El ¡®d¨ªa D¡¯ de la supuesta invasi¨®n rusa en Ucrania: globos, banderas y un dron con un mensaje travieso
Kiev, que mantiene su llamada a la calma pese a alertar de la concentraci¨®n militar del Kremlin, declara festivo nacional la fecha marcada en rojo por el espionaje de EE UU
Cuando Rusl¨¢n Bely¨¢ev se levant¨® este mi¨¦rcoles, como cada d¨ªa, ech¨® un vistazo a las redes sociales y casi se le atragant¨® el primer bocado del desayuno. Sin hacer ¡°hip¨®tesis¡± ni ¡°pron¨®sticos¡±, este empresario de 45 a?os no hab¨ªa tenido m¨¢s problemas que los habituales para conciliar el sue?o la noche antes del d¨ªa D, marcado por informes del espionaje de Estados Unidos como el de la supuesta agresi¨®n militar rusa a Ucrania. La invasi¨®n de la que la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa recelaba ¡ªsobre todo por lo concreto de la fecha¡ª no se hab¨ªa producido, pero medios rusos y decenas de comentarios inundaron las redes sociales con mensajes despectivos sobre los temores a un ataque. ¡°Como si todo fuera un gran chiste¡±, dice Bely¨¢ev.
Los ojos de medio mundo estaban este mi¨¦rcoles en Ucrania. Incluso la agencia de noticias Reuters coloc¨® una c¨¢mara en la plaza de la Independencia de Kiev (conocida como Maid¨¢n) para transmitir en vivo desde la madrugada. As¨ª que Bely¨¢ev, que dirige la compa?¨ªa de drones Dronarium, decidi¨® hacerles un peque?o corte de mangas simb¨®lico a todos esos que ironizaban con la amenaza rusa y tambi¨¦n a los curiosos con apetito de guerra. Enganch¨® a uno de sus peque?os aviones no tripulados un cartel con el n¨²mero de tel¨¦fono de la Embajada de Rusia en Kiev y el texto ¡°garaje en venta¡±. Y, sorteando los bloqueadores, lo vol¨® durante ocho minutos sobre la plaza de la Independencia, ante la c¨¢mara de la agencia de noticias durante la transmisi¨®n, que acumul¨® casi 700.000 visualizaciones.
La peineta de Bely¨¢ev corri¨® como la p¨®lvora en las redes sociales ucranias. Y desencaden¨® carcajadas en el pa¨ªs del Este, en un d¨ªa inundado de emociones contradictorias: la funesta agresi¨®n militar radiada casi al minuto por Washington no se ha producido, pero la tensi¨®n y la amenaza por la concentraci¨®n de decenas de miles de soldados en torno a sus fronteras y la dura ret¨®rica del Kremlin sobre Kiev no ha desaparecido. ¡°S¨ª, sonre¨ªmos, la gente conserva el humor. Y eso est¨¢ bien¡±, comenta Bely¨¢ev. ¡°Todo el mundo est¨¢ esperando algo malo y nosotros mantenemos nuestras bromas. Llevamos ocho a?os en guerra [en el Donb¨¢s], estamos acostumbrados al peligro, a la tensi¨®n de ser vecinos del pa¨ªs agresor. As¨ª que improvisamos y decidimos trolearlos, un tono que los rusos conocen bien¡±, dice con sorna sobre su haza?a con el dron.
En los ¨²ltimos d¨ªas, las alertas de Occidente han contrastado con la calma en Kiev, a cientos de kil¨®metros de Donetsk y Lugansk, donde se libra la ¨²ltima guerra de Europa entre el Ej¨¦rcito ucranio y los separatistas respaldados pol¨ªtica y militarmente por el Kremlin. El presidente Volod¨ªmir Zelenski, que ha insistido en sus llamamientos a no caer en el p¨¢nico y ha reiterado que el Gobierno no dispon¨ªa de datos que pronosticaran una agresi¨®n militar inminente, decidi¨® arremangarse y declarar este mi¨¦rcoles como el D¨ªa de la Unidad de Ucrania. ¡°Dicen que el 16 [de febrero] es el d¨ªa de la invasi¨®n¡±, declar¨® con una chispa de sarcasmo el lunes, ¡°as¨ª que lo convertiremos en el D¨ªa de la Unidad¡±, a?adi¨® en un v¨ªdeo difundido en sus redes sociales.
