Bolsonaro y sus fieles buscan refugio en Telegram para evitar ser silenciados por desinformar
El presidente de Brasil, que tiene 45 millones de seguidores en redes, pretende garantizarse un canal de comunicaci¨®n con su base m¨¢s fiel tras varias sanciones en Twitter y Facebook
La popularidad de Jair Bolsonaro en las encuestas electorales de Brasil merma mes a mes. Pero eso no le impidi¨® protagonizar una elocuente demostraci¨®n de fuerza en internet hace unas semanas. El presidente fue elegido persona del a?o por la revista Time. Era cierto, pero con un matiz. Fue elegido por los lectores en una encuesta digital; el semanario coron¨®, sin embargo, al multimillonario due?o de Tesla, Elon Musk, como la persona m¨¢s influyente de 2021. El ultraderechista brasile?o gan¨® entre los cibernautas con un cuarto de los nueve millones de votos, muy por delante de su admirado Donald Trump. Gracias a la movilizaci¨®n de sus seguidores, el mandatario record¨® que mantiene su poder¨ªo digital.
La campa?a para que Time eligiera a Bolsonaro se fragu¨® en Telegram, el nuevo espacio digital preferido del brasile?o y otros l¨ªderes mundiales de la derecha que erosiona la democracia. Es el lugar donde buscan refugio ante las medidas contra la desinformaci¨®n y las noticias falsas que van adoptando Facebook, Twitter, Google o YouTube.
Las medias verdades y mentiras que circulan por redes sociales tuvieron gran protagonismo en las ¨²ltimas elecciones de Brasil. Internet fue crucial en la victoria de Bolsonaro. Con la vista puesta en los comicios del pr¨®ximo octubre, las autoridades electorales est¨¢n especialmente preocupadas por Telegram, que gana velozmente usuarios y con el que no logran siquiera establecer una interlocuci¨®n.
D¨ªas despu¨¦s de que Bolsonaro se erigiera en una de las personalidades del a?o de Time, el presidente del Tribunal Superior Electoral, Lu¨ªs Roberto Barroso, escribi¨® al consejero delegado de Telegram, Pavel Durov, un programador de 37 a?os nacido en Rusia. El juez le solicitaba que su empresa colaborara en los esfuerzos para combatir la desinformaci¨®n. Apoyaba la petici¨®n en dos hechos: la aplicaci¨®n est¨¢ descargada en la mitad de los m¨®viles brasile?os y ¡°ahora mismo se est¨¢n diseminando por Telegram teor¨ªas de la conspiraci¨®n e informaciones falsas sobre el sistema de voto electr¨®nico¡±, dice el correo electr¨®nico. El Zuckerberg ruso no ha respondido. La empresa, con sede en Dub¨¢i, no tiene representantes en Brasil.
El desembarco del bolsonarismo (y del trumpismo) en Telegram empez¨® justo hace ahora un a?o, tras el asalto al Capitolio, cuando Twitter suspendi¨® la cuenta de Trump por incitar aquella protesta violenta. El hasta entonces pol¨ªtico m¨¢s poderoso del mundo se quedaba sin su principal altavoz y Bolsonaro tom¨® nota. ¡°Registraos en mi canal oficial de Telegram¡±, pidi¨® a sus fieles el brasile?o. Comenzaba la campa?a para buscar refugio en un lugar con menos cortapisas a la estrategia digital que lo catapult¨® al poder. Y funcion¨®. El militar retirado acumula un mill¨®n largo de seguidores, m¨¢s que ning¨²n otro l¨ªder mundial. Le siguen Trump (con un perfil no oficial) y los presidentes de Turqu¨ªa, Uzbekist¨¢n, Etiop¨ªa y M¨¦xico, seg¨²n un informe del N¨²cleo Jornalismo que investiga el impacto de las redes sociales en la vida de los brasile?os.
La ¨²ltima elecci¨®n fue la m¨¢s polarizada de la historia de Brasil. Esta ser¨¢ tambi¨¦n a cara de perro y es probable que abunde el juego sucio. Brasil es terreno f¨¦rtil para la desinformaci¨®n, explicaba la verificadora de datos Cristina Tard¨¢guila en un reciente podcast de Americas Quarterly. Enumeraba tres motivos: el panorama informativo es un p¨¢ramo fuera de S?o Paulo, R¨ªo y Brasilia porque no existe prensa independiente, el 80% de los brasile?os se informa principalmente en WhatsApp y faltan verificadores.
