El negociador de Johnson para el Brexit dimite y aumenta la debilidad del Gobierno conservador
David Frost abandona su puesto por su descontento con el endurecimiento de las restricciones para frenar la variante ¨®micron y la subida de algunos impuestos
El pol¨ªtico en quien Boris Johnson puso toda confianza para negociar las partes conflictivas del Brexit con la Uni¨®n Europea, David Frost (56 a?os), ha decidido abandonar su puesto para expresar su oposici¨®n a la deriva actual del Gobierno brit¨¢nico. Seg¨²n ha adelantado este s¨¢bado a ¨²ltima hora de la noche el diario tabloide Daily Mail. Frost, un conservador convertido a euroesc¨¦ptico furibundo y hombre fiel a Johnson, ha propiciado con su anuncio un enorme golpe a un primer ministro que ya viv¨ªa estas semanas sus horas m¨¢s bajas.
Frost, a quien Johnson hab¨ªa convencido para aguantar en su puesto de ministro para las Relaciones con la UE hasta el pr¨®ximo enero, ha acelerado su decisi¨®n despu¨¦s de haberse filtrado a los medios sus intenciones. ¡°Estoy decepcionado de que este plan se haya hecho p¨²blico, y en estas circunstancias creo que lo correcto es que abandone mi puesto de modo inmediato¡±, ha escrito al primer ministro. Oficialmente, Frost no ha decidido abandonar el Gobierno por el Brexit. Sus razones, manifestadas en la carta que envi¨® al primer ministro la semana pasada, tienen que ver con las medidas de Downing Street que m¨¢s han irritado en las ¨²ltimas semanas al ala dura y neoliberal del Partido Conservador: el endurecimiento de las restricciones sociales para hacer frente a la amenaza de la variante ¨®micron; la subida ya decidida de algunos impuestos y la anunciada para otros; y las r¨ªgidas pol¨ªticas econ¨®micas comprometidas por el Gobierno de Johnson para alcanzar el objetivo de neutralidad de emisiones de di¨®xido de carbono para 2050.
La salida de Frost tiene una doble lectura. Por una parte, el hecho de que el hombre al que Johnson puso al tim¨®n de las negociaciones del Brexit para mantener la llama de esa cruzada tire la toalla es una nueva se?al de la crisis que atraviesa el actual Gobierno brit¨¢nico. A las vacilantes respuestas frente a la amenaza de la variante ¨®micron, que han provocado una rebeli¨®n interna de casi 100 diputados conservadores contra Johnson, se suma el enorme desgaste de la credibilidad pol¨ªtica del primer ministro con el asunto de las fiestas prohibidas en Downing Street durante el confinamiento o los dudosos gastos para decorar el apartamento del matrimonio Johnson. En las elecciones parciales de la circunscripci¨®n de North Shropshire, celebradas el pasado jueves, los votantes de una regi¨®n profundamente conservadora desde hace 200 a?os dieron la espalda al Gobierno y votaron mayoritariamente a la candidata liberaldem¨®crata.
El fanatismo desplegado por Frost en sus negociaciones con el vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Maros Sefcovic, en torno al conflictivo Protocolo de Irlanda del Norte, estaban colocando a Johnson en una situaci¨®n muy delicada. Lo ¨²ltimo que necesitaba su Gobierno era una guerra comercial con Bruselas, en un momento en que la econom¨ªa sale con vacilaci¨®n del golpe de la pandemia y de las fricciones provocadas por el propio Brexit.
Frost introdujo una rigidez dogm¨¢tica en las conversaciones, que incluy¨® la exigencia de ¨²ltima hora de que el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) dejara de ser el ¨®rgano supervisor de las reglas del mercado interior en Irlanda del Norte. Bruselas, que ofreci¨® una relajaci¨®n generosa de los controles aduaneros entre Gran Breta?a e Irlanda del Norte, nunca acept¨® la exigencia maximalista de Frost. La tensi¨®n lleg¨® a extremos casi intolerables, hasta que Londres comenz¨® a dar se?ales de flexibilidad y cesi¨®n.
La semana pasada, un alto funcionario que mantuvo una conversaci¨®n telef¨®nica con corresponsales de la UE en Londres, dio la se?al de que hab¨ªa un giro de estrategia. Londres ya no iba a exigir, de momento, la desaparici¨®n del TJUE de Irlanda del Norte. Se centrar¨ªa, como hab¨ªa pedido Bruselas desde un principio, en solucionar los problemas pr¨¢cticos de los controles aduaneros y las normas fitosanitarias. Frost tuvo que salir de inmediato a intentar matizar ¡ªque no desmentir¡ª una informaci¨®n que le dejaba a ¨¦l en posici¨®n delicada. Pero lo cierto es que en sus reuniones del mi¨¦rcoles y viernes con Sefcovic confirm¨® un cambio de estrategia que iba en contra de la que hab¨ªa sido su posici¨®n inflexible durante todo este tiempo.
¡°Como si ya no lo supi¨¦ramos, lord Frost ha decido abandonar un Gobierno en situaci¨®n de caos. Este pa¨ªs necesita liderazgo, y no un primer ministro debilitado en el que han perdido la fe sus diputados y ministros. Johnson tiene que pedir perd¨®n a los ciudadanos y explicar de una vez cu¨¢les son su planes¡±, ha escrito en Twitter Jenny Chapman, el portavoz para el Brexit de los laboristas.
Los pol¨ªticos unionistas de Irlanda del Norte, que han presionado hasta ahora al Gobierno de Johnson para que prescindiera unilateralmente de un protocolo que consideraron siempre una traici¨®n, han lamentado la decisi¨®n de Frost. ¡°Su dimisi¨®n es un momento importante para el Gobierno de Johnson, pero se trata de algo descomunal para todos aquellos que cre¨ªmos que Frost cumplir¨ªa con Irlanda del Norte¡±, ha escrito Arlene Foster, la exl¨ªder del Partido Democr¨¢tico Unionista, quien dimiti¨® precisamente por la aprobaci¨®n del Protocolo.
El tratado, una soluci¨®n para impedir el levantamiento de una nueva frontera en Irlanda que reavivara el conflicto apagado por el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, manten¨ªa a Irlanda del Norte dentro del mercado interior de la UE. Londres lleva meses retrasando los controles aduaneros a lo que le obligaba un acuerdo que firm¨® el propio Johnson, como soluci¨®n necesaria para lograr su anhelado Brexit.
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