Estados Unidos ya no quiere (ni puede) ser la polic¨ªa del mundo
El manejo cauteloso de la crisis en Ucrania y la apuesta ret¨®rica de Biden por el fortalecimiento de las democracias definen una nueva era de las relaciones internacionales de la potencia
La casualidad quiso que el 80? aniversario del ataque a Pearl Harbor cayera en la semana en la que Joe Biden amenaz¨® a Putin con ¡°graves sanciones econ¨®micas¡± si se decid¨ªa a invadir Ucrania, adonde ha dicho que no enviar¨¢ tropas, y en la que celebr¨® una ret¨®rica Cumbre de la Democracia, que sent¨® el 9 de diciembre virtualmente a 110 pa¨ªses a la mesa de las buenas palabras. Aquel bombardeo japon¨¦s sac¨® al pa¨ªs de su ensimismamiento, lo empuj¨® a la Segunda Guerra Mundial y marc¨® para Washington el comienzo de una era en sus relaciones internacionales. Superada esta, los recientes gestos hablan con elocuencia del nuevo estilo de la pol¨ªtica exterior del presidente, caracterizado por la cautela y la contenci¨®n: en el nuevo orden mundial, Estados Unidos ya no quiere (ni seguramente pueda) ejercer su papel como polic¨ªa del mundo.
Otra prueba de que las cosas han cambiado la ofreci¨® en verano la retirada de Afganist¨¢n, decisi¨®n que ha marcado los primeros 11 meses de la presidencia y que obtuvo el respaldo de las encuestas internas y de una mayor¨ªa de analistas en Washington. No fue, tras su fachada ca¨®tica, una improvisaci¨®n: obedec¨ªa al plan de un imperio en la encrucijada. ¡°El list¨®n de la intervenci¨®n en el extranjero ha subido mucho¡±, opina Charles A. Kupchan, profesor de la Universidad de Georgetown, investigador del think tank de Washington Council on Foreign Relations y autor de Isolationism: A History of America¡¯s Efforts to Shield Itself from the World (Aislacionismo: la historia de los esfuerzos de Estados Unidos de protegerse del mundo, Oxford University Press, 2020).
Para Kupchan, Afganist¨¢n supuso ¡°un reseteo de las prioridades geopol¨ªticas, que, tras dos d¨¦cadas de enfocarse en Oriente Pr¨®ximo, se centrar¨¢n a partir de ahora en Europa y Asia¡±. ¡°La primac¨ªa estadounidense ya no se da por hecha, como en el siglo XX. Y a Rusia y a China les ha convenido que en ese tiempo Estados Unidos haya estado librando guerras eternas en lugares como Irak, Siria o Libia. La era de Pearl Harbor, que supuso el principio del internacionalismo liberal y de un consenso entre dem¨®cratas y republicanos, es historia. El ¡®America First¡¯ de Donald Trump remat¨® ese consenso¡±, a?ade.
Biden se mud¨® al edificio en ruinas de la pol¨ªtica exterior de Trump como el presidente con mayor experiencia en la materia desde George Bush padre (1989-1993), y ese bagaje le hace confiar, seg¨²n sus colaboradores, en su instinto para las relaciones internacionales. Fue vicepresidente con Obama, cuando Estados Unidos no intervino en Siria, pese a que advirti¨® que lo har¨ªa si Bachar el Asad empleaba armas qu¨ªmicas (lo hizo en 2013), y cuando la amenaza a Putin de severas sanciones econ¨®micas sirvieron de poco ante la invasi¨®n y posterior anexi¨®n de Crimea en marzo de 2014. Sus prioridades al llegar a la Casa Blanca se resumieron en ¡°las tres ces¡±: el clima, China y el coronavirus. Y en su talento para el eslogan plante¨® una revoluci¨®n que defini¨® como ¡°la pol¨ªtica exterior de la clase media¡±, que persigue el ideal de una econom¨ªa global justa con los trabajadores, un grupo demogr¨¢fico que ya ha soportado suficientes im¨¢genes de hijos volviendo a casa de lugares remotos en ata¨²des envueltos en la bandera estadounidense.
¡°[Biden] Part¨ªa de un lugar muy complicado. Ha habido mucho que reconstruir, no solo en el exterior, tambi¨¦n en lo puramente burocr¨¢tico; se encontr¨® el organigrama del Departamento de Estado [al frente del cual puso a Antony Blinken, un experimentado cosmopolita] muy da?ado¡±, aclara a EL PA?S Judah Grunstein, director de World Politics Review, quien define la pol¨ªtica exterior del presidente como ¡°una combinaci¨®n de declaraciones idealistas [la Cumbre de la Democracia, el boicot diplom¨¢tico a los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de Pek¨ªn] y acciones pragm¨¢ticas¡±, como el acuerdo Aukus, alcanzado con el Reino Unido y Australia para poner coto a China en la zona del Indo-Pac¨ªfico.