El l¨ªder ucranio, un antiguo actor c¨®mico que arras¨® en las elecciones de 2019, no ha perdido en la presidencia esos toques de escenograf¨ªa, relaciones p¨²blicas y acciones coreografiadas que le ayudaron a sacar adelante su exitosa compa?¨ªa de teatro y a convertirse en una estrella de la comedia. La bandera de Ucrania deb¨ªa izarse este mi¨¦rcoles en todos los edificios oficiales y el himno nacional sonar en cualquier punto del pa¨ªs a las 10 de la ma?ana, seg¨²n el decreto de Zelenski.
En el edificio central de Correos de Kiev, donde se despleg¨® una gran bandera, un grupo de trabajadores y paseantes se cuadr¨® ante los primeros compases del himno, con una ciudad m¨¢s activa de lo normal, tras semanas con miles de casos nuevos de coronavirus. Sin actos multitudinarios, en colegios, plazas, instituciones oficiales, la imagen de la bandera y la canci¨®n nacional de Ucrania se ha repetido en todo el pa¨ªs. Desde Jarkov, a una treintena de kil¨®metros de Rusia, hasta Lviv, cerca de Polonia.
En Kiev, las llamas de alerta no han derivado en colas en los supermercados, donde las estanter¨ªas est¨¢n bien surtidas (de papel higi¨¦nico tambi¨¦n), los restaurantes sirven al mismo ritmo que han mantenido durante la pandemia, y los bares y los vibrantes clubes nocturnos titilan como siempre. ¡°No he visto a nadie tapando las ventanas o corriendo a esconderse al s¨®tano¡±, comenta la interiorista Angelina Soruchenko que, como ¨²nico plan, se ha propuesto seguir con su vida normal. Salir al cine, a cenar. El domingo fue con su marido a la ¨®pera, a ver Romeo y Julieta; un ¡°regalo adelantado¡± de San Valent¨ªn. ¡°Seguimos, pero todo esto es emocionalmente agotador. Hoy no ha sucedido nada, pero qu¨¦ pasa ma?ana¡ Al final nos acostumbraremos a este goteo informativo de que llega la guerra caliente, como lo hicimos a propia guerra en s¨ª en 2014¡å, dice Soruchenko, de 36 a?os, que cree que ¡°parte de la estrategia rusa¡± es agotar a la poblaci¨®n, desmoralizarla. ¡°Esto es tambi¨¦n una guerra psicol¨®gica¡±, dice. Rascando un poco en esa superficie de calma, sin embargo, reconoce que su esposo y ella hab¨ªan planeado, si algo suced¨ªa, enviar a su hijo, Oleg, a Polonia, con su madre.
Los ciberataques ¡ªcon la agresi¨®n inform¨¢tica masiva del martes a varias web oficiales y dos bancos estatales que, seg¨²n el Gobierno, estaban destinados a sembrar el p¨¢nico¡ª s¨ª son un temor m¨¢s tangible para la ciudadan¨ªa ucrania. Tambi¨¦n los efectos econ¨®micos de la amenaza rusa. La grivna ucrania mantiene de momento el tipo de cambio regular con el d¨®lar y el euro, gracias sobre todo a la intervenci¨®n del banco central, pero empresarios como Mijailo Tatojin, temen que las alertas de invasi¨®n y la presi¨®n constante en torno a Ucrania alejen a los inversores extranjeros y ahonden en el golpe de la pandemia.
Este mi¨¦rcoles, el jefe de la facci¨®n parlamentaria del partido de Zelenski, Servidor del Pueblo, David Arajamia, critic¨® a algunos medios estadounidenses por un exceso de informaci¨®n en torno a la invasi¨®n, lleg¨¢ndolos a comparar con los ¡°propagandistas rusos¡±. ¡°Esta histeria le est¨¢ costando al pa¨ªs entre 2.000 y 3.000 millones de d¨®lares cada mes¡±, afirm¨® en un programa de televisi¨®n.
Al caer la tarde, en el distrito de Pechersk de Kiev, uno de los m¨¢s antiguos de esta capital de tres millones de habitantes, los ni?os y adolescentes del coro dirigido por la laureada Lyudmila Kiyanitsa se afanaban por colgar de los ¨¢rboles de un parquecillo un rosario de globos amarillos y azules (colores de la bandera de Ucrania) antes de entonar el himno nacional. ¡°Todo va a salir bien. Nuestra defensa es la m¨²sica y la canci¨®n¡±, les dijo solemne, con la mano en el pecho, Kiyanitsa, creadora del Centro para el Desarrollo Cultural y Deportivo de Ni?os y J¨®venes: ¡°Como en el coro, unidos somos m¨¢s fuertes, somos invencibles y avanzaremos hacia la victoria¡±.
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