabaja la jueza, alberga unos 3.000 internos en un espacio en el que deber¨ªan caber poco m¨¢s de 1.000. En la capital, Boa Vista, donde antes reinaba un ambiente de pueblo, ahora se cometen asesinatos con la m¨¢xima crueldad: cabezas y miembros cercenados, cuerpos carbonizados.
Joana Sarmento de Matos
Joana trabaja como jueza en Boa Vista, es responsable de todas las decisiones que afectan a la vida de los presos del Estado: qui¨¦n puede salir, qui¨¦n cambia de r¨¦gimen por buen comportamiento y qui¨¦n va a la solitaria por cometer infracciones. Est¨¢ amenazada de muerte por tres facciones criminales: el Primer Comando de la Capital, el Comando Vermelho y la venezolana Sindicato. Para garantizar su seguridad, desde hace seis a?os solo se desplaza en un coche blindado y lleva chaleco antibalas. Siempre va escoltada por dos polic¨ªas militares armados con fusiles, que est¨¢n siempre con ella en su casa, en el trabajo y hasta en la peluquer¨ªa.
Leer m¨¢sCosme Capistano da Silva
Cosme ha vivido las penurias de la esclavitud moderna en el campo desde que era un ni?o y ha convertido la defensa de los peque?os agricultores en la causa de su vida. El agricultor, agente de la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra, moviliza a m¨¢s de 2.000 familias que ocupan una extensa zona de conflicto de tierras en Boca do Acre, en el estado de Amazonas. Su lucha social le ha convertido en enemigo ac¨¦rrimo de los madereros, los grileiros (ladrones de tierras p¨²blicas) y los grandes terratenientes. Su nombre es el siguiente en la lista de objetivos de los sicarios. Los dos primeros ya han sido asesinados.
Leer m¨¢sVin¨ªcius Louren?o
Vin¨ªcius es un periodista y activista pol¨ªtico de Mag¨¦, una especie de salvaje oeste contempor¨¢neo en la regi¨®n metropolitana de R¨ªo de Janeiro. Siempre le han apasionado las noticias. Cre¨® y edit¨® peri¨®dicos locales para llevar la informaci¨®n a los vecinos de la localidad. Esto lo puso en la mira. Tras publicar una serie de reportajes en los que denunciaba el nepotismo en el Ayuntamiento, fue blanco de un tiroteo. Est¨¢ rodeado de violencia: estaba en la casa de un compa?ero periodista cuando oy¨® como lo mataban a balazos. Hoy vive pr¨¢cticamente encerrado en su fortaleza, rodeado de c¨¢maras de seguridad.
Leer m¨¢sAmenazada de muerte por algunos de los mayores grupos criminales de Sudam¨¦rica, desde hace seis a?os Joana Matos solo circula por la ciudad en coche blindado. El chaleco antibalas se ha convertido en prenda obligatoria y tampoco anda sola: desde que sale de su casa hasta que regresa, al final del d¨ªa, la jueza va escoltada por dos polic¨ªas armados con fusiles de asalto. Su rutina es limitada: nada de restaurantes, paseos por el parque o reuniones con amigos en el bar. ¡°Al principio fue dif¨ªcil, pero el ser humano se adapta a todo¡±, dice. Es un plan de seguridad r¨ªgido, creado para que su nombre no se sume a las estad¨ªsticas de jueces asesinados por el crimen organizado (no hay datos oficiales sobre el n¨²mero total).
La din¨¢mica de la violencia en el campo es diferente y casi tan antigua como el propio pa¨ªs. Brasil pas¨® de las capitan¨ªas hereditarias, durante la colonia, al latifundio contempor¨¢neo, cuya principal caracter¨ªstica es la gran concentraci¨®n de tierras. En este escenario, los caudillos de ayer se han transformado, con una p¨¢tina de modernidad, en los empresarios de la agroindustria. Pero siguen utilizando los mismos m¨¦todos violentos de siempre. La vida de Cosme, un ni?o esclavo en las plantaciones de caucho de la Amazon¨ªa que se convirti¨® en agricultor y agente de la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra (CPT), se mezcla con la historia de la lucha en el campo. Siempre defendi¨® a los peque?os campesinos, lo que despert¨® la ira de los grandes terratenientes de la regi¨®n y cuas¨® que su nombre figurara en una lista manuscrita en papel con los objetivos de los sicarios. Dos de sus amigos tambi¨¦n estaban en esta lista: fueron asesinados. A uno le pegaron siete tiros; al otro, 15.
La situaci¨®n de Cosme no es una excepci¨®n. Seg¨²n datos de la CPT, de 2011 a 2020 en todo el pa¨ªs se registraron 403 asesinatos causados por la violencia en el campo. El n¨²mero de conflictos por la tierra en 2020 fue el m¨¢s alto de toda la serie hist¨®rica monitoreada por la CPT desde 1985, cuando comenz¨® a publicarse el informe Conflictos en el Campo Brasil. La propia Comisi¨®n ha visto como asesinaban a 12 de sus miembros a lo largo de los a?os, y el caso de mayor repercusi¨®n fue el de sor Dorothy Stang, la misionera nacida en Estados Unidos que fue blanco de sicarios en 2005 en la ciudad de Anapu, en el estado de Par¨¢. En Boca do Acre, donde naci¨® y creci¨® Cosme, la vida vale unas cuantas hect¨¢reas de tierra.
El periodista Vin¨ªcius Louren?o, de 40 a?os, vive amenazado tras denunciar una trama de nepotismo en el Ayuntamiento de Mag¨¦, en el estado de R¨ªo de Janeiro. La reacci¨®n a su reportaje se produjo en un lenguaje habitual en la Baixada Fluminense, una regi¨®n marcada durante a?os por la violencia pol¨ªtica: seis disparos contra el coche que conduc¨ªa la noche del 17 de agosto de este a?o. Estuvo a punto de correr la misma suerte que tres de sus amigos blogueros y activistas pol¨ªticos de Mag¨¦, que fueron asesinados por defender una idea o hacer denuncias. Desde entonces, Louren?o ha tenido que montar una especie de b¨²nker vigilado por c¨¢maras las 24 horas del d¨ªa para poder seguir trabajando... y viviendo. Su ¡°fortaleza¡±, como ¨¦l le dice.
Vin¨ªcius se despierta cada ma?ana con el gran temor de que en cualquier momento los sicarios ¡°vuelvan para terminar lo que empezaron¡±. Brasil es un pa¨ªs hostil para los periodistas. Solo en 2020 asesinaron a dos, secuestraron a otros dos, 32 fueron agredidos f¨ªsicamente y 34 recibieron amenazas, seg¨²n un informe de la Federaci¨®n Nacional de Periodistas. Teniendo en cuenta todos los indicadores de violencia contra los trabajadores de prensa, se ha producido un aumento del 105% en las agresiones contra estos profesionales, seg¨²n datos de la entidad. El Gobierno de Jair Bolsonaro, con sus constantes ataques verbales a los periodistas, ha contribuido a empeorar la situaci¨®n.
CR?DITOS:
Reportaje: Gil Alessi
Edici¨®n del texto: Carla Jim¨¦nez y Talita Bedinelli
Fotos: Alexandre Noronha, Fernando Souza y Silva Santos
Dise?o y Desarrollo: Alfredo Garc¨ªa
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