¡°En estos primeros meses se ha centrado en restaurar relaciones multilaterales. ?Ser¨¢ eso suficiente para enfrentarse a las crisis que est¨¢n encima de la mesa? Tengo mis dudas; de momento, la falta de concreci¨®n est¨¢ marcando su mandato¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica Stephen Wertheim, investigador del Carnegie Endowment for International Peace y autor de Tomorrow, the World: The Birth of U.S. Global Supremacy (Ma?ana, el mundo: el nacimiento de la supremac¨ªa global de Estados Unidos, Belknap Press, 2020).
La pandemia ha impedido viajar a Biden tanto como habr¨ªa deseado para devolver al mundo la imagen de su pa¨ªs como un ¡°jugador de equipo¡±, seg¨²n Kupchan. El analista define esta era como ¡°la era de la bipolaridad mixta¡±, frente al orden unipolar ¡°que trajo el final de la Guerra Fr¨ªa¡±. Con una diferencia: ¡°Por primera vez en su historia, Washington se enfrenta a un competidor a todos los niveles, China. La URSS no lo era. Su PIB, nunca super¨® el 55 % del de Estados Unidos. Esta vez es distinto. Pronto estaremos en un mundo en el que la econom¨ªa china ser¨¢ la mayor. Y ya estamos en un mundo en el que las dos terceras partes de los pa¨ªses hacen m¨¢s negocios con ellos que con nosotros¡±. Un creciente grupo de analistas de Washington otorgan adem¨¢s a China la capacidad militar para enfrentarse a Estados Unidos por Taiw¨¢n.
Biden tambi¨¦n se vio obligado por la pandemia a celebrar virtualmente la Cumbre de la Democracia, una iniciativa que ¡°no parece haber tra¨ªdo demasiado, ni bueno, ni malo¡±, opina Wertheim. A Kupchan le tranquiliz¨®, al menos, que no se planteara con la ret¨®rica del ¡°ellos contra nosotros¡±. ¡°Biden est¨¢ obsesionado, como dej¨® claro en la campa?a, con fortalecer las democracias, y eso le honra, pero presentar el asunto como una pelea entre democracias y autocracias es un error¡±, considera. ¡°Nos enfrentamos a un mundo en el que est¨¢ muy interconectado y el poder es m¨¢s difuso que nunca. Sin llegar a los extremos de Trump, no queda otra que colaborar con esos reg¨ªmenes¡±.
La abogada Anne Marie-Slaughter, consejera delegada del think-tank New America, fue m¨¢s lejos en un art¨ªculo publicado en noviembre en la portada del suplemento de debate de The New York Times. En ¨¦l, defend¨ªa un acercamiento ¡°globalista¡±, que contemple el mundo ¡°como un lugar habitado por ocho mil millones de personas y no solo dividido en 195 pa¨ªses¡±. ¡°Desde una perspectiva que tiene en cuenta a la gente, el objetivo m¨¢s urgente debe ser salvar el planeta¡±, arg¨¹¨ªa Slaughter, que a?ad¨ªa que pelear con China dejar¨¢ de parecer tan importante ¡°cuando nuestras ciudades acaben sumergidas [debido al cambio clim¨¢tico]¡±.
En el plazo no tan largo, todos los expertos consultados coinciden en su preocupaci¨®n por el rescate del acuerdo nuclear con Ir¨¢n (que Trump abandon¨® en 2018) y en que Biden no ir¨¢ m¨¢s lejos en la crisis ucrania que la imposici¨®n de sanciones econ¨®micas, el refuerzo militar del flanco oriental de la OTAN y el env¨ªo de equipamiento militar desde Afganist¨¢n a la frontera con Rusia que aire¨® este viernes The Wall Street Journal. Taiw¨¢n es distinto, a?aden, porque Estados Unidos y sus aliados est¨¢n de acuerdo en que China es un poder que debe ser contenido. Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Biden, reafirm¨® el viernes el compromiso con la defensa de los intereses de la isla en una conversaci¨®n con Richard Haass, presidente del Council on Foreign Relations. Sullivan tambi¨¦n reaccion¨® con diplomacia al ¨²ltimo documento de exigencias de Rusia, que pide, entre otras cosas, el compromiso por escrito de que la OTAN no se expandir¨¢ hacia sus fronteras y el cese de toda actividad militar en Europa del Este, Asia Central y el C¨¢ucaso que no cuente con el visto bueno de Mosc¨². ¡°Es muy dif¨ªcil llegar a acuerdos cuando la escalada [de tensi¨®n] no cesa¡±, dijo Sullivan.
Los analistas tambi¨¦n comparten la opini¨®n de que Latinoam¨¦rica no est¨¢ siendo una prioridad. Un funcionario mexicano en Washington reconoce que, al menos, la interlocuci¨®n ha mejorado en estos meses. Thomas A. Shannon, subsecretario de Estado con Obama, consider¨® en una reciente conversaci¨®n con EL PA?S que ¡°Biden necesita tiempo [en la regi¨®n]. No creo que est¨¦ avanzando con lentitud en Latinoam¨¦rica; creo que est¨¢ avanzando con cuidado y sin prisas¡±. Parece claro que hay otras urgencias y no est¨¢n en este continente.
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