A ello se suma una poblaci¨®n enganchada a Internet como la de pocos pa¨ªses, gran desconfianza en las instituciones y un presidente anticiencia que siembra dudas sobre la votaci¨®n. Un c¨®ctel con gran potencial de que la desinformaci¨®n contamine la campa?a y las elecciones con el temor a?adido de que el presidente no reconozca el resultado si pierde.
¡°Telegram se ha convertido en una importante herramienta para que los pol¨ªticos hablen con sus bases porque tiene menos controles de moderaci¨®n (de los contenidos que otras aplicaciones) y ofrece m¨¢s recursos de transmisi¨®n¡±, explica el informe de N¨²cleo Jornalismo.
El canal de Bolsonaro es propaganda 2.0, un torrente de informaci¨®n sobre logros gubernamentales con el aliciente de que cualquiera puede comentar desde el anonimato. Frases como ¡°lo que usted no sabr¨¢ por la prensa¡± son el t¨ªpico gancho.
Esta aplicaci¨®n de mensajer¨ªa fue creada por Durov en 2013. Prueba del momento de ¨¦xito que vive, los 70 millones de nuevos usuarios que sum¨® en un solo d¨ªa de octubre. A primera vista es una especie de Whatsapp. Incluso el aspecto es similar, pero las normas de moderaci¨®n del discurso son mucho m¨¢s laxas. Veta la incitaci¨®n a la violencia, al terrorismo y la pornograf¨ªa, pero ofrece barra libre a quien distorsiona de manera grotesca los hechos o miente sin rubor. Gran ventaja para un pol¨ªtico como Bolsonaro al que Twitter, Facebook e Instagram ya le han eliminado mensajes por desinformar. El precedente de Trump pesa.
Telegram permite, adem¨¢s, grupos de 200.000 personas frente a las 256 de WhatsApp, un l¨ªmite creado para frenar la viralizaci¨®n de noticias falsas como las que circularon con fuerza en la anterior campa?a. Basta apuntarse a un canal, sin invitaci¨®n.
Si el servicio de mensajer¨ªa de Zuckerberg protagoniz¨® los comicios de 2018, esta vez podr¨ªa ser el momento de esta aplicaci¨®n. A Bolsonaro le han seguido hasta este nuevo territorio digital sus hijos, diputados afines y relevantes personajes bolsonaristas como el bloguero Allan dos Santos, investigado por diseminar noticias falsas, pr¨®fugo de la justicia brasile?a y vetado de otras redes. Para los fieles al presidente, Do Santos es un m¨¢rtir de la libertad de expresi¨®n y los jueces del Supremo, meros censores de voces cr¨ªticas.
En su estrategia contra la desinformaci¨®n, el Tribunal Superior Electoral ha logrado que Google establezca nuevos requisitos para contratar propaganda pol¨ªtica y el compromiso de informar p¨²blicamente de qui¨¦n paga los anuncios. La m¨¢xima autoridad electoral tambi¨¦n mantiene conversaciones con otras grandes tecnol¨®gicas para que los comicios sean limpios.
Bolsonaro desde?a a la prensa tradicional. Desde que es presidente ha pasado al ataque frontal contra los grandes medios. Prefiere la galaxia formada por las redes sociales, donde suma 45 millones de seguidores. Para ¨¦l, Telegram es un canal m¨¢s ¡°para interactuar con el pueblo¡±. Por supuesto, sin la molestia de tener que rendir cuentas o responder a demasiadas cr¨ªticas. Es su zona de confort porque fuera de ah¨ª ahora hace fr¨ªo. Cada vez es m¨¢s frecuente que el presidente oiga pitadas en sus controladas apariciones p¨²blicas y son constantes las cr¨ªticas por su gesti¨®n de la pandemia, la inflaci¨®n y el desempleo.
Desde que fue rehabilitado, Lula da Silva ha reforzado su presencia en redes sociales. Pero est¨¢ a a?os luz de las cifras de seguidores del bolsonarismo. En Telegram le acompa?an 46.000 seguidores y en Twitter, tres millones, pero el h¨¢bitat donde el antiguo sindicalista realmente se siente c¨®modo es el mundo anal¨®gico, el de los m¨ªtines y los abrazos. Aunque la pandemia le ha impedido retomar el cuerpo a cuerpo, desde hace meses lidera con holgura los sondeos frente a Bolsonaro.